The War on Drugs – I Don’t Live Here Anymore | Reseña

/ noviembre 4, 2021/ Reseñas

La banda de Adam Granduciel vuelve a lograr un gran trabajo en el que el paso del tiempo no pasa en vano

Discográfica: Atlantic Records / Warner

Lanzamiento: 28/10/2021

Género: Indie rock / rock progresivo 

 

 

 

 

Lost on the dream‘ (Secretly Canadians, 2014) fue uno de esos discos que no sólo cambian carreras, sino que también las marcan y comienzan a marcar una senda que debe mantener la altura. The War on Drugs lo consiguió con un disco igual de redondo en ‘A deeper understanding‘ (Atlantic Records, 2017), por ello el reto era mayor con este I don’t live here anymore‘ (Atlantic Records / Warner). La dificultad de mantener ese aura tan única que crearon en sus anteriores trabajos que tanto nos hicieron embarcarnos a viajes iniciáticos de lucha y dolor desde un punto progresivo y sensible nos lleva a un nuevo disco que insiste en tratar aquello de lo perdido y lo encontrado en un camino de idas y venidas.

Con esa misma idea arranca el disco con la preciosa intro ‘Living proof‘ en la que Adam Granduciel vuelve a tomar ese papel de héroe/antihéroe que tanto nos gusta y que se encuentra en un minimalismo que no deja de explorar sonidos. Ese narrador en el que se convierte el cantante de la banda se encuentra y se hace y rehace en ‘Harmonia’s Dream‘ que pretende recoger el testigo del ‘Up all night‘ pero se queda en un intento de. Y es que por momentos el disco carece de frescura e innovación y se queda en una comodidad que no deja de ser buena aún recreándose en exceso.

Con ‘Change‘, el segundo single con el que se presentaba este nuevo disco de The War on Drugs encontramos ese tono a The Smiths que nos encandiló con su último disco y que también funciona en una producción muy cuidada y bien tratada. Sin embargo, volvemos a perdernos en lo oblicuo en ‘I don’t wanna wait‘. Las letras de Granduciel siempre nos llevan por caminos de tantas aristas que nos meten en camisas de once varas de las que a veces es complicado salir y cuando le sumas un sonido de tantas capas y capas como en ‘Victim‘ encuentras una joya de las que nos hacen recordar por qué hay quienes les ponen por encima de grandes nombres como Beach House. Una canción madura desde todos sus puntos, donde con toques de sonidos retrowave una bonita letra sobre el estar seguros en el desconocimiento sí encuentra lo circular, y es todo a lo que podemos esperar en este disco. Un cantante que a sus 42 años ya no escriba con esa perspectiva de quien ve fuera de la vida con hastío.

También funciona el punto anterior, y muy bien a mi parecer, la canción que firman junto a Lucius y que da nombre al disco. I don´t live here anymore‘ que sí trae otras luces como esos coros al estilo gospel que demuestra algo más de optimismo en el hacerse mayor y que en ‘Old skin‘ se trata de nuevo, esta vez, con menos mano. Se comienza a hacer algo pesado el leit motiv del disco aunque sea con una canción animada y de un corte más indie comercial como en ‘Wasted‘ que no deja de ser un buen tema en su esencia. Y es que parece que The War On Drugs, quienes estarán tocando el próximo año en España en el festival Mad Cool, son una banda incapaz de hacer malos discos. Se muestran con confianza y todo lo que sale, sale bien y después de darle tantas vueltas que en alguna ocasión que no se pasan de vueltas, regresan al mismo punto que antes, lo cual deben de evitar para no caer en círculos viciosos que son peligrosos cuando se alcanzan las cuotas que ya han logrado tener con un Grammy a sus espaldas.

Al más puro estilo Bob Dylan que tanto se les achaca y al que interpelan en la canción que da nombre al disco también suena en ‘Rings Around my Father Eyes‘. Sin duda, en este encontramos al Granduciel más al desnudo al afrontar un tema como el de su paternidad y la manera en la que esta le ha hecho entender su relación con su padre haciendo que por una vez sus elucubraciones se conviertan en una sinceridad que se agradece entre tanta metáfora. Esta canción que podría ocupar la primera posición en la canción más solemne y sensible del disco sirve para entender que la madurez de la banda también es patente a la hora de cerrar un disco. ‘Ocassional Rain‘ nos da algo de sol entre una lluvia que en algunos puntos de una vida húmeda, da algo de tregua a la luz entre la oscuridad. Con ‘I don’t live here anymore‘ encontramos lo de siempre, pero desde un nuevo punto, algo que se agradece a un grupo que ya se ha establecido y que por lo tanto, ya está colapsado de prejuicios haga lo que haga. Un disco donde lo de maduro no se queda precisamente en un cliché y aunque sea más ligero que los anteriores sí se le echa en falta algún tema a la altura de ‘Pain‘ o ‘Under the pressure‘. El disco sigue gozando de ese punto trabajado, con letras de las que calma y dolor y un sonido de los que dan calor, esta vez, también en un mensaje del que esperamos que algún día lleguemos a pensar en ‘Victim‘ o ‘I don’t live here anymore‘ como canciones a la altura de los anteriores.

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Wrestler con gafas. Director frustrado de documentales sobre grupos pequeños. Generación vacía.

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