Un homenaje al origen, un homenaje a Eduardo Benavente
El pasado martes 23 de mayo viajamos en el tiempo a un bolo de Parálisis Permanente de la mano de las bandas más aclamadas de la escena madrileña.
El sello Buenos Amigos organizaba un homenaje a Eduardo Benavente el pasado martes 23 de mayo. Para honrar su memoria y celebrar su legado en la escena española, un conjunto de bandas herederas de su influencia se subieron al escenario de la sala Wurlitzer versionando canciones de Parálisis Permanente.
Antes de abrir puertas, la Calle de Las Tres Cruces y el Bar Ovni se inundaban de músicos. Llovía fuera de la sala, entramos todos empapados y la Wurli se llenaba en un concierto de músicos para músicos, de melómanos para melómanos. De la mano de Vicente Calderón comenzaba un tributo, una noche de fiesta y melancolía en formato musical.
No hablamos de una selección cualquiera: Axolotes Mexicanos, Berni y Amigos, Confeti de Odio, Dalsi, El Buen Hijo, Error 97, La Profecía, Los Chivatos de Ana Frank, Meeky, Mi Amigo Mac, Monteperdido, Naintinain, Nueve Desconocidos, Vicente Calderón, Viuda… Bandas de pop, indie y todo lo que se te ocurra se transformaban en su propia versión de Parálisis Permanente, haciendo suyo el post-punk que arrasó la escena ochentera. El escenario se convertía en un altavoz de ese sonido oscuro que caracterizó esta corriente de la Movida Madrileña y, desde dentro, a todos se nos olvidaba que era mayo de 2023.
Pogo tras pogo el público se miraba entre sí, ensimismados y con cara de sorpresa, nadie se esperaba el show de Confeti de Odio, volviéndose completamente loco en el escenario, o ver a Nueve Desconocidoscompartiendo escenario con Viuda y Amigas Íntimas, versionando ‘Quiero ser santa’. Un set de aproximadamente hora y media. Una canción por banda. Cantantes pasándose el micro nada más terminar. Guitarristas, bajistas y bateras compartiendo instrumentos y, a pesar del ajetreo sobre la tarima, ni el show ni el set se vieron interrumpidos, y pasamos la noche totalmente inmersos en el ambiente que esta nueva ola de artistas logró conmemorar de forma tan nostálgica.
Sin duda, hablamos del homenaje del año, de la noche en que la melancolía inundó la sala Wurlitzer, del bolo en que la escena de hoy se fusionó con sus orígenes.
Me llamo Lola. Hago el grado de Estudios Culturales en la Universidad Carlos III de Madrid. Soy fotoperiodista a tiempo parcial. Aquí puedes leerme y ver mis fotos.