20 Buck Spin: En defensa de la música extrema.

/ octubre 21, 2020/ Artículos

La discográfica americana '20 Buck Spin' tiene la tarea hercúlea de atraer al gran público con su propuesta de merchandising y distribución de metal extremo, sin traicionar sus raíces underground.

Dentro del mundo musical, el heavy metal ha tenido su gran repercusión empezando como una rebelión al rock convencional en la década de los 70, pero quedando relegado a la esterilidad creativa en el mainstream en los últimos años. Esto ha sido gracias a emisoras de radio que han optado por la vía fácil, ofreciendo un repertorio reducido y muy trillado, además de la aparición de canciones rock en todo tipo de anuncios, traicionando precisamente a esa esencia inicial de contracultura.

En los años 80 empezó a crecer una corriente de bandas que rompían con los tabúes fijados por el propio género, jugando con la muerte de la voz melódica y una brutalidad sonora nunca antes conocida (primera ola del black metal como Venom o Bathory o precursores del death metal como Possessed y Sepultura). Estos herederos del thrash más salvaje eligieron aportar una dosis de agresividad extra al metal de la época, resultando así en la creación de varios subgéneros, que influyeron posteriormente a otras bandas, principalmente a la segunda ola del black metal (escena nórdica de Mayhem, Darkthrone, Emperor…) y la creación del death metal puro y duro (Death, Obituary, Bolt Thrower…).

Actualmente, estos grupos han creado un seguimiento de culto y un renacimiento de las técnicas extremas, ya sean continuistas (movimiento old-school death metal de Necrot, Gatecreeper o Undeath) o evolutivos (avant-garde metal de Liturgy, Oranssi Pazuzu o Imperial Triumphant). Esta nueva corriente de bandas ha sido aprovechada por la discográfica americana 20 Buck Spin, ofreciendo entre su catálogo los mejores descubrimientos del death metal actual, sin ignorar grupos de heavy, black y war metal. Todo esto, prestando una gran atención a la creciente ola de coleccionismo de vinilo y casete, con ediciones limitadas y exclusivas.

Aquí la primera cuestión, ¿acaso este afán de consumismo del coleccionista moderno ayuda a la escena del metal extremo? Sí, y no hay nada de qué avergonzarse. No importa que el hipster de turno compre el último álbum de Tomb Mold porque tiene un vinilo con colorines. Lo importante es que ayude a las ventas del producto y por tanto, aporte a su visibilidad. Lo mismo pasa con las toneladas de merchandising que cada banda saca a la venta, no hacen más que apoyar a la escena general con sus diseños brutales y putrefactos (en el mejor sentido de la palabra).

Pero entonces, ¿20 Buck Spin qué tiene de especial?¿En qué se diferencia de las demás distribuidoras?

El factor decisivo en esta ecuación es el afán de atraer al público melómano con la inclusión de artistas que nada o poco tienen que ver con el metal extremo, como Black Magnet (rock industrial) o Vatican Shadow (techno y electrónica ambient de la mano de Dominick Fernow, el mítico artista de harsh noise, más conocido como Prurient).

Estos proyectos, aunque marginales, tienen seguimiento de otras corrientes artísticas que pueden traer nuevos oídos hacia el lado oscuro del metal. Sus fans entienden que la música es un medio tan válido como cualquier otro para transmitir mensajes y sensaciones.

Y aquí vienen las últimas cuestiones: ¿a qué se debe la marginalidad de la música extrema?¿Acaso no es igual de válida que la literatura o el cine de terror?

La respuesta es muy simple, el medio musical no había sido llevado a los límites de la incomodidad sensorial como las otras vías. El movimiento de la música underground extrema y experimental es algo relativamente reciente, y nace como una evolución de géneros ya preestablecidos en el siglo XX, ya sean el rock, música electrónica o clásica contemporánea (musique concrète y variantes).

El público general aún no ha aceptado que la música sirva para algo más que transmitir alegría y tristeza (una visión muy simplista del arte). Estos «nuevos» géneros aportan significados, ideas y sensaciones muy diferentes a primera vista, tales como: reflexión, nihilismo, repulsión y horror. Cuando el oyente se enfrenta por primera vez a estos sonidos, es una experiencia totalmente contraria a todo lo anterior conocido o presupuesto, pero conforme se acostumbra a las estructuras (o falta de estructuras) de la música extrema, se aprecia una clase de éxtasis que ningún otro género aporta. Nada se compara a un riff de guitarra de Suffocation, ahogado en blast-beats incontrolados de batería, sonando como una auténtica motosierra. O a los gritos llenos de rabia y melancolía de Burzum, mezclados con un hostil trasfondo de distorsión, creando una atmósfera helada e inhóspita.

Así que os dejo con unas ideas. ¿Cuándo podremos escuchar Cannibal Corpse en Rock FM? ¿Cuántos años pasarán hasta que veamos a Napalm Death en un recopilatorio de TVE? Como ya ocurrió con los espeluznantes clásicos de Lovecraft o con los slashers más famosos del cine, todo es cuestión de tiempo.

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