Sonorama: amor, vino y música

/ agosto 18, 2023/ Crónicas, Destacados, Galería

Bienvenidos, acompañadme a ser parte de este viaje a Burgos, en concreto a nuestra querida Aranda de Duero, al Sonorama Ribera. Acompañadme, desde la distancia física y temporal a uno de los festivales más importantes a nivel nacional. Bienvenidos a ser parte de una historia que ha hecho que entienda la música de una forma tan especial y cercana. Una unión de raíces, cultura, gastronomía y música de ayer y hoy, de artistas ya consolidados junto a otros que poco a poco se van introduciendo en la industria. Ser parte de esto, del equipo de prensa desde Nuevas Frecuencias, así como tener la oportunidad de contar y expresar todo lo que esto me ha hecho sentir es una de las oportunidades más importantes que se me han planteado hasta el momento. A nivel profesional soy consciente de todo el recorrido que aún me queda, formarme es un proceso que dura toda la vida, pero poder empezar a cubrir eventos de estas dimensiones hacen que cada vez esté más enamorada de mi trabajo. 

De todos modos, no estamos aquí para hablar de mí, aunque, si me preguntan, sigo con resaca emocional (y da igual en qué momento del año vayas a leer esto). Eso de que “la vida es eso que pasa entre Sonorama y Sonorama” es algo que solo tiene sentido cuando te involucras del todo en la experiencia. Da igual cuánto calor pasase, el asco que me dieran los baños del camping, una vez cruzas la salida el lunes 14 a las dos de la tarde ya sabes que vas a volver el año que viene. Es una especie de tortura física y emocional muy curiosa, pero si preguntas a otros, el Sonorama no es algo que solo se viva una vez.

Además, desde siempre los festivales se han caracterizado por proporcionar cierto desbalance psicológico. Muchos grupos y mucha música distinta, pero que sin duda dejan poso y saben llegar a su público. Estilos que en principio quizá no parecen que puedan combinarse y que sin duda hacen que tengas el corazón a trescientas cosas. El no saber que sentir en cada momento es una de las cosas que más me han estado pasado durante estos cinco días. Cinco días que hemos tenido para asimilar nuestro paso por el Sonorama Ribera 2023

¿Qué consideraría imprescindible para sobrevivir a un Sonorama?

Durante mi paso por esta aventura, donde una chica como yo más bien se ha considerado desde siempre una urbanita, he pensado mucho en esos “imprescindibles”. Tuvimos la oportunidad de compartir esto mismo con Jota de Arde Bogotá en que él mismo puso su propio granito y añadió cosas como Omeprazol. Yo, sin embargo, dentro de lo que no se te pueden olvidar para futuras ediciones, te apunto: 

  • Tienda, saco, etc., todo lo que necesites para descansar. Necesitarás dormir aunque sean solo un par de horas al día. 
  • Bañadores. 
  • Chanclas (que no se te ocurra pasar a esas duchas descalzo).
  • Una cámara, déjate de móviles lo máximo posible y pilla esa cámara digital que te reglaron en la comunión y no usas, puedes hacer cosas muy chulas. 
  • Las camisas más feas y la purpurina más ostentosa que tengas en casa.

¿Qué se hace en un festival como el Sonorama si eres una completa groupie?

Partiendo de la base que mido poco más de metro cincuenta y me he acostumbrado a las pequeñas salas, amo las primeras filas. Aún así, en este tipo de eventos es prácticamente incompatible disfrutar y estar siempre de los primeros. Mi lema es «dejarse llevar suena demasiado bien», déjate sorprender. La música se siente igual desde tercera fila.

En cuanto al planteamiento de los conciertos, la intensidad era directamente proporcional al paso de los días. Mientras que el primer día pudimos asistir al concierto temático de Beintiuno, con B de Barbie, de Cupido o de Depedro, fue a partir del Jueves 10 cuando realmente se le dio pistoletazo de salida al torbellino de emociones.

Creamos una pequeña rutina, de ir al pueblo y a la famosa Plaza del Trigo, de empaparnos todos los días desde por la mañana de calimocho y música por las calles. Ese ambiente distendido y las dichas mañaneras era lo que en parte nos despejaba y nos preparaba para la noche.

Las noches, como digo, a medida que avanzaba el tiempo eran cada vez más fuertes. No puedo decir que Lori Meyeres no me gustase, además de que son veteranos en esto de los festivales y la música en directo, y eso se nota. Todo lo que conozco de la banda es por todos los festivales en los que he coincidido y nunca he salido arrepentida de verles. También pasaron por el escenario El Drogas con su 40 aniversario o Xoel López, quien fue capaz de emocionar a quienes ni le conocían. Si eres de eso tengo que decirte que una vez te metes en el mundo de Xoel, ya no puedes salir.

Como digo, no puedo no decir que esos conciertos no estuvieran bien, fueron perfectos para anteponernos a todo lo que posteriormente se venía. La variedad de estilos era algo muy tangible pero perfectamente combinable. El viernes, por ejemplo, Jorge Drexler nos recitaba sus letras como si de poesías se tratasen. Más tarde hizo lo mismo con Vetusta Morla y ‘Finisterre‘, quienes ya acostumbran a invitar a alguien a sus conciertos. Viva Suecia, en mi opinión, uno de los más explosivos. Da igual cuantas veces haya visto a los suecos que siempre me dejan igual de descompuesta, con la piel de gallina. Además, dentro de las sorpresas, la combinación entre Ginebras y Viva Suecia fue una cosa que definitivamente nadie se esperaba y que todos disfrutamos.

Lo más esperado era definitivamente lo que se venía el sábado. Este día teníamos una cita con nuestros yos de hace diez y veinte años. Amaral, la madre de todos nosotros y del indie en cierta medida, nos sorprendió con un concierto completamente revolucionario de dos horas. Veintiseis canciones desde ‘Rosita‘ de su primer álbum hasta la presentación de una nueva. Un recorrido de un grupo que me ha hecho crecer a nivel musical y personal. Un concierto como este es algo que mínimo tardaré otros 25 años en gestionar.

Este mismo día, quizá un poco desde la sombra pero aun así igual de explosivos, Arde Bogotá aprovechaban esa desviación de la A3 para tocarnos lo de su nuevo disco, e hicieron que ‘Cariño‘ se oyera hasta en Cartagena. Iván Ferreiro también estaba ahí para hablarnos de sus novedades. Tan melódico y nostálgico como siempre, nos llevó hasta los años 90.

Por último, y como groupie, lo que peor llevo es toda la «reconstrucción de los hechos», sobrellevar de manera tan comprimida en el tiempo todo lo que estaba pasando. Y si fuese poco, para despedirnos de la Plaza del Trigo, Melifluo (formado por uno de los miembros de Supersubmarina y su hermano) nos cantan ‘Puta Vidade Supersubmarina. Las esperanzas nunca se pierden y el recuerdo de este grupo es algo que se mantiene siempre vivo y es parte de la esencia del propio Sonorama. Para los que no se fueron antes y pudieron llorar todavía un poco mas con Natalia Lacunza, estoy con vosotros.

«La vida es eso que pasa entre Sonorama y Sonorama«, cinco días en los que no sé cómo pero en Aranda se crea una burbuja y para todo por completo. Cinco días de llorar y de sentir. Cinco días donde es el indie el que le pone banda sonora al Duero.

Fotos de @paula.lfq
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¿Te sabes esta? Es muy indie no creo que la conozcas.
Intento de periodista musical, versión hacendado. Me encanta escribir y la música<3

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