Pavlenha: «Yo no quería ser el típico de la guitarrita»
Hablamos con Pavlenha sobre su crecimiento como artista, su futuro disco y sus perspectivas de futuro
¿Quién es Pavlenha? Cuéntame un poco cómo empezó el proyecto.
Un chaval de Ponferrada que se viene aquí a vivir en el 2011-2012 por estudios y a quien siempre le ha molado lo de la música, he sido bastante friki. Luego, en Ponferrada, tampoco es como estar aquí, que estás en el meollo de todo. En 2006-2007 llegaba lo que llegaba a Ponfe, por lo que pasaba horas en YouTube. Luego mis padres me apuntaron a clases extraescolares de guitarra cuando tenía 10 años y me empezó a gustar bastante aunque al principio prefería el fútbol y lo último que me apetecía era salir del colegio e ir a clases de guitarra, pero luego le empecé a coger el gusto. Debido a la pandemia tuve que dejar el trabajo y como no tenía nada que hacer decidí subir un vídeo a YouTube con una cover de Ed Maverick, ‘Acurrucar’. Entonces empecé a ver que le gustaba a mis amigos, a amigos de mis amigos y me animé a subir algo más. De repente, volvió a pasar lo mismo, pero ya con los amigos de los amigos de los amigos, y pensé, joder, qué cosa más rara. Y ahí ya fue cuando me dijeron mis colegas que igual esto podría llegar a algo.
Entonces me vi solo en Madrid, que había dejado el trabajo, que solo quería volver a casa con mis padres y mi gente en Ponferrada una temporada. Luego me fui a casa de un colega en Asturias donde escribí un par de temas, muy orgánico, yo solo con mi guitarra, y ya lo subí en septiembre. Y sin quererlo empezó a gustar, las metieron en un par de listas de Spotify, sin estar en ningún sitio, que eso ya fue algo muy heavy. Te empieza a descubrir y a seguir en Instagram gente que no conoces y flipas mucho más, te llaman sellos que te dicen que te quieren hacer la distribución… Y yo, claro, era un chaval de Ponfe que no tenía ni idea de la industria y decidí al principio no hacerles mucho caso. Luego es verdad que cuando volví a trabajar a Madrid, yo tenía conexión con Antón de Taburete porque teníamos un par de amigos en común y él me seguía en redes. Entonces vio un par de temas míos y dijo, joder, están bastante guapos. A lo que yo le comenté de grabar algo aquí en Madrid y al final hicimos un par de maquetas de forma súper desinteresada porque le gustaba mi música. De ahí fiché por Voltereta, les gusté (no sé por qué) y desde entonces ha sido sin parar.
¿En qué género ubicarías tu música?
La verdad es que no lo sé porque que cuando empecé era mucho más acústico, más folk y obviamente está ahí. Al final es lo que siempre cuento: cuando me preguntan este tipo de cosas digo que yo no dejo de ser un chaval que escribe canciones en su casa con la guitarra. No soy el típico que va a un estudio y se mete con 6 personas. Porque yo cuento cosas que me pasan a mí. Entonces esa alma de cantautor siempre está ahí. Cuando tenía 14-15 años me gustaban bandas como los Strokes y yo quería tener una banda. No me apetecía ser Quique González, que también me flipaba, pero lo que quería era tener una banda y salir a con la eléctrica y reventar.
El primer disco fue una cosa mucho más acústica. Pero yo sentía que para este segundo quería demostrar que no soy el de la guitarrita. Que luego vas a un concierto mío y ves que la peña está súper dentro y que es súper enérgico y que a pesar de que el proyecto sea mío, realmente yo soy una banda, yo voy con los mismos músicos a todos los sitios. Total, que podría decirte folk, pop-rock con toques indies porque realmente no es un pop de radio. Lo único que sé es que hago canciones que conectan con la gente y eso mola.
Define tu música con tres palabras.
Alegre, triste y enérgica.
¿De dónde viene el nombre Pavlenha y el cambio de Pravlenha a la forma actual?
