Godspeed You! Black Emperor: Arenga sin palabras contra la injusticia de un mundo en declive

/ marzo 6, 2025/ Crónicas

El octeto canadiense presenta en La Riviera su nuevo trabajo, con un gran lleno, pero ante el silencio que caracteriza el respeto hacia su obra

El pasado lunes 3 de marzo, La Riviera se convirtió en un templo de la experimentación y la introspección con la visita de Godspeed You! Black Emperor. La banda canadiense trajo consigo su último trabajo, cuyo título «No Title as of 13 February 2024 28,340 Dead», sin palabras más allá de un frío dato, encierra un mensaje devastador: la cifra de muertes en Palestina hasta el 13 de febrero de 2024. Un gesto que, lejos de ser una simple declaración, refuerza la identidad del grupo como un colectivo profundamente político, donde la música y la denuncia social van de la mano.

La noche comenzó con Lost Media como telonero, un acto que supo preparar el terreno con su propuesta envolvente, repleta de capas sonoras que parecían buscar la melodía en el caos. Fue una introducción adecuada para lo que vendría después: un viaje catártico, sin un solo instante de alivio.

Cuando los miembros de GYBE tomaron el escenario, lo hicieron con la solemnidad de quienes invocan una ceremonia. Su formación sigue desafiando las convenciones: dos baterías, dos bajos, tres guitarras que parecen marcar los cimientos de cada pieza y cuerdas que añaden el dramatismo necesario. Desde el primer acorde, su música, instrumental y apocalíptica, arrastró a la audiencia a un estado de trance donde el tiempo dejó de existir.

Uno de los momentos más sobrecogedores llegó con ‘BABYS IN A THUNDERCLOUD’. En directo, esta pieza alcanzó una dimensión aún más épica, construyéndose sobre un in crescendo que erizaba la piel. La manera en que la banda juega con la tensión y la liberación se sintió aquí con una intensidad abrumadora, como si la música misma estuviera tratando de sostener un mundo al borde del colapso.

El espectáculo visual, caracterizado por las proyecciones en super-8, contribuyó a la sensación de inmersión total. Imágenes de paisajes devastados, figuras humanas en sombras y símbolos de un sistema en decadencia se sucedían en la pantalla, reforzando la sensación de que el concierto no era solo una experiencia sonora, sino un manifiesto en sí mismo.

La sala, completamente llena, se convirtió en un espacio de comunión entre los asistentes, que, lejos de recurrir a la algarabía típica de otros eventos, permanecieron en un estado de absoluta entrega. No hubo móviles en alto, apenas susurros: solo la música y el público, conectados en una atmósfera de resistencia y reflexión.

Al final, cuando la última nota se desvaneció y las luces comenzaron a encenderse, quedó la sensación de haber sido testigos de algo más grande que un simple concierto. En un mundo que se desmorona, Godspeed You! Black Emperor sigue recordándonos que, incluso en medio del caos, aún hay lugar para la belleza y la esperanza.

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Cazador de ibericracks.

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