Finale y Prison Affair, las bandas de culto de la escena punk actual

/ mayo 21, 2024/ Crónicas, Galería

18 de mayo, Prison Affair y Finale se avalanzan sobre Madrid. La cartelera, que ya empieza a ser de culto, reúne a media ciudad y estoy convencida de que a más de un oyente entregado que coge carretera para no faltar. Al doblar la esquina de Fuencarral con Barceló me uno a la marea de gente que está en la recta final de su trayecto hacia la Sala But. La cola se empieza a formar rápidamente, todos queremos estar en alguna de las dos primeras filas. 

Pasados los cincuenta y pico minutos de rigor para abandonar pertenencias en ropero y esquinas, pedirse un cachivache y pillar sitio, aparece Finale sobre el escenario. La banda de Valencia formada por Pepet (voz), Javato (guitarra), Ximo (bajo) y Oliver (batera) llevan ya varios años subiendo al escenario una dosis rápida y letal de punk punk punk, palabra a la que quiero darle cierto énfasis, ya que no solo lo tocan, también lo exponen sobre el escenario y lo diseccionan en sus letras. Finale tiene un algo que enciende a la gente de una forma particular, como si el público fuese un botón gigante rojo que reza ‘No tocar’ el sonido de sus temas fuese la electricidad y Pepet fuera el gran puño que activa el botón. Todo pasa de 0 a 100 en un pestañeo. El público se convierte en una monstruosidad antes de que acabe el primer tema, cerveza y agua volando y el cantante observa desde la altura del escenario. Un hombre pegado a una cresta pide a voces el tema de ‘Extra Extra’, lo hacen resonar a través de los amplis a todo volumen, la marabunta de chavalería se agolpa al frente del escenario y durante unos eternos minutos temo que se me parta una costilla contra la chapa de este. Como bien os digo, Finale cuenta con algo inexplicable que provoca que la sensación de riesgo sea disfrutable: «¿Costilla rota? Qué macarrada, seguro que es a cambio de un fotón». Avanzan su repertorio chulescos, desafiantes, liberadores y abandonan el escenario dejándonos como si nos hubiera pasado un tanque por encima. 

Carmela RodHer

Pausa para el cigarro, de ley. «¡Vaya caña!», «Ya, y verás ahora los Prison» y onomatopeyas varias se escuchan a lo largo y ancho de la sala mientras la gente sale para respirar aire no tan caliente. A la vuelta, con refrigerio en mano, la energía sigue por todo lo alto. La pantalla de la sala muestra ahora los simpáticos visualizers de Prison Affair: garabatos de una mano que empuña una navaja, un monigote que nos enseña el culo y su nombre bien grande. Juanma (voz y bajo), Bicis (guitarra) y Adri (batería) no hacen tanta virguería por el escenario, ni falta que les hace, su sonido enlatado, distorsionado y característico de esos que te hacen decir: ¡Coño, los Prison! causa la agitación del público, parece que ahora el suelo quema, nadie se queda parado en el sitio. Empiezan con ‘Big Bottom Baby’, clásico de su «Demo 3» que nos conocemos todos, diría que uno de los temas por los que empezamos a conocer a Prison la gran mayoría. No faltan tampoco ‘El Motín’, ‘Black Caiman’ y, por supuesto, su versión taleguera de ‘Cacho a Cacho’. En alguna de las travesías que hago de lado a lado del escenario, todo ser que estaba en primera fila me abre una especie de pasillo para facilitarme la incursión y, sin comerlo ni beberlo, alguien me sube al escenario. Fuerais quienes fuerais, sois unos genios, os dedico esos planos. 

Carmela RodHer

Si alguien se quedó sin ver a Prison Affair, podrá hacerlo en alguna de las siguientes fechas veraniegas: 

21/06 – Sala 16 Toneladas, Valencia

22/06 – La 2 de Apolo, Barcelona

09/08 – Void Fest, Alemania

24/08 – Canela Party, Málaga

Sin mucho más que añadir, porque a esta gente hay que verla en carne y hueso, diré lo que ya todos sabemos: larga vida al rockanroll.

Fotógrafa

Carmela RodHer. Estudio un máster fotográfico en LENS Escuela y también trabajo fotografía analógica y revelado. La cámara siempre colgada al cuello y metida dentro del pogo.

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Acerca de Carmela RodHer

Carmela RodHer. Estudio un máster fotográfico en LENS Escuela y también trabajo fotografía analógica y revelado. La cámara siempre colgada al cuello y metida dentro del pogo.