«Esto es más que música»: Vibra Mahou Fest frente a la necesidad.
Se hace raro estar tan pronto en el WiZink. No es ni medio día y la gente ya espera ansiosa. Vibra Mahou Fest comienza y con esto una larga jornada de música interrumpida.
Hace unos meses que se planteó esta iniciativa y desde luego, nadie pudo imaginar que la finalidad sería una completamente distinta a día de hoy. No sabes si te sientes bien o mal yendo a conciertos tal y como están las cosas hoy en España, pero al menos sabes que todo lo recaudado en dicho evento ira directamente para los afectados en Valencia.
12:30. Las Lucy se han hecho camino desde la mítica Wurlitzer hasta el escenario del WiZink Center de Madrid. Con un mensaje claro, ellas no van a dejar de ser quienes son por el recinto en el que se encuentren, así que tuvieron la valentía de enseñar un cartel en el que se pedía la dimisión de Mazón, el presidente de la Generalitat Valenciana y en quien recae todo el punto de mira con la tragedia ocurrida con la DANA. Los fans del grupo estaban en el recinto desde primera hora para darlo todo en los pogos, a pesar de que la formación ni siquiera cuenta con un larga duración.
13:40. Todos de blanco y con muchas preguntas que responder. De traje, pues la ocasión lo merece. Hace 15 años de la carrera de Rocío Saiz. El público no es para nada multitudinario, pero son los de siempre, gente que se sabe sus canciones y la siguen casi desde que empezó. Reivindicativa y haciendo de altavoz ante esas bandas que siempre aparecen en los carteles de los festivales, casi invisibles. Muy dinámica y cercana con los espectadores. Habla de la necesidad de hacer reflotar a las bandas con pocos recursos: No hay bandas buenas o bandas malas, hay bandas con dinero, declara. Se baja del escenario y hace de todos los allí presentes parte del espectáculo, les da el micrófono y baila con ellos, tratando todo como lo que es, una celebración del tiempo que pasa.
La pista está aun bastante vacía y la gente se organiza en grupos, dejando grandes vacíos entre unos y otros. Llega la hora de comer y en esos treinta minutos entre conciertos el antiguo palacio de los deportes pasa a ser como un instituto en el recreo. Bocadillos en papel de plata, largas colas en los servicios y muchos corrillos.
15:00. Todo es raro, es una hora rara, ahora estaría acostado con mis gatos, dice Carlos Sadness. Con un foso repleto de fotógrafos tratando de capturar el mejor momento del catalán durante esas tres primeras canciones. El WiZink se separa de la realidad, empieza a funcionar como un órgano independiente, empezamos a navegar en las horas y pasamos a ser como una ‘Isla morenita’. Melodías suaves que se escurren entre los dedos. Música acuosa, en movimiento. Todos parecen quererle un poco. Poco a poco entramos en barrena.
16:30. Se palpa el rollo after. Hace horas que estás aquí. Una sensación de pseudo jet lag, no sabes si aún es demasiado pronto para la primera cerveza, hay que tener cuidado. El vuelo de La Paloma termina por aterrizar en escenario y junto a su letrero rojo, cambian completamente las tornas de todo lo ocurrido hasta el momento. Empiezan ensuciando el ambiente. Las mangas largas sobran y comienzan los primeros (y últimos) pogos, que serán una constante durante toda la hora. Guitarras desgarradoras. Gritos y saltos. La voz de Nico se proyecta y llega vibrante. Presentan un tema nuevo y recuerdan el fin de gira el 21 de diciembre. Termina con todo un séquito de oyentes cantando al unísono: Quiero que me vuelvas a explicar lo que ha pasado.
Las temperaturas ascienden y la estética del festival va cambiando.
17:50. Acostumbradas a tocar a horas de todo tipo, entran todas iguales, todas con un chándal rojo, sororidad y conjunto, las Shego. Canciones que son himnos y gritos de guerra junto a un discurso antifascista entre temas. ‘Viva’ tiene casi tanto sentido que cuando salió en 2017. Después de todo intentan ofrecer un poco de luz en la oscuridad. ‘La Fiesta’ aún así está asegurada y dan el placer de escuchar en vivo los dos sencillos que han sacado y hasta un adelanto de lo que será un próximo.
19:15. El WiZink parece cambiar de elenco cada vez que sale un grupo distinto. El caso de Cupido son unos oyentes bastante más jóvenes. Una kiss cam que sirve de herramienta de distracción ante algún que otro fallo técnico con los micrófonos. Chicos nerviosos y besos tímidos en la gran pantalla. Ya la gente no se empuja, ahora se abren al son de ‘La pared’. Más canciones nuevas que parecen gustar y animan a la banda a que salgan a la luz. El cuerpo pesa y no hay tantas ganas como al principio de saltar, muchos se apoyan en su compañero y simplemente lanzan un brazo al aire en señal de apoyo de vez en cuando.
Las piernas se van doblando sin quererlo, aprovechan todos esos descansos para despejarte aunque los DJ no dejan que el estadio se quede en ningún momento en silencio. Cuando quieres ir de nuevo a picar algo te das cuenta de lo escasa que es la señalización y la relación entre personal de seguridad y tú se refuerza cada vez que preguntas por los servicios o la zona gastro.
20:55. La primera fila no es la misma que hace tres horas y ahora son grupos de gente más adulta la que espera su turno, la que viene a escuchar a Shinova. La voz de Gabriel atrae como un imán. Uno de los grupos con más seguidores del festival promete no decepcionar y mantener siempre ‘Una sonrisa intacta’. En un presente que asusta los vacíos de la pista se van llenando, el espacio se empieza a sentir pequeño. Esto es más que música, anuncia el líder. Parejas que se besan y cantan a la vez, parecemos adolescentes, declara el hombre mientras abraza a su mujer. Las linternas se disponen como pequeñas estrellas en un sitio donde no sabes si es de día o de noche.
22:30. La noche termina y llega lo que se conoce como el LaLabaile de fin de curso. Juego de reyes y reinas de la noche y toda una perfomance alrededor de esa metáfora de escuela norteamericana. Vestidos para ello y con ganas de rematar la experiencia aparece La La Love You. Hace unos meses estuvieron en este mismo espacio presentando la gira que ya está terminando, así que ahora se cierra el círculo. Fiesta y letras muy románticas, los corazones flotaban en el aire y se movían despacio, como si el aire acumulado durante tanto tiempo ya pesase. Encargados de ponerle punto y aparte a la noche, encargados de anunciar ‘El fin del mundo’.
Sales y ya no hay cocinas abiertas para cenar, vas rápido al metro. Ya en el vagón se te cierran los ojos, subes las historias y presumes de lo bien que te lo has pasado. Intentas, durante el trayecto, asimilar todo lo que ha pasado.
Fotos de @sallychinaski