Crónica del festival Mad Cool 2023
Por fin, tras unos años como poco complicados, parece que volvemos a la normalidad y por segundo año consecutivo grandes artistas llegan a Madrid al Mad Cool Festival, que esta vez queda emplazado en Villaverde. Sin parkings dedicados como el año pasado, te veías obligado a desplazarte en transporte público, con horarios algo ampliados que no servían de mucho si lo que querías era disfrutar al máximo del festival. Si ese era tu caso, como siempre te veías obligado a lidiar con subidas de predio desmesuradas en Uber o intentar aparcar tu transporte durante horas en, digamos, no el mejor barrio posible para un acontecimiento como este. Aparte de esto, soy consciente de que las dimensiones del terreno se han reducido respecto a las del año pasado, pero al menos en mi caso, no lo he visto como un problema per se. Lo que sí me pareció del todo ineficiente es la comunicación entre escenarios (que cierto es, puede venir por la reducción de las dimensiones del recinto, es cierto). Donde el año pasado podías ir de un escenario a otro sin ningún (o apenas) obstáculo, este año te veías obligado a sortear gradas VIP para pasar del escenario principal (Mad Cool) al secundario (Madrid Is Life). Y eso, cuando tienes dos conciertos seguidos en estos dos escenarios y tantos miles de personas se tienen que desplazar, es un problema.
Quitando esto, vamos a lo positivo que es la parte musical. No os voy a engañar, este año no era para mí el festival, pero he de reconocer que uno de los puntos fuertes que tiene es su variedad en la oferta. Mientras el año pasado había bandas que me interesaban tan variopintas como Chvrches, Muse, London Grammar, Four Tet (el cual me quedé con las ganas de ver) y otras que descubrí (o que los vi en directo por primera vez) como Placebo, Metallica, The Killers o Imagine Dragons, este año personalmente solo me interesaban los Red Hot Chili Peppers, Maika Makovski (a la cual no vi ya que se solapaba con los susodichos Peppers) y The 1975. Y sí, me llevo Mumford & Sons como descubrimiento personal y, seguramente se me hayan pasado joyas para mí ocultas, lo se. Habiendo llorado ya suficiente, quiero recalcar que me parece un gran punto a favor la gran variedad de artistas y, donde yo puedo no estar nada interesado, a otra persona puede ocurrirle justo lo contrario.
Jueves 6 de julio
El primer día del Mad Cool arrancaba fuerte. A pesar de las grandes colas para entrar a primera hora, en ningún momento del día reinó el caos en el recinto. Baños limpios, pocas multitudes… Nada que ver con lo que se vivió el sábado. Pero el jueves, con el calor de las seis de la tarde, The Offspring se hacían con uno de los escenarios principales, y poco después se solaparon Machine Gun Kelly y The 1975, que se quedaba con el ‘Region of Madrid’ por alguna razón que no entendemos. Ahí no cabía mucha gente más para no ser uno de los principales, pero suponemos que es difícil decidir qué artistas solapar y qué horario y escenario asignarles. Aunque me quedé con ganas de más, en el pequeño setlist de una hora metieron todos los hits posibles, con los que además presentaron su último disco, «Being Funny in a Foreing Language». Nos aseguraron que pronto habría fechas europeas, porque no dejamos de dar el tostón por Twitter con motivo de ello.
Los otros dos grandes de la noche fueron Lizzo y Lil Nas X, pero a mitad del concierto de Lizzo decidí tirar para uno de los escenarios de Vibra Mahou, que te devolvían a los conciertos en sala: espacios cerrados que solo se habrían a la hora del concierto, menos agobiante y un sonido de calidad. En uno de ellos disfruté de Zetak, que a pesar de no disponer de mucho tiempo, consiguió que la fiesta siempre estuviera arriba y que aquel espacio fuera euskera-parlante durante un rato, en el que presentó alguno de sus últimos temas como ‘Itzulera’ o ‘Zoriontasuna (La vida es de verdad)’. El final de la noche sufrió la cancelación del concierto de Rina Sawayama por «razones de producción». La artista comentó por redes sociales que ella y su equipo llevaban toda la tarde listos para salir al escenario, pero que finalmente no podrá ser. ¿A qué se debió la cancelación? Probablemente nunca tendremos más detalles.
