Niños Raros o cómo poner a arder una sala
Jueves 14 de septiembre, Sala Barco, cuatro colegas y una bestialidad de concierto
Cuando decidí ir a ver a los Niños Raros ya sabía que su música era buena porque me había inmerso en su último EP «Encuentros Problemáticos«, publicado la semana pasada, y que es una sucesión de auténticos hitazos. Pero, ay, el directo, amigos… el directo es otra cosa: la mejor receta para hacer saltar y vibrar al público, como pasó en la sala Barco el pasado 14 de septiembre.
Definir a Niños Raros es bastante complicado porque es el resultado de una fusión perfecta entre muchos géneros. Podrían entrar en la categoría de hard-rock, fusionado con el indie que encontramos tanto en sus letras y melodías de voz como en el ritmo de muchos de los temas. Vemos referencias de una cantidad de grupos inmensa. Pero lo principal a destacar es la técnica de estos chicos. Una auténtica bestialidad en la que no destaca ninguno sobre los demás, porque absolutamente todos son espectaculares: los solos de batería, las líneas de bajo, las guitarras… es todo alucinante.
El concierto empieza con una intro ambient que precede a ‘Plan de Escape‘, un auténtico aperitivo que abría el apetito para lo que se iba a venir. El aura del comienzo nos hace recordar a los mejores temas instrumentales de artistas como Deftones, para cerrar los ojos y dejarte llevar por la música. Vemos una fusión magistral entre el stoner más purista y tintes funk al bajo, se nota que le ponen mimo a sus composiciones. Más allá de la dureza de su música, la voz y las letras van por otro lado: intimistas, nostálgicas con una voz bastante dulce y tristona, más de una lágrima habrán hecho soltar.
Seguimos con el primer tema del EP, ‘Aquí Sentado‘, que puede ser de los más «indies» del grupo. El ritmo hizo que se me viniera a la cabeza algún tema de Two Door Cinema Club. Este tema habla de estar tranquilo, de que hay momentos que debes parar y reposar la cabeza, dejar la mente en blanco y pensar en ti mismo.
A continuación, llegó una sorpresa enorme, una cover del temazo de los Cala Vento, ‘Abril‘, que puede ser uno de mis favoritos de la banda catalana. Menos mal que el volumen de la sala era elevado, por que si no mis berridos ante el «no soporto verte más allá del charco, sigues siendo mi mitad» podrían haber solapado a la música en directo.
Un elemento destacable, sin ninguna duda, fue el outro tras la interpretación de ‘Manías‘, vaya rollito más Red Hot Chilli Peppers, vaya locura de líneas de bajo. Parece que exagero, pero es un grupo para disfrutarlo en directo sí o sí. Quizás se nos esté yendo de las manos lo de las referencias a otros grupos, pero la fusión y toques diferentes con los que tiñen los Niños Raros a sus canciones son ilimitados. Y no hemos acabado.
Volvemos a hacer un cambio de estilo, y ahora nos toca sumergirnos en uno de los que ahora es de mis subgéneros favoritos, el midwest emo. En un momento en el que este género está teniendo relevancia dentro de la música española con grupazos como Comic Sans o Bernal, el tema ‘Fantasy‘ es un buen ejemplo de ello, evocador y lacrimoso junto a unos punteos de guitarra muy pero que muy buenos.
Tras un cover de los Joy Division, venía el plato fuerte. Una consecución de cuatro temazos, todos incluidos en el último EP. ‘Idisi‘, con claras influencias de los Artic Monkeys, más baladesco pero muy coreable, un himno a cómo curarte tras una relación tormentosa, cuando ya te das cuenta que es lo mejor que te ha podido pasar a pesar de que haya dolido lo más grande. Qué bueno es a veces «desconocer» a ese alguien…
A continuación pillamos el cercanías hacia ‘Aranjuez‘, tema digno de estar en las principales listas de la música española. Y es que, ¿quién narices quiere irse a Aranjuez cuando tienes tremendo bolo en el centro de la capital? No sé quién puede ser tan tonto.
Aquí volvemos a ver los tintes del midwest de los que hablábamos antes. Además, encontramos unos juegos con las métricas que no son habituales en la música emergente española. Encontramos cortes que nos trasladan a los versos más poperos pero que van ascendiendo hasta estallar, en todos los sentidos, llegando al cénit con el «que las cosa que funcionan no deben cambiar, las heridas que duelen y que sangran no se pueden tapar, ayer me acorde de ti al pasar por tu portal, y ahora que lo pienso en realidad no estoy tan mal«.
Finalmente tendríamos ‘Adiós‘, una de la canciones más duras musicalmente hablando, cuando la escuché previamente me recordó mucho a Royal Blood, cosa que finalmente me lo confirmarían los Niños Raros al terminar el tema y el concierto con el tremendo riff de ‘Out of the Black‘. Definitivamente Niños Raros es un grupo para seguir y tener en cuenta. Próximamente tendrán un concierto en Ibiza, y de verdad, si te pilla por ahí, deja de lado Ushuaia y pásate a ver a estos chicos.
Foto de portada: Fátima Sanz
Cazador de ibericracks.