El fenómeno Vetusta Morla

/ junio 27, 2022/ Artículos

«Cuando tú andas cerca, yo bailo al son de tu gravedad»

Hace 7 años que vi por primera vez a Vetusta Morla en concierto. Yo tenía 16 años y Vetusta también. Fue el concierto de «La deriva» (2014) en el WiZink de Madrid. Fui con dos personas: nunca volví a saber de una de ellas y la otra sigue siendo mi mejor amiga. Ya con el tercer álbum Vetusta Morla era un grupo capaz de hacer sold out en el entonces Palacio de los Deportes de Madrid. Ahora, en el último año, les he disfrutado en directo en otras cinco ocasiones.

Así que este fin de semana me ha tocado asimilar la resaca emocional del viernes, después de verles seguir haciendo magia, pero esta vez en tamaño maxi. Vetusta Morla consiguió llenar la pista del Wanda Metropolitano de Madrid, con más de 30.000 personas disfrutando del grupo madrileño en su presentación de «Cable a Tierra». Ya no son una banda de un género minoritario. Son un grupo enorme que ahora es capaz de llevar a cabo eventos enormes.

Pucho recalcó que normalmente son 65 personas, arriba o abajo, las encargadas de montar todo el espectáculo del que podemos disfrutar durante las dos horas de concierto. Sin embargo, en el Wanda el número se triplicó o cuadriplicó. Lógico, porque para montar un escenario digno de los mayores festivales del país, se necesita gente. Y se necesita pagar bien a la gente.

La ‘deriva’ que ha adoptado Vetusta Morla desde el comienzo de la pandemia y la vuelta a los conciertos es de las más éticas que he visto encima del escenario. Quizá la historia del COVID-19 nos pilla a todos a estas alturas como si eso ya no fuera con nosotros, pero los trabajadores de la industria musical siguen sufriendo las consecuencias de semejante mala gestión. Otros sectores culturales están más protegidos, más ayudados, más apoyados. Sin embargo, una vez más, el sector musical se queda en un segundo plano para los encargados de gestionar las ayudas culturales. A pesar de todo, Vetusta Morla sigue luchando por el reconocimiento de los técnicos, costureras, promotores, managers, obreros, tramoyistas y todo el personal implicado en el montaje de cada uno de sus conciertos.

Es cierto que quizá echo de menos los conciertos que no son al aire libre. Tengo la sensación de que la gente se corta más antes de fumarse un cigarro en el WiZink que en el Wanda Metropolitano. De la misma forma que la gente que va a beber como si de un festival se tratase, en otro tipo de recintos puede que se lo pensaran dos veces antes de meterse a primera fila con el cubalitro en la mano. Aún así, es el precio a pagar por ver el crecimiento tan natural y merecido que ha tenido un grupo como Vetusta Morla en este país.

Las prisas por llenar los recintos más grandes pueden acabar con algunas bandas. Querer sonar ya en Los40 o tener tu primer lleno en la sala más grande de la capital (que, sinceramente, tampoco sé cuál es, ¿La Riviera?) puede acabar siendo demoledor. Pero Vetusta Morla lo ha hecho despacio y con buena letra. Como mencionaban el mánager Kin Martínez y el tour manager Cyril Devaux en eldiario.es hace poco, ellos dos pusieron sobre la mesa una frase a la hora de trabajar con Vetusta Morla: ‘Allí por donde pasemos, que crezca la hierba’. El objetivo: no dinamitar un circuito que suficientemente quemado está ya.

Cuando les entrevisté hace meses, comentamos cómo ha sido el paso del tiempo para Vetusta Morla: un grupo que ha crecido con los años y cuyo público también (de edad y de número). Quizá las razones por las que me apegaba a los vetustos en la adolescencia no son los mismos que ahora que tengo 23 (como si hubiera pasado mucho tiempo). Además, otro dato fantástico de su público es la variedad de edades. Probablemente yo me encuentro con una persona de 55 años en un bar aleatorio de Madrid y pienso que no tengo absolutamente nada que ver con ella. Sin embargo, en un concierto de Vetusta Morla lo tenemos todo en común. La pasión, las ganas de estar ahí, la afonía el día después y el dolor en el corazón con las canciones que nos rompen por dentro.

El fenómeno Vetusta Morla no es una beatlemanía, no es un movimiento fangirl detrás de una boyband (del que yo misma formaba parte hace años), es su propio fenómeno, es su propia forma de ser, estar, actuar y pisar el escenario. Es, sencillamente, Vetusta Morla.

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Tossuderia d'argelaga. Hablo de música y fotografío conciertos.

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