Es una historia bastante peculiar. Cuando yo me vine a estudiar estaba en una residencia en Gran Vía. Haciendo novatadas apareció un vídeo de un ruso que decía la palabra pravlenha (Правлениe) y me hicieron cambiar el nombre por la gracia, ya que se parecía a Pablo. Y cuando me hice el Instagram ya se quedó ese. Una vez que empecé a subir vídeos, pues ya se quedó con ese nombre y no hubo manera de cambiarlo. Yo qué sé. A mí me gusta, ¿sabes? Pero es verdad que con el paso del tiempo hemos descubierto que era difícil de aprender y de deletrear, por lo que quitamos la erre. Tuvimos una reunión viendo los números de búsquedas en Spotify, vimos que la gente lo escribía de mil formas y decidimos hacerlo más sencillo.
Acabas de sacar ‘Lejos’, el tercer single de lo que entiendo que va a ser el nuevo disco. Háblame un poco del proyecto.
Para el segundo disco, lo que tenía claro es que quería otra cosa. El primero fue prácticamente autoproducido, aunque también es verdad que estaban detrás Antón y Wallace a la hora de grabar. Pero es algo que hicimos los tres y que no teníamos una visión externa. Escuché el otro día a Nacho Mur, de La MODA, que dijo que era productor, y me di cuenta de que debía delegar ciertas cosas a otra gente para aportar otros puntos de vista. Aportar cosas que yo no soy capaz de pensar. Yo necesitaba a alguien que escuchara mis canciones y que dijera, vale, ¿por dónde las podemos llevar? Y esa persona fue Víctor Fisherman, que es el guitarrista de Ángel Stanich cuyo sonido de guitarra me flipa, y es algo que yo quería potenciar. Nos conocimos tras una charla que dieron en El Corte Inglés. Nos invitaron al concierto de Stanich de la Riviera y después en el afterparty todo borrachos le dije: “Tío, me tienes que ayudar a producir mi nuevo disco”. Me respondió que le hablase el día siguiente por insta. Se pensaría que era el típico borracho que no se iba a acordar. Al día siguiente a las diez de la mañana le mande un mensaje: “Oye, que esto es verdad, que iba mamado, iba etílico, pero que la proposición era esa”. Y al final empezamos a trabajar. El nuevo proyecto tiene un sonido mucho más cercano de lo que refleja el directo. Queríamos que todo el disco tuviese un mismo hilo conductor a pesar de que haya canciones más tranquilas, y la figura de Víctor ahí fue esencial.
¿Y tenemos fecha, se puede decir?
Pues no sé la fecha exacta, pero es finales de enero o principios de febrero.
¿Algún otro género con el que te gustaría experimentar?
Me gusta mucho lo latino. Por ejemplo, lo que ha hecho Xoel López, que es un referente, un tío que supo jugar. Él venía de Deluxe, que hacía una música súper británica, y el tío dijo, no, no, yo me piro a América, voy a estar tres años y se empapó de toda la cultura y ahora mezcla todo el estilo latino con la que ya hacía antes. Me parece música muy de verdad, y me gustaría en algún momento de mi carrera experimentar con ella.
¿Qué cosa nunca debe faltar en un local de ensayo?
En el mío suele haber bastante cerveza. El último que llega tiene que comprarla y alguna que otra bolsa de patatas. El que llega el último, apoquina.
¿Tienes algún ritual antes de los conciertos?
No somos muy de rituales. La gente suele calentar la voz y se pone vídeos de YouTube para hacerlo, pero yo tuve una mala experiencia, y nunca más. Iba de camino a un festival y por la carretera decidí que era una buena primera vez para calentar. Ese día tenía la voz increíble, que hasta se lo dije a mis padres, ese día tenía la voz que era de Pavarotti. Y nada, hice lo de calentar la voz y en mitad del concierto se me jodió. Nunca más. Desde entonces como mucho unas cervezas, unos chupitos, salimos calientes y ya está. Solemos hacer eso, tomar un par de cerves, gritamos un poco, pero nada más en especial.
