Big Thief, lluvia de neo-folk y emoción en La Riviera madrileña

/ mayo 5, 2023/ Crónicas, Destacados

La Riviera daba cobijo el pasado 28 de abril, al grupo estadounidense que le pone cara al folk en la escena de hoy

Llovía emoción tintada de neo-folk en La Riviera madrileña de la mano de Big Thief. A dos noches de cerrar su tour europeo “Dragon New Warm Mountain I Believe In You”, título de su último álbum, que, según los usuarios de Rate Your Music se sitúa en el top tres de los mejores álbumes de 2022, se inundaba la Riviera madrileña de emoción, nostalgia y melodías neofolclóricas.

Una actuación completamente conmovedora, precedida por el multiinstrumentista Lutalo Jones. El americano que ha acompañado a Big Thief a lo largo de su gira europea tampoco se quedó corto con la profundidad de su puesta en escena. Nos enganchaba desde el escenario con su voz, su guitarra, y un magnetismo Lo-Fi que dejó al público en estado de embriaguez musical.

Se hizo la oscuridad y, entre las voces del público, unas luces amarillas se encendieron en señal de comienzo: aparecían por el lateral los cuatro componentes de Big Thief. Sin decir nada, dos guitarras, un bajo y una batería inician una conversación armónica que delata la complicidad entre sus músicos. Abriendo con un tema inédito, ‘Already Lost‘, se crea una atmósfera fascinante, con trazas de tenuidad e intimidad, intercaladas con un directo emotivo y poderoso.

Setenta y cinco minutos de melodías crudas y entrañables, con un set de quince canciones, culminado con un bis de la mano del hermano de la cantante principal a la guimbarda. Haciendo sonar canciones no tan solo de su último álbum, nos llevaron de viaje por su biblioteca musical, pasando por su «Capacity«, «Two Hands« o «Masterpiece« y es que, en efecto, se trata de toda una obra maestra.

No son solo las canciones, es su forma de versionarlas en escena, su teatralización, la manera tan sentida en que Adrianne recitó ‘Time Escaping‘, o la forma en que Buck Meek bailaba con sus guitarras. Un setlist que cambia de forma radical según la noche, y una puesta en escena que evoluciona desde el primer concierto del tour. Siempre reflejando espontaneidad e innovación y da la sensación de estar ante un grupo que, con mucha facilidad y una conexión muy estrecha, crea cada noche por primera vez el mejor sonido del indie-folk de hoy.

Diría uno antes de entrar al concierto que se ceñirían a sus exitosos álbumes y, sin embargo, hubo tiempo para temas inéditos, versiones de sus propias piezas e incluso un momento del noise más melódico que se ha escuchado jamás en la capital. Un estruendo suave, sinfónico y desconcertante para un público al que ya habían sumergido en su universo.

La escena era diversa. Gente de todas las edades miraba ensimismada a un escenario cálido y atrayente. Se escuchaba al público cantar y cada aplauso crecía ante el anterior. Tras el concierto me quedé en la puerta hablando con un amigo. «Yo estaba sintiendo las canciones, cuando hablaban de amor lo vivía y cuando hablaban de pérdida, me dolía«, me dijo. De eso se tratan los conciertos de Big Thief: de conexión con el público, vulnerabilidad, autenticidad. Tal vez uno de sus mayores poderes sea la capacidad para converger la composición de su sonido con su toque conversacional, así como su profundidad en directo.

Si tuviera que definirlo hablaría de ello como el punto en el que el sonido neo-folk se mezcla con el indie rock para hablar de amor, pérdida y autodescubrimiento. Un espacio en el que exploran sus experiencias y emociones personales para trazar un lazo con el oyente, y que resuene la música en él, en forma de introspección. Cerraron la noche con ‘Spud Infinity‘, preguntándonos «¿qué nos va a llevar? ¿Qué nos va a llevar liberar el cuerpo celeste?«.