Zahara – PUTA | Reseña

/ abril 30, 2021/ Reseñas

Con una carrera e imagen labrada y trabajada en la música, Zahara es uno de los nombres más importantes del panorama pop e independiente en nuestro país. La sangre, el sudor, cicatrices y heridas que la artista había ido acumulando en sus cuatro discos se desprenden en ‘PUTA‘ (2021), el último trabajo con el que la artista natal de Úbeda rompe con lo establecido en una carrera marcada por alguien que ya no es. En busca de una nueva reputación, la cantante se pone la banda y entona ser la mayor puta posible para crear un disco que cuenta la historia de muchas mujeres.

La redención, que no confundir con el luto, empieza para Zahara con ‘flotantes‘, un golpe frontal para el cual empezar este combate en el que cada ronda se espera más intensa que la siguiente. Esa pérdida por el interés en aquello que amaba con un final que no deja lugar a dudas a despedida a su ex-marido, la canción pasa por tres fases bien claras, furia -con un loop que evidentemente nos lleva a ‘Its rainning man‘-, frustración y asimilación. Zahara se encuentra con una realidad de la que ya no tiene miedo a esconderse, más aún tras quitarse complejos y aceptar las heridas y cicatrices que nos abrió un poco a todas con ‘MERICHANE‘, la suerte de ‘La Bestia‘ nivel pantalla final. Nada más salió este primer single, ya apuntábamos que la artista buscaba una perspectiva de cerrar un ciclo, una trilogía que empezó con ‘Santa‘ (2015), pasó por el plano astral con ‘Astronauta‘ (2018) y por fin terminaba en el plano terrenal con la última Zahara, la ‘PUTA‘, la tercera punta de lanza de su santísima trinidad.

Con ‘canción de muerte y salvación‘ se pone en práctica el trillado dicho de «cuando unas puertas se cierran, otras se abren«. Ese «yo estaba ahí» que se empuña en alto pasa por una pérdida de identidad en una canción que refleja dolor y alivio, un duro púgil que envistió durante un tiempo a una Zahara asumida en un dolor del que no se puede ver a simple vista pero del que pudo salir, dejando de lado el placer de la derrota para encontrar el dolor de una victoria que ahora consigue sus frutos. El mundo de la música es voraz, agresivo y muchas veces, una adicción demasiado problemática para los artistas. Como la propia autora del disco a señalado en numerosas entrevistas, la pandemia del Covid-19 y su consecuente cuarentena fueron una condena emocional para Zahara que le llevó a «tocar muy fondo demasiado rápido«, como ha señalado en alguna ocasión. Dando la razón a Viva Belgrado y su «pero siempre hay una canción que nos salva y siempre llega«, fue Taylor Swift y su documental quien hicieron que Zahara saliera de un valle profundo y sintiera que desde lo alto es capaz de entender a mucha más gente como ella. Aunque no suela ser de esas personas que empatizan con los problemas del famoseo y de los aristas, con ‘TAYLOR‘ se abre una veda de comprensión en estos tiempos donde el amor se mide por likes y followers y apreciamos más el alago de un user que el de un familiar. «Si todo lo que soy es lo que esperan de mí no sé qué es lo que espero yo, nadie me pregunta a mí«. Magistral.

El disco intercala las historias vividas con las historias compartidas. En busca de su Trono de Hierro llega ‘SANSA‘. Como si Carlos Vermut tomara el poder de este corte del disco que bien podría ser una escena de la nueva película del director madrileño, Zahara utiliza a la mayor de los Stark para hablar de maltrato psicológico, un tema delicado (así como la canción) pero que sólo el tiempo que hace a una mujer tan poderosa a través de sus historias consigue hacerle empuñar una daga tan pesada como necesaria de clavar. Un golpe de los que tienen que pasar a la historia, porque nunca hemos visto a alguien dar un paso así, con tanto peso, con tanta fuerza, tan potente. Por mucho que hayamos escuchado ya ‘berlin u5‘ como un millón de veces, Zahara cambia la guardia y nos presenta este giro sin poder reponernos de ‘SANSA’ marcando una colisión tan necesario como, irónicamente, chocante. Esa electrónica que hace a Zahara bailar como un animal en el Mucho Noir Club que Marti Perarnau IV crea en el disco, marca un nuevo horizonte tan alejado de la Zahara que conocíamos en lo musical y creíamos conocer en lo personal y ese tempo y tic tac que se meten en las venas lleva también a reprimir las lágrimas y esperar un fin del mundo en el que nos dejen bailar, como podemos ver en el videoclip creado por la propia Zahara junto a su inseparable Guillermo Guerrero.

Si os soy sincero, no tengo palabras para hablar de ‘RAMONA‘, porque la Zahara de ‘PUTA’ las descarga con tanta furia que a mí me ha dejado sin nada más que añadir. Es difícil ponerse en este lugar después de un KO tan rotundo, de los que lloras y no de los que sangras. Tan alejada en lo musical a lo que nos ha acostumbrado la jienense, mata a su antiguo yo al que ha resucitado entre bases de Tame Impala y con barras de Gata Cattana y Kase O en un discurso spoken word que no puede dejarte indiferente y del que de miedo seguir andando. En ese grito de Zahara hay mucha liberación, pero también hay esperanza, cambiando el paradigma como en ‘negronis y martinis‘, donde la artista de sincera, se desnuda y muestra unas cicatrices que ya no duelen y que no le pesan en los años. Incluso hay hueco para el humor en este ejercicio de quitar estigmas. Para lanzar ‘PUTA’, Guillermo Guerrero y Zahara han confeccionado un vídeo lyric para acompañar cada una de las canciones que componen este LP, y como en el caso de ‘médula’, se vuelve a usar la metáfora del dolor interno aunque esta vez recubierto de plástico de burbujas que protege y deja entre ver los agujeros de lo que hay dentro, frágil y aparentemente protegido por algo tan fino como fugaz.

Precisamente en el tema mencionado en el párrafo superior se planta una semilla que germina, crece y chupa. «quién más roto está es quien más necesita el abrazo«. En ese mismo punto retoma Zahara el inicio del penúltimo tema del disco ‘joker‘, todavía con más humor ácido, más mordaz y más feroz que anteriormente, levanta el puño en alto en una nueva canción política donde no deja a títere sin cabeza, buscando evitar esa superioridad moral del yo más de un Cayetano, gracias por tanto Carolina Durante, Zahara provoca que se levanten las costras de ese grupo de personas que bien saben que nos referimos a ellos y que deberían pasar por un ejercicio de autorreflexión y de mirarse los problemas. No podía ser un título como ‘DOLORES‘ más significativo para que Zahara cerrara ‘PUTA’. Una oda a la copla, como todas las mujeres de la historia, siendo parte de un género maltratado. No podría ser más bella y dura esta metáfora con la que se cierra el disco.

A riesgo de tirarme a una piscina que quizás esté vacía, gracias a ‘PUTA‘ muchas personas han sabido que lanzarse es menos doloroso si vas acompañado, desnudo y sin miedo. Zahara cambia el paradigma, mata a la Zahara que le hicieron ser y por fin, se desnuda, muta y grita ser la puta que siempre quiso ser. Mujeres en mayúscula, historias que merecen quedar reflejadas en letras grandes. Estamos ante uno de los discos más importantes de la historia de este país, de los que quitan el miedo, el hipo y te deja en un lugar mejor del que habías empezado.

Zahara: "Que te llamen puta deja marca"
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Wrestler con gafas. Director frustrado de documentales sobre grupos pequeños. Generación vacía.

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