¿Dime un tema que te hubiese gustado componer?
Tengo un par, pero me quedaría con ‘El Tesoro’ de Él Mató a Un Policía Motorizado, que para mí es una clara referencia, me flipa esa banda, me flipa Santiago, que es el líder, cómo escribe, las melodías que hace. Es de mis grupos favoritos.
¿Y algún artista emergente que nos recomiendes?
Te recomendaría colegas. Inazio, Íñigo Merino, Malmö 040… están ahora pegando bastante Besmaya… Hay como una ola de peña que estamos muy cerca, todos somos muy colegas y si son emergentes pues diría esos… También me gusta Carlos Ares, que además es el productor de lo último de Marc Seguí.
¿Top 5 de cabezas de cartel en un festival?
Él Mató fijo, Sam Fender, que le vi en el Mad Cool y tiene un directo potentísimo, a los Strokes aunque ya estén un poco viejetes, a Mujeres y a Niña Polaca.
Dime un lugar en el que sería un sueño tocar para ti.
Me quedaría con el Paredes de Coura de Portugal. Que tengo muchos buenos recuerdos porque fue el primer festival al que fui con mis amigos y desde ese año fuimos como cuatro seguidos.
¿Cuál sería una colaboración soñada?
Me gustaría sentarme un día con Kevin Parker de Tame Impala, tomar siete birras y hacer algo con él, tío, porque creo que es genio.
¿Cuál sería tu placer culpable? Grupo que te guste, pero que te cueste un poquito reconocer.
Tampoco me cuesta reconocerlo, pero diría Rosalía. El primer disco, el de «Los ángeles», me flipó.
Tus letras son bastante tirando a románticas y melancólicas. ¿Eres de mandar indirectas?
Bueno, a ver, es que el primer disco fue bastante autobiográfico y es verdad que son románticas y tal, pero tampoco creo que sean muy específicas. ¿Sabes? Hay muchas referencias que la gente no va a entender, pero gente de Ponfe sí. Es verdad que al escribir tenía ese sentimiento ahí bastante gordo. Y yo creo que fue como un empujón para ponerme a escribir. La gente puede pensar que estoy hablando de amor pero igual estoy hablando de algún otro sentimiento que no es personificable.
Siguiendo con tus letras, hablas de la calle del Reloj, el Buda Club. ¿Cuál es el papel de Ponferrada en tus letras?
Es muy gordo, yo era un chaval que nunca me había enfrentado a un papel en blanco. Entonces me lo tomé como si fuesen guiones, realmente lo que veía o lo me pasaba. Y, claro, obviamente estaba en Ponferrada y tenía muchas cosas en la cabeza que tenían que ver. Me parecía también una forma bonita de decir, joder, soy de Ponferrada. Ahora voy a otras ciudades y de repente empiezan a hablar de la calle del Reloj. O hay gente que está de paso en Ponferrada y se para para hacerse una foto y mandármela. Me llena ahí de orgullo decir que gracias a alguna de mis canciones hay gente que pone a Ponfe en el mapa.
¿Cuál dirías que es el mejor barrio de Madrid para vivir y un lugar exótico donde viajar?
Diría Conde Duque. Siempre he dicho que me parece un barrio supertranquilo. Estás en el centro, es bonito, no está masificado. O sea, quiero decir, porque hay bares y tal, pero que no es Malasaña. Es mucho más barrio. Y un lugar exótico donde viajar… Me gustaría ir a Australia. Mi novia estuvo ahí un tiempo y me enseñaba cada video y cada foto que yo flipaba. Además, siempre me ha gustado la cultura musical de ahí, durante un tiempo le di mucho a grupos como Tame Impala, King Gizzard o Skegss.
¿Dónde dirías que están las mejores bravas de Madrid?
