The Lumineers y la nostalgia compartida: una noche para recordar en el Madrid Arena

/ mayo 7, 2025/ Crónicas

El pasado sábado 3 de mayo, la banda de Denver conquistó a un público entregado con un viaje emocional que unió clásicos atemporales y temas de su nuevo álbum "Automatic"

La primera vez que escuché en directo a The Lumineers fue el 12 de julio de 2014, en mi primer festival, el BBK Live. Aquella vez fue fruto del azar: llevaba desde las cinco de la tarde haciendo guardia bajo el escenario principal para asegurarme la primera fila del cabeza de cartel, The Black Keys. Pero lo que no sabía ese chaval de 16 años, con más ilusión que experiencia, era que justo antes iba a presenciar un directo que lo atravesaría por completo.

Ese concierto me dejó pasmado. Recuerdo salir de allí con el corazón aún vibrando, como si cada nota hubiese dejado su huella. Fue entonces cuando dejé de ver a The Lumineers como “los del Ho Hey” y empecé a bucear en su universo sonoro, donde me esperaban joyas como ‘Slow It Down’, capaz de envolverme cada vez que cerraba los ojos escuchándola. Desde entonces, su música se convirtió en un refugio, una constante en mi vida. ‘Sleep On The Floor’, ‘Charlie Boy’ o ‘Cleopatra’ han sonado en mis días más felices y en mis noches más grises, acompañándome en esa travesía que es crecer. Me regalaron un paisaje emocional de folk americano, polvo en los vaqueros y atardeceres que huelen a despedida.

Lo que ese chaval tampoco sabía es que, once años después, iba a tener la oportunidad de volver a sentir aquel mismo temblor. El pasado 3 de mayo, The Lumineers regresó a Madrid para presentarse en un Madrid Arena completamente entregado. En esta ocasión, venían a presentar Automatic, su nuevo trabajo discográfico, que aúna la melancolía que siempre ha definido su sonido con una energía renovada y conmovedora.

El escenario parecía una carretera abierta en mitad de la América profunda: faroles cálidos, guitarras que crujían como leña al arder, y un público que no tardó en dejarse arrastrar por la emoción. Wesley Schultz y Jeremiah Fraites, columna vertebral de la banda, demostraron una vez más que su conexión trasciende lo musical. Son veinte años tocando juntos, y eso se nota en cada mirada, en cada gesto, en cada cambio de ritmo intuitivo.

El concierto fue un viaje. Empezaron con ‘Flowers in Your Hair’, que fue como abrir un viejo álbum de recuerdos. No tardaron en hacer rugir al público con ‘Cleopatra’ y ‘Gloria’, coreadas por una audiencia entregada desde el primer acorde. Pero fue con los nuevos temas cuando nos invitaron a mirar hacia delante sin olvidar lo vivido: ‘Same Old Song’ nos sacudió con su energía, ‘Asshole’ nos mostró una faceta más cruda y desgarrada, mientras que ‘Automatic’, la canción que da nombre al disco, se sintió como una declaración de intenciones: seguir moviéndose, incluso cuando la carretera es incierta.

En medio del repertorio, ‘Brightside’ bajó las revoluciones para regalarnos un momento íntimo, casi confesional, con Schultz al frente sin guitarra, solo acompañado por las teclas de Fraites. Un susurro entre tanta euforia. Luego llegó ‘Angela’, que hizo vibrar el recinto entero con su coro luminoso, y ‘You’re All I Got’, que ya empieza a perfilarse como un nuevo himno.

Pero si hubo un instante mágico, fue ‘Slow It Down’, presentada en solitario por Schultz destacado con un foco frente a la completa oscuridad y silencio que inundaba a los asistentes. Interpretada en su forma más desnuda, fue como leer una carta sin firma ni destinatario, una llamada a lo simple y la búsqueda de un refugio en la intimidad.

El cierre, cómo no, fue apoteósico. ‘Ophelia’, ‘A.M. Radio’ y esa joya imperecedera que es ‘Stubborn Love’ sirvieron como colofón. El público, que ya había dejado la voz en mil coros, aún tenía fuerza para gritar los “ooh ooh ooh ooh” que hacen de The Lumineers una banda imposible de olvidar. Una de esas que, aunque cambie, siempre vuelve a tocarte en el mismo sitio.

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Cazador de ibericracks.