Muchas canciones de amor: os echábamos de menos McEnroe

/ octubre 27, 2025/ Crónicas

Un neón rojo, una luz y una fachada que es hoy parte del imaginario colectivo de todo madrileño. El teatro Eslava, una cola que viaja por todo el largo de la calle del Arenal. Mucha gente, del concierto o no, charlan por una de las zonas más concurridas de la capital. McEnroe ha vuelto a Madrid. 

Puntuales y serios, un humo que sale directo, inunda la sala de ese olor tan característico, por unos segundos perdimos la visión del escenario. «La atmósfera, la atmósfera», grita una mujer, haciendo referencia a la imagen estática de unas nubes y un cielo completamente azul que aparece en fondo del escenario. Un ruido de guitarra, un poco sampleada, se mantiene en el aire durante varios minutos. Un ruido constante y grave. Juraría que se debe a un fallo técnico. Los murmullos no cesan. Gente que llega de un largo día de trabajo charla con sus amigos casi ajenos. Empieza el bolo. 

Ahora sigue un tema de amor

Una voz profunda rompe con todo, se dispara en todas direcciones. Una luz blanca directa apunta a Ricardo Lezón, quien nos dispara con los primeros versos. Destellos y reflejos por todas partes, desde los de esa primera planta que actúa como pista, hasta llegar a los otros pisos. La gente se calla de repente pero los botellines, chocando unos con otros, se vuelven un ruido de fondo. Los camareros no dejan de trabajar. No son muchos los coros pues los fans se dedican más bien a contemplar, sentir y llorar.

Hace mucho que no estoy aquí pero juraría que algo ha cambiado. Hace un par de años que la banda no toca y un año que no ensayan, seguro que ellos también sienten el cambio. «Siempre creemos que no va a venir mucha gente y nos agobiamos, después vemos que no ha sido así y nos agobiamos porque ha venido mucha gente«, confiesa el cantante, tímido. Mira a la banda y siguen, cómo no íbamos a venir a verles. Pensativos, tranquilos, la gente canta, vive, recuerda, se regocija en su propia nostalgia. Hay algo que tienen estas canciones que están hechas y dedicadas para tanta gente, cualquiera puede sentirse identificado con temas como el de ‘Electricidad‘. En uno de los palcos, una mujer, de suéter azul y pelo caoba, se abraza con su pareja. El contacto dura los cuatro minutos de la canción. Ella parece llorar, él le sonríe. Ambos aplauden.

El mañana de McEnroe

Tres palabras: «La vida libre », un nuevo álbum que lleva ni más ni menos que seis años cocinándose. Un primer sencillo que nos lanza alguna de las ideas bases de lo que será el álbum. Esencia pasada por el transcurso de la vida y del tiempo. ‘Can Fernando‘ sonando para todo el teatro. La gente ansiosa aplaude entusiasmada, la banda responde con una sonrisa. Es curioso si pensamos en el ritmo de la industria de la música, y gracias a que bandas como estas que dejan macerar las ideas, los temas, todo se vuelve un poco más tranquilo. 

Se abren huecos entre la gente, muchos se van moviendo. Un hombre alto, muy alto, me tapa la visión. Por suerte, he nacido en la época digital, un móvil asciende entre la multitud y me está televisando el poco concierto que queda. Casi con mayor resolución de lo que yo era capaz de ver. Muestras de amor y gente que entra y sale del servicio, es un ambiente distendido. Hacen un bis y tocan una última canción, ‘Las mareas‘. Nosotros, dejándonos llevar por el vaivén y las luces encendiéndose tan de repente, salimos de poco en poco. La despedida fue extraña y las ganas de que hubiese algo más se palpaban por parte de todos. 

Como la espuma del mar y con la fuerza de la luna, todos acabamos en la calle. Sin olvidar de que los vidrios y los murmullos nunca cesaron. La gente se marcha y una multitud que en algún momento fue uno dentro del teatro se separa y se fusiona con los tantos turistas que transitan las calles un jueves noche.

Fotos de @sallychinaski
+ posts

¿Te sabes esta? Es muy indie no creo que la conozcas.
Intento de periodista musical, versión hacendado. Me encanta escribir y la música<3

Tossuderia d'argelaga. Hablo de música y fotografío conciertos.

Compartir esta entrada