Pues es complicado porque en Ponferrada las bravas se hacen diferentes, como con la salsa mejillón. Sin embargo, te diría Los Chicos en Menéndez Valdés con Guzmán el Bueno, mítico bar de camarero con camisa blanca. Pero luego si me tuviera quedar con un bar lo haría con Casa Julio, en Malasaña. Se hizo muy famoso porque los U2 cuando venían a España iban ahí. Es una historia graciosa. Un día que estaban los U2 por Madrid les llovió que flipas y se metieron en el primer bar que pillaron, y ya les empezaron a sacar croquetas, a hacerse fotos y ya para siempre.
Si fueses un país latinoamericano, ¿cuál serías y por qué?
Yo diría Argentina. No sé, me gusta cómo viven todo, tío. O sea, son parte de mí, mi mánager es argentino. Y aparte de que escucho muchos grupos de allí, que yo creo es la escena que más me gusta ahora mismo. Luego ves la energía con la que viven los partidos o los conciertos y es increíble. Viven mucho la cultura.
¿Eres más de vinilos o de Spotify?
Escucho música de Spoti, pero luego, es verdad que he empezado a comprar vinilos, pero para tener, para vérmelos en casa tomando un café un sábado. Me parece bonito, si te gusta un grupo, pues comprarte, yo qué sé, por ejemplo, Niña Polaca, que encima los conozco y tenían un vinilo de una edición especial. De El Mató tengo dos, de Xoel otro, de Deluxe, de Sam Fender. Que luego es gracioso, porque no tengo para reproducir vinilos en casa. Pero los tengo como coleccionista.
Dime algo de lo que te hayas arrepentido hacer o no hacer.
No haber hecho… pues mira, me arrepiento mucho de no haber tomado la decisión de subirme a un escenario antes. Cuando llegué con dieciocho años tocaba en casa, y mira que sabía que había micros abiertos y tal, pero no quería ser el típico tío de la guitarrita. Me hubiese gustado antes tener la decisión y la valentía de quitarme la vergüenza antes. Lo hice con 28, que claro, nunca es tarde, pero habría disfrutado mucho más de Madrid. Siempre me había picado la curiosidad. Iba a conciertos y veía a los de Carolina Durante y a las Hinds reventándose en todos los bolos y he visto cómo han ido formado sus grupos y lo han ido petando. Entonces pensaba, joder, ¿por qué yo no? Y al final lo hice y mira, me ha salido bien, pero me hubiese gustado hacerlo antes.
¿Cuál es el animal más grande que vencerías en un combate?
Lo sé, máximo un jabalí. Pero no creo que mucho más. No, no me imagino bajándome a un oso o algo así, ni a un, incluso, yo qué sé, mastín. Yo creo que ya me revienta.
¿Eres más de Pokémon o de Digimon?
De Pokémon cien por cien.
¿Y cuál es tu favorito?
Charmander porque yo era del rojo. Dios, me gustaba demasiado esa serie y los videojuegos. Nos flipaba la Game Boy, era increíble.
¿Qué preferirías a la Ponferradina en primera o llenar de Wizink?
¡No sé qué decir! Prefiero que esté la Ponfe en primera e igual no llenar el Wizink. Ya llenaré el Vista Alegre. Es que soy muy forofo. Lo sufro mucho, toda mi familia igual y todos mis colegas, es como lo que más me une, aparte de mi familia, a Ponfe. Además, es como una tradición. Día de partido, estoy con mis colegas, como en casa de mi abuela, y lo he hecho desde pequeño, es algo especial. Además, a la Ponfe le daría mucho. Ver a mi equipo en primera sería la hostia, ver ahí a Bellingham clavarnos ocho goles… Increíble.
¿Cuál es tu perspectiva de aquí a 5 años?
Me gustaría estar casado. Y luego a nivel proyecto, pues tener la estabilidad de tomarlo como mi trabajo al cien por cien. Que la gente se piensa que es todo jauja, conciertos y fiestas, pero hay un trabajo y muchas horas detrás. Quiero seguir conociendo sitios, y tocando y llenando salas y festivales. Pero sobre todo seguir disfrutando de la música.
Fotos de @soniaduph
Cazador de ibericracks.