Viernes 7 de julio
Segundo día de festival. Inicio del fin de semana, uno de los días clavey, del que me llevaría dos grandes conciertos. Primero fue turno de la banda californiana Queens Of The Stone Age. Esta es la primera vez que les escuchaba, por lo que no llevaba de casa ningún tipo de prejuicio y en líneas generales creo que fue un gran concierto. Cortita y al pie cuando tocaba y desmelenados cuando era menester, Josh Homme y compañía se mostraron sólidos, a base de puro rock mediante gandes temas como ‘No One Knows‘, ‘My God Is The Sun‘ o ‘Song For The Dead‘, con un final tremendo en el que el batería Jon Theodore se lució (aunque para que engañarnos, lo estuvo haciendo durante todo el concierto). Seguramente me haya quedado corto, pues la gente a mi alrededor no paró de disfrutar al máximo el espectáculo, pero lamentablemente no es mi estilo, por lo que quedaría forzado tratar de decorar en exceso mis palabras. Como único punto negativo (quizás junto con mejores enlaces entre canciones de vez en cuando) he de decir que, al igual que sucedió el año pasado en el segundo escenario, hubo momentos que desde mi posición me resultó complicado seguir la voz principal y algunos coros. No sé si esto viene más por el escenario o por el ingeniero/técnico de sonido, pero esa fue mi sensación. Tras un final atronador y sin tiempo para demoras, tocaba sortear las gradas VIP directo al escenario principal. Como ya os he comentado, iba sin expectativas y, bueno, esto sucede a veces, me llevé una muy grata sorpresa con Mumford & Sons. Sí, lo sé, son más fáciles de seguir por el público general, pero aún con eso (que no es algo negativo en sí, si no simplemente una apreciación) su show estuvo bien hilado, con diversas interacciones con el público, fuegos artificiales y funcionando como un reloj. No lo tenían fácil después del concierto de Queens Of The Stone Age, pero a mi parecer cumplieron con creces con una mezcla de folk y temas más rockeros. ‘Babel‘, ‘Little Lion Man‘, ‘Ditmas‘ con Marcus entre el público o ‘Believe‘ son varios de los temas (o momentos) más destacables del show, pero para ser sincero, cumplieron con nota, justificando más que de sobra ser uno de los cabeza de cartel de esta edición del Mad Cool.
Sábado 8 de julio
Llegamos baldados pero llegamos. El sábado del Mad Cool estaba marcado desde hacía tiempo en el calendario como imprescindible; era el día de los Red Hot Chili Peppers, por los que precisamente fue imposible acudir al concierto de Maika Makovski, la cual tenía ganas de ver tras su gran álbum «MKMK». Malditos horarios. Para poneros un poco en antecedentes y ya de paso quitarme la careta, la banda californiana es una de mis bandas favoritas y, John Frusciante uno de mis ídolos musicales, por lo que sí, este era el día. A esto hay que sumarle que el año pasado, con el inicio de la gira del álbum «Unlimited Love» (al que ahora se le suma «Return Of The Dream Canteen»), acudí a Sevilla para verlos en el Estadio de La Cartuja, en el que tuvieron un sonido (al menos en grada) paupérrimo, lleno de reverb, haciéndolo por momentos ininteligible. Así que tocaba quitarse esa espinita. Pero antes de todo esto fue el turno de Liam Gallagher en el escenario 1 del Mad Cool. Quizás fuese por mi posición dentro del público (bastante lejos, aunque acercándome cada vez que podía) o realmente porque muchos de los presentes tenían la misión de encontrar un buen hueco para la actuación de los Peppers, pero no percibí realmente una comunión entre público y música. El ambiente fue descafeinado mientras que Liam Gallagher y su banda nos brindaban un concierto correcto pero no brillante, en el que, cómo no, destacaron ‘Wonderwall‘ y ‘Champagne Supernova‘. Por el medio, el concierto fue correcto; sonaron bien, pero esa desapego con el público le pasó factura. Y con esto saltamos en el tiempo (porque me lo pasé cual culebrilla intentando avanzar lo máximo) aproximadamente 1 hora y 40 minutos, hasta que Flea, John y Chad decidieron hacer de las suyas con (como es costumbre) un magnífico jam de inicio. He leído no pocas críticas a este concierto y, si bien creo que hay cosas que lo alejaron de ser un concierto memorable, hay cosas con las que no estoy de acuerdo. Vayamos por el sonido primero. Al final conseguí colocarme bastante cerca del escenario y, en contraposición con aquel concierto de Sevilla, aquí se escuchó bastante bien. Y digo bastante porque me falto contundencia (no por parte de la banda, si no más bien por parte del técnico/ingeniero de sonido que llevasen). No tengo claro cómo se tenía que estar escuchando en la parte media y trasera del público, pero asumo que costaría oírlo bien (a mí me costó oír la guitarra de John durante prácticamente toda ‘Snow‘). Más allá de eso, en lo que respecta al cuarteto, sonaron como siempre, enérgicos a pesar de los (en torno a) 60 años que pesan a sus espaldas, sin parar quietos incluso con una férula en la pierna del frontman Anthony Kiedis. Nada que objetar en ese aspecto. Tienen toda mi admiración. En cuanto al setlist, sé que ha habido quejas y, las entiendo en cierta medida, aunque no las comparta. Sé que muchos esperaban (y más en un festival) grandes canciones de la historia de la banda como ‘Otherside‘, ‘Under The Bridge‘, ‘Dani California‘, entre otras, pero mis quejas sobre el setlist van por otro camino. El año pasado la banda lanzó dos grandes álbumes y, para mí, una gira tras sacar disco/s es precisamente para presentar esos discos. Más allá de que a mí me parezcan buenos, creo que es un error tener una estructura tan cerrada de canciones basada en clásicos, dejando tus últimos trabajos relegados a 4-5 canciones por show. Profundizando un poco más en el setlist y en desacuerdo con mucho de lo que se ha dicho, a mí me pareció bueno, iniciando con ‘Around The World‘ seguida de ‘The Zephyr Song‘ y finalizando, ¡cómo no!, con ‘Give It Away‘. Pero muy corto. Entiendo que en un festival tengas pactados horarios, pero 15 canciones son muy pocas y, más con un tramo central formado por ‘Hard To Concentrate‘, ‘I Like Dirt‘ y ‘Reach Out‘. No me entendáis mal; ‘Hard To Concentrate‘ me parece una de las joyas de «Stadium Arcadium», ‘I like Dirt‘ tiene gancho (aunque no es ni mucho menos de mis favoritas) y ‘Reach Out‘ me gusta bastante. Pero en ese tramo faltaba algo. Y de lo nuevo tienes ‘The Heavy Wing‘, ‘These Are The Ways‘, ‘Carry Me Home‘ o ‘Bag Of Grins‘ entre muchas (ojalá toquen algún día ‘Bella‘ y ‘Peace and Love‘). Más allá de todo esto, los Peppers dieron un auténtico espectáculo plagado de solos espectaculares (poder presenciar ‘I Could Have Lied‘ en directo es increible), magníficas interacciones entre entre ellos e incluso con el público, con un momento entre Flea y una pareja de fans, en el que a base de cartel, una chica les pedía las púas con las que tocaban, de modo que si las conseguía, su novio se casaría con ella. Por si no sabéis hacia dónde va esta historia, sí, consiguieron las púas. Faltaron cosas para hacer el concierto memorable, sí (una cover de John Frusciante por ejemplo), sobretodo un par más de canciones. Pero fue un gran show.
En cualquier caso, esperamos ver cómo se desarrollará el Mad Cool 2024, si será en el mismo recinto pero controlando mejor los aforos de los días con más afluencia de gente, si tendrá el mismo diseño y los mismos horarios… Veremos qué pasa, aunque sabiendo cómo es la agenda de los festivales, en cinco meses ya tendremos seguro los nuevos cabezas de cartel. Se oyen nombres como Dua Lipa o Foo Fighters (y más de una quisiera que Taylor Swift), pero habrá que esperar para ver qué alegrías o desastres nos brinda la próxima edición del ya consolidad festival madrileño Mad Cool.