Vera Fauna – Los mejores años | Reseña
Género: Neo flamenco | Lo-fi Psicodelia
Sello: Ernie Records
Fecha de publicación: 26/01/2023
«Empieza el año bien y han subido el alquiler. ¿Cuántos trenes hay que perder para estar a gusto en el andén?» De esta manera tan directa, a la par que poética (quizás una de las únicas veces en todo el disco), arranca el nuevo trabajo de Vera Fauna que desde el segundo uno se autocuestiona qué es eso de «Los mejores años» (Ernie Records, 2023).
Algo que permanece en la discografía de Vera Fauna es su huida de la metáfora y los dobles sentidos en aras de mostrar la realidad cruda. Este motivo no es baladí. La elección de las letras descriptivas lejos de artificio pone los pies en la tierra a un oyente al que se retrata una realidad social complicada para los jóvenes. Canciones “de verdad y escritas desde la supervivencia”, mencionan en Twitter sobre el impactante inicio del disco con ‘Peso Pluma’ y ‘Casa Carreras’.
El canto a lo cotidiano tiene mucho de sociología. ‘Mira lo que tengo’ es un título muy bien escogido cuando no se tiene nada. Jaime coge el relevo de Kike toma la voz en la tercera canción del disco para ponerse la chaqueta de Pierre Bourdieu y dar toda una lección sobre socialización. “Y es que yo, yo quiero a mis chavales, que cerremos bares y ganemos los partidos como Mágico González”. La música tiene mucho de estamentos y de clases sociales y Vera Fauna son del pueblo, pero también para el pueblo.
Me cuesta no pararme en los detalles con este disco. Es obvio que Vera Fauna es una banda que también lo hace midiendo cada paso que da. Sucede en su portada, obra de Rosa Gallardo; una nevera medio vacía que refleja esa mentira de que en la juventud encontramos los mejores años y que sirve ilustra la precariedad imperante en el discurso del disco. “Espera, todo llega si no fuera porque tengo una nevera” en ‘Martes’ y por partida doble en ‘Tres Primaveras’, “Hay comida en la nevera, su niña duerme, ella está en vela, mira la puerta, y la maleta siempre está hecha, por si alguien se la lleva por lo que hace para dar de comer”. Esta sensibilidad brilla especialmente en la ligera nana ‘Estrella de papel’ en la que de nuevo podemos ver esa falta de recursos en la bonita metáfora de que a una habitación le ilumine una estrella de algo como el papel. Canción minimalista con cierto gusto a Antena o Rocío Márquez.
Sevilla sigue siendo la localización en la que se ruedan ‘Los mejores años’. Los motivos andaluçís en el plano sonoro destacan en la mencionada ‘Mira lo que tengo’, pero también en ‘No quiero nada’, con la participación de Carmen Xia. Sus letras, sus ritmos y hasta sus repliques tienen algo que recuerda a Vicente Aleixandre. El poeta, cómo no, sevillano, relataba en obras como «Historia del corazón» la dura realidad social del hombre de a pie, sus sueños y sus sufrimientos. Esta idea también la vemos brotar en ‘Tres Primaveras’, posiblemente la canción más dolida de todo el disco con versos crudos como “Y hay noches que esa madre se pregunta, mientras diluvia, cómo se duerme tranquila en una casa que no tiene pared” que te rompen y te dejan hechos pedacitos. Canción tras canción la banda se encarga de recordar que miremos un poco más a lo que tenemos al lado, no delante, arriba o atrás.
Una de las pocas concesiones poéticas que se permiten es al hablar sobre el desamor y la tristeza. Las lágrimas se convierten en profundos surcos: “Y ahora que ya no estás arrastro los pies, resbalan los chaquitos al llover”, en ‘Peso Pluma’ y “Me voy a bañar en mi charquito de pena” en ‘Te veo bien’.
No todo es triste, pese a lo que pueda suscitar este análisis, en las canciones de Vera Fauna. Es más, en todas se ve cierto reflejo brillante y esperanzador. Pese al decadente momento que vive su ciudad natal, los singles ‘Martes‘, con Kiko Veneno, y ‘Voy temblando’ nos recuerdan que las cosas bonitas dependen del quién y no del dónde.
Si en ‘Los Naranjos’, su canción más celebrada, leíamos una preciosa canción sobre la ansiedad, a mi parecer, encontramos en ‘Al dolor’ una suerte de segunda parte de un relato sobre seguir hacia delante y entender nuestro pesar, convivir con ello y que en con el sufrimiento también convive lo bello. Esas últimas palabras se quedan clavadas en la cabeza cada vez que me pongo triste.
Con ‘Espuma’ acaba este carrusel de emociones de la otra feria de Sevilla. Lo efímero y el paso del tiempo nos recuerdan en su canción más melódica que, de nuevo, pese a que la vida no es fácil hay que tirar hacia delante y disfrutar de lo que tenemos antes de que se vaya. Una idea que va transcurriendo durante todo el disco y que aquí explota en una amalgama de sonidos que te hace pasar del llanto al éxtasis. Los riffs de guitarras junto a una batería que coge la fuerza de un potro te cogen, te arrastra, te levanta y te abraza en una canción que juega con los ritmos de manera magistral y que por momentos recuerda a los mejores punteos de The War on Drugs o las líneas de bajo de Cuco.
Un disco conceptual y circunstancial sobre la experiencia vital de unos Vera Fauna que certifican un indudable sello propio que recoge lo sembrado en su primer disco. ‘Los mejores años‘ guarda en sus once canciones un sinfín de reflexiones y momentos de introspección que nos servirá en un futuro para ver el camino que, por suerte, traza Vera Fauna.
FOTO: Alejandra Amere
Wrestler con gafas. Director frustrado de documentales sobre grupos pequeños. Generación vacía.