Carlos Sadness llegó al MadBeach Club (pero también llegó la polémica)
La organización del festival en cuanto a la zona VIP no fue del agrado del cantante, que así lo manifestó después en redes sociales. No obstante, su música no dejó de brillar en todo el concierto
El pasado jueves 22 el cometa Hale Bopp aterrizó en el escenario del MadBeach Club dispuesto a convertir un recinto de Madrid en un entorno tropical. Carlos Sadness nos inyectó un poco de felicidad en los tiempos que corren. Sin embargo, se notaba la frialdad de cierto sector del público, sobre todo al inicio del concierto:
Es necesario que las primeras filas vuelvan a ser para los que aman la música. Poner a “vips” que van a hablar y hacerse la foto es una cortada de rollo. Los conciertos son conexión entre público y artista, no nos carguemos esa magia.
— Tropical Jesus 🌞 (@CarlosSadness) July 23, 2021
Todos los que estábamos cerca de esa zona para la élite pusimos palabras a algo que nos había estado rondando la cabeza durante las primeras canciones (y después también), pero el público de verdad consiguió cantar tan fuerte y disfrutarlo tanto que se notaba menos que ellos estaban ahí, en medio. Una característica que valoro mucho de Carlos Sadness es su honestidad, pero sobre todo sus buenas formas a la hora de quejarse. Ahora que estamos en verano y con él han vuelto los ciclos, es importante pararse a pensar en el modelo de festival que queremos construir, la relación que queremos que tengan artista y público y, sobre todo, en mi opinión, a quién va dirigido el festival.
No queremos volver a la gente de espaldas al escenario que habla por los codos durante el concierto pero que está en primera fila por haber pagado más aunque el concierto en sí le dé exactamente igual, ni a la gente a la que le importa más cómo están quedando sus vídeos de Instagram en vez de cómo está sonando el concierto. Como dice Sadness, «los conciertos son una conexión entre público y artista, no nos carguemos esa magia».
Dicho todo esto, centrémonos en la maravillosa setlist que pudimos disfrutar en el concierto de Carlos Sadness. Comenzó con dos canciones con una temática parecida, ‘Ciclo Lunar’ y ‘Hale Bopp‘, que pegan perfectamente juntas, como los sabores de la siguiente, ‘Chocolate y Nata‘. Continuó con canciones del último disco, «Tropical Jesus», incluyendo alguna colaboración que salió después. Primero vinieron ‘Me Desamaste‘ y ‘Todo Estaba Bien‘, en la que invitó al público a escucharla con los ojos cerrados para ver si recordaban ese momento en que todo estaba bien. Las siguió ‘Isla Morenita‘, el nombre que le dio al último concierto que hizo antes de la pandemia en el WIZink, todavía con el trabajo anterior, «Diferentes Tipos de Luz», donde también interpretó por primera vez en Madrid la que vendría a continuación, ‘Ahorita‘.
La octava canción, llegando ya a la mitad del concierto, fue una canción en la que colaboraba con Marco Mares y que fue acogida con gran amor por los fans en cuanto salió, se trata de ‘Soñé Contigo‘. La siguiente es una canción muy especial que esperemos que esté incluida en el próximo álbum: ‘La Costa Breve‘. 3 minutos y 7 segundos en los que no sabes si estar triste o alegre, si echar de menos o de más, si ponerte a bailar o a llorar. Carlos Sadness nos contó que había tenido mucha suerte con la canción que venía, porque es muy bonito que nos regalen experiencias bonitas, y así le pasó a él con ‘Adiós a los Dinosaurios’. Su padre le explicó lo que eran los atardeceres, que el sol se iba para dar luz a otro sitio y luego volver, y surgió una canción tan esperanzadora como esa.
Ya hemos cruzado el ecuador del puerto, y para seguir con las vibes tropicales era el momento de ‘Amor Papaya‘ (aunque no fue la versión de invierno porque nos habríamos puesto a llorar ahí en medio). Pero algo que se denomina como perreo filosófico, sobre el paso del tiempo y de la existencia no nos puede hacer llorar, por lo que continuó con ‘Longitud de Onda‘ y ‘Física Moderna‘.
Tuvimos la suerte de que esa noche el sol madrileño apretaba un poco menos, pero aun así, a todos nos hubiera gustado poder estar en ‘Bikini‘, que fue la siguiente canción, coronada con el rap improvisado que ya pertenece a la marca Sadness, ya es una parte más del concierto que no quitaríamos jamás. No obstante, no nos íbamos a ir sin tener una montaña rusa de emociones, y de ello se encargó perfectamente el cantante.
Prosiguió con ‘Días Impares‘, acompañada de las linternas del móvil de todos los asistentes que ya se estaban intentando controlar las lágrimas. Eso no podía quedar así, así que continuó con ‘Aloha‘, un temazo de la mano de Bomba Estéreo que nos invita a bailar y a querer a la gente (aloha significa hola, adiós y te quiero), además de ser un temazo en el FIFA. Para continuar con el buen rollo, las dos siguientes fueron ‘Te Quiero un Poco‘ y ‘Kandinski‘, para acabar el colofón final con ‘Qué Electricidad‘ (vaya conexión, la complicidad de alta tensión…).
Y como esperamos, al igual que Carlos Sadness, que nunca se rompa la magia.
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Tossuderia d'argelaga. Hablo de música y fotografío conciertos.