Despídete de tu erección, di hola a Mala Gestión
Jueves 22 de mayo, por fin calor en la calle y una cola que da la vuelta a la acera de la sala Clamores. Los chicos de Mala Gestión se han anotado el sold out en Madrid. Sin pedir mucho permiso y con la cámara como llave maestra me cuelo en la prueba de sonido. De esto, no hay mucho que decir, me lo guardaré como un secreto. Lo único que había escuchado de ellos antes fue el Live Millenia que publicaron el año pasado y fue más que suficiente para estar pendiente de ellos y de su fecha en Madrid con Sound Isidro.
La sala se empieza a llenar rápidamente, todos agolpados al frente con cámaras digitales en mano. Un chaval con una Nintendo, ¿cómo no se me ha ocurrido a mí? Tiene todo el sentido: Mala Gestión, una Nintendo, es prácticamente lo mismo.
Empiezan con calma, temas tranquilos y saludos al público. Yo solo escucho gritos por todas partes. Estos chavales tienen algo que, a mi parecer, va más allá de la música: lo de mover a tanta gente, que canten todas sus canciones de principio a fin, que el público se sienta lo suficientemente cómodo como para pasarles sus cámaras, sus teléfonos y sus accesorios y que ellos lo cojan todo. La interacción, la comunicación. Ya lo he dicho más veces y es que no me cansaré de repetirlo: la sensación de equidad entre artistas y asistentes es, muchas veces, lo que eleva a un grupo.

Carmela Rodher
Si seguís a Mala Gestión por redes sociales, entenderéis que era de esperar que sus visuales siguiesen esa línea que hace referencia a la cultura del meme, del rabbit hole del internet y sus absurdos, mi favorito: la película entera de Shrek a ultravelocidad. Creo que esto casa muy bien con la banda, nada que ellos no sepan ya, pero siempre es de agradecer que dentro de la seriedad con la que ha de tomarse un proyecto como lo es un grupo de música, exista este margen de humor que de alguna forma se convierte en algo reconocible e inherente a la banda. Pasárselo teta, vaya, que de eso debería tratarse siempre.
Las bromas, el momento en el que alguien encuentra un reloj en el suelo y se lo pasa a Elías (voz) y todo se para y buscan al dueño, los alaridos cuando el calor puede con ellos y se quitan las camisetas, las transiciones bien metidas entre sus temas más tranquilos como Frigopi3 y los más cañeros como Todos Mis Amigos Tienen Sarna. El tema que nos tocan en primicia: Pollo Al Chilindrón. Podría tirarme un rato largo haciendo de pureta y hablándoos de su música y sus letras y en qué genero les encasquetaría, pero para eso tenéis YouTube, vuestro tiempo libre y un mogollón de crónicas que hay a lo largo y ancho de internet. Os diré, sin embargo, que la experiencia de verles en directo ha sido algo que ha destacado entre muchos de los shows en vivo que he visto a lo largo del tiempo y que, inevitablemente, esto ha hecho que se me despierte cierta curiosidad por ver qué cosas nos traen próximamente. Ese grado de vacile que se puede intuir en algunas de sus letras, la más famosa siendo «Toc toc ¿quién es? Puñetazo al taxista», se aprecia aún mejor cuando les tienes delante y Pablo (bajo) se lanza al público sin previo aviso o cuando ves de reojo a Ertor (batería) volviéndose completamente loco con las baquetas.

Carmela Rodher
Eso de que tengan un tema tan sentido y emocional como No Es Tu Culpa, que diga «hace meses que no hablamos, me persigue la culpa de huir» y que en el mismo repertorio te planten algo bien de cañero como Ayer Vino Messi, que literalmente habla de eso, de que te quedaste en casa y apareció Messi, secuestraron a un enano y se colaron en la casa de un masón, es la única prueba que necesito para poder confirmar que cuentan con el calibre musical necesario para hacer lo que les dé la gana y que, aún así, todo ello siga teniendo sentido de principio a fin. Entre eso, que suenan de puta madre y que después de tocar se tiran un rato largo hablando con el público, haciéndose fotos, firmando merch… A mí, ya me tienen ganada. Y a una sala entera también.

Carmela Rodher
Carmela Rodher. Estudio un máster fotográfico en LENS Escuela y también trabajo fotografía analógica y revelado. La cámara siempre colgada al cuello y metida dentro del pogo.