Damiano David enloquece a un Movistar Arena eufórico
El exvocalista de Måneskin llena el Movistar Arena en Madrid en su Damiano David Tour
Damiano David sigue siendo una estrella del rock. A pesar del inicio de su carrera en solitario, que lleva consigo muy poco de la vibra de Måneskin, el italiano sigue manteniendo su esencia, su picardía y su estrella. Hipnotiza, haga lo que haga, y es que es un showman como pocos.
El 22 de septiembre se presentó ante un Movistar Arena al completo, con más de 15.000 entradas vendidas (recordemos que, en un primer momento, se anunció el concierto en La Riviera, aunque inmediatamente tuvieron que cambiar de sala debido a la alta demanda de su público), poniendo patas arriba el Palacio de los Deportes.
Los retazos de la vida del rock & roll
A las nueve en punto de la noche se apagaron las luces de la arena. En la pantalla apareció su nombre: Damiano David, acompañado de unas sensuales luces rojas, que se mantendrían durante la primera parte de su show. Unos segundos después, ‘Born With a Broken Heart‘ hizo enloquecer a sus seguidores. Tanta era la euforia y la energía de los asistentes que, durante este tema como el siguiente: ‘The First