Daniela Pes hipnotiza a la Sala Villanos

/ noviembre 8, 2024/ Crónicas

La polifacética "cantautora" sarda mece con su enigmática música al público madrileño dentro del ciclo MAZO

En el ambiente íntimo de la Sala Villanos, el pasado martes 5 de noviembre, Daniela Pes, la cantautora nacida en una pequeña villa de Cerdeña, entregó al público madrileño un espectáculo que se sintió como un viaje a su propio universo, con todos los contrastes, sorpresas y transiciones que su álbum «Spira» promete. Descubrirla fue casi una revelación personal. La conocí gracias al maravilloso Arturo Paniagua y su reel sobre los nominados a los MEE Awards y, desde esa noche, recuerdo haber pasado horas inmerso en su álbum, envuelto en el ambiente hipnótico que creaba canción tras canción.

La Daniela Pes de aquella noche en Villanos parecía casi ausente, en trance, centrada en sus beats y en sus sintetizadores, con la mirada perdida en algún lugar más allá del escenario. Su energía era casi arrolladora. Apenas había dejado Estocolmo 48 horas antes para esta nueva parada de su gira, y ese cansancio tan evidente en su rostro parecía darle un matiz de intensidad adicional a cada nota. Se abrió paso en la oscuridad del escenario sola, en silencio con una introducción grabada de ‘Ora’ llevando al público a ese estado de expectativa ansiosa.

El repertorio fue un golpe directo, sin bromas ni pausas. Desde ‘Ca Mira’ hasta ‘Carme’ e ‘Illa Sera’, Daniela Pes se fue ganando al público con su control total de la voz, que en directo resulta más áspera y poderosa que en su versión de estudio. Verla fue un recordatorio de su increíble capacidad vocal, que parece alcanzar una nueva profundidad en cada presentación. La audiencia, lejos de mostrarse pasiva, seguía sus movimientos y sus sonidos, con pequeños bailes improvisados y sonrisas cómplices.

Uno de los aspectos más fascinantes de Daniela Pes, y que me cautiva especialmente como apasionado de la lingüística, son sus letras. Pes ha logrado componer y transmitir con una fuerza imponente en una lengua ignota: un idioma inventado, una mezcla que toma elementos del italiano, del sardo y de otros giros totalmente imaginados. Y, aun así, sus letras se sienten cercanas, como si estuvieran al alcance de la comprensión, sin estarlo. Es un juego magnético que logra expresar mucho más que cualquier sonata en el castellano vulgar de nuestros días.

Más allá de «Spira», Pes brindó al público madrileño de algún que otro tema nuevo, destacando su habilidad como DJ, y convirtiendo por momentos, el silencio sepulcral casi religioso, en una explosión de dinamita technera que no dejó indiferente a nadie. Esta joya de repertorio logró cautivar a todos en la sala y sumieron a la audiencia en una sensación de trascendencia compartida.

Sin despedirse demasiado, Pes dejó el escenario con una sonrisa rápida, una reverencia, y esa enigmática sensación de que quizás no estaba ahí del todo. No hubo efectos especiales ni discursos ensayados, pero no hicieron falta. Daniela Pes nos había llevado de viaje y dejó claro que en cada actuación se redescubre y redescubre a su público.

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Cazador de ibericracks.

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