Si hay que morir es de vivir: Biznaga reivindica el Ahora en Paral·lel 62
Cuando la vida te da señales, tienes que seguirlas. Biznaga nunca ha parecido que apoye sus creencias en lo paranormal o en lo esotérico, pero sí de los que aprovechan cada segundo de vida para hacer de su discurso e ideales una proclama. Por ello, un sábado 12 de octubre, día de la Hispanidad, el cuarteto presentaba en la sala Paral·lel 62 de Barcelona su quinto disco en una década: ‘¡AHORA!‘ (Montgrí, 2024).
El listón estaba alto, pues los Diamante Negro, entre dos «Puta España» con los que llegaron y se despidieron, caldearon el ambiente con sus temas más coreados, como ‘KEXP‘, ‘Si estás aquí‘, ‘Olvídate de mí‘, o la versión del ‘Quedará en nuestra mente‘ de Amaia. Lejos de quedarse atrás, como ya hicieran en Madrid, Biznaga citaba al Sindicato de inquilinas de Barcelona al escenario. Sobre las tablas, el pregón no pudo ser más apropiado a las vísperas de la gran movilización por la vivienda que se realizó un día después. El cuarteto no había ni salido y el público ya cantaba al unísono en contra del desahucio de la Antiga Massana del Raval, uno de los espacios autogestionados más importantes de la Ciudad Condal.
Jorge, Álvaro, Milky y Torete saltaban al campo con la afición rendida antes de empezar un partido cuyo pitido inicial sonó a ‘2K20‘ y en el que a los tres minutos se anotaba el primer gol celebrado por todos los presentes:’Contra mi generación‘; desde entonces, una hora de desenfreno y reivindicación del ahora.
El último disco de Biznaga a penas cumplía una semana en manos de los fans, y aún así, la recepción de los nuevos temas fue total. ‘Imaginación política‘ y ‘El futuro sobre plano‘ demostraron cómo el viraje hacia las melodías más accesibles y ritmos más sencillos de seguir desde el gallinero resultaba una fórmula acertada para que los fans se dejaran sus gargantas. Aún así, los clásicos ‘Una ciudad cualquiera‘ y ‘Mediocridad y confort‘ mantienen su salud de acero.
En adelante, a excepción de ‘Máquinas blandas‘, el resto del repertorio se repartió en sus dos últimos álbumes, otro acierto debido a la vigencia de los mensajes del ‘Bremen no existe‘ (Montgrí 2022) que parece vivir gratis en la cabeza de todos los presentes. Y es que quizás, esta expresión anglosajona (rent free in my mind)debe ser el último atisbo de vivienda social que se recuerda haber difundido entre la generación más vacía de la historia. No nos han robado el futuro, no han expropiado el ahora. Así, ‘Espíritu del 92‘, ‘Domingo Especialmente triste‘, ‘Agenda 2030‘ o ‘Espejo de caos‘ hizo olvidarnos de ello por unos minutos.
Una catarsis colectiva recorrió los dedos índices de un publico que en ‘La gran renuncia‘ parecían ser la reencarnación de Albert Finney en «Sábado noche, domingo mañana» pasándolo bien olvidando los problemas de la dura vida en la fábrica. Tan solo disfrutar de un rato entre ratas y fantasmas, disfrutando de lo colectivo, de lo que no nos pueden arrebatar.
‘Líneas de una sombra‘ y ‘Madrid nos pertenece‘ elevaron al éxtasis un setlist que no podía no acabar sin ‘El Entusiasmo‘ como broche final. Biznaga demostraron una vez más que de la semilla plantada hace 2 años en Bremen ha nacido un sentimiento en forma de flor en las cunetas. Entre el disgusto, la anhedonia y la desafección, Biznaga tranzan un rayo de luz, un abrazo coral, un puñetazo colectivo. Y a la postre, un consejo que marcará a más de una generación: si hay que morir es de vivir.
Aquí puedes leer la entrevista a Biznaga sobre su nuevo disco.
Wrestler con gafas. Director frustrado de documentales sobre grupos pequeños. Generación vacía.