¡Yo digo Derby Motoreta’s y ustedes Burrito Kachimba! el grito de guerra que inunda el WiZink Center

/ enero 27, 2025/ Crónicas, Galería

Viernes 24 de enero, llevo con este día marcado en el calendario prácticamente desde que salió anunciado. Derby Motoreta’s Burrito Kachimba en su primer WiZink Center. Les vi por última vez en abril del año pasado y solo pude reafirmarme en que estaba delante de algo único y a punto de catapultarse.  A lo largo de la noche desfilarán varios invitados: Ángeles Toledano, Anni B Sweet, El Canijo de Jerez, David El Indio (Vetusta Morla, Gipsy Power Band), Julio Ródenas, Javi Ruibal, Álvaro Jushicú y Elena Gog.

Pensaba desde un primer momento que sacar a los Derby de una sala, el único entorno en el que les había visto y escuchado, haría que se perdiese un poco esta brutalidad y esta sensación de éxtasis que siembran en todos sus conciertos, pero estaba completamente equivocada. No solo se respira el mismo ambiente de familiaridad y enorgullecimiento en la pista, sino también en el escenario y, por supuesto, no falta en ningún momento la potencia, ya característica, de la banda. Derby Motoreta’s Burrito Kachimba no solo han conseguido llegar así de lejos, sino que han logrado hacer de este gigantesco recinto un espacio tan íntimo como cualquier sala en la que nos hayan podido recibir.

Carmela Rodher

Desde el momento en el que Miguel se dirige al público con un «Gracias colegas, esto es indescriptible, de verdad», la atmósfera se llena de una energía que solo se puede describir como cómplice y especial. Todo esto se hace más palpable cuando suena El Valle, tema que nos conocemos todos los presentes y que probablemente sea el germen que nos reúne a todos aquí, la banda lo lleva al siguiente nivel con distorsiones que transforman las notas en un eco hipnótico. 

La entrada a la segunda parte del concierto se presenta arrebatadora y experimental con los visuales de Bolsa Amarilla Piedra Potente (Primavera Labels, 2024) en la gran pantalla, no sin antes tocar Gitana con la aparición de Elena Gog para bailar libre por todo el escenario. Con tono sincero, Miguel le dedica unas palabras: «Este es mi sueño», ante el aplauso ensordecedor del público. 

Cada miembro de la banda por separado es una revolución, pero cuando se juntan en el escenario el resultado es tan explosivo y garrapatero que nadie sabe muy bien por dónde nos van a salir. Se manejan un sonido único, que abarca géneros desde el flamenco más auténtico a la quinquidelia y el rock experimental. El público, inevitablemente, se ve sumido en esta montaña rusa: a mi izquierda una pareja que baila sevillanas, a mi derecha un hombre con pelo largo que sacude la cabeza como si estuviera en un concierto de metal. Todo esto se acompaña de un espectáculo de luces caleidoscopio, que juegan a esconderse y aparecer en el momento justo. Yo ya no sé a dónde mirar, todo es la hostia. 

Carmela Rodher

A medida que avanzan, la banda no se olvida de mencionar a todos los que han formado parte de este camino: un agradecimiento especial a Vetusta Morla, quienes les cedieron su local de ensayo; a David El Indio, a quien mencionan como «la persona más generosa que han conocido en la música» y que les acompaña con percusión en el tema Turbocamello: a Daniel Monzón por la oportunidad de componer el tema para la película «Las Leyes De La Frontera», que tocan junto al Canijo De Jerez; a Ángeles Toledano de la que dicen «hay gente que pasa por este mundo y hace una revolución y ahora mismo está sucediendo en el flamenco gracias a ella»; a gente de su equipo que cierra una etapa con ellos; a Kiko Veneno, por ser su mayor referente, a familiares, amigos y a todo el que os podáis imaginar, todos reciben cariño.

Tras una breve pausa, el grupo regresa al escenario con cambio de vestuario, dejando patente que aún queda mecha. Presentan a Álvaro Jushicú y a su armónica, lo que eleva la intensidad del espectáculo. Después, Manteca nos hace saltar a todos y Miguel se lanza al público. La cerveza a diez euros, un crimen para muchos, parece ser el único precio a pagar por una noche inolvidable. 

Cuando todo llega a su fin, abrazos, bailes y una botella de champán ponen el broche de oro a una noche histórica. Últimos agradecimientos, palabras cálidas para el público, nos llaman colegas. Es de esta forma que Derby Motoreta’s Burrito Kachimba nos deja grabada en la retina una noche que será difícil de olvidar, una lección de cómo mantener la esencia mientras se conquistan nuevos territorios. Me pregunto si este será el principio de una transformación similar a la de Vetusta Morla, quienes generan tal ecosistema de unión en recintos tan grandes que nos resulta difícil regresar con ellos a las salas, como si nos faltase gente. Supongo que solo el tiempo lo dirá, pero lo innegable de todo esto es que, en este WiZink Center, los Derby nos han demostrado, una vez más, que la música y la humildad no han de tener fronteras y que, al final, todos queremos formar parte de esta jarana. 

Larga vida al rockanroll.

 

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Carmela RodHer. Estudio un máster fotográfico en LENS Escuela y también trabajo fotografía analógica y revelado. La cámara siempre colgada al cuello y metida dentro del pogo.

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Acerca de Carmela RodHer

Carmela RodHer. Estudio un máster fotográfico en LENS Escuela y también trabajo fotografía analógica y revelado. La cámara siempre colgada al cuello y metida dentro del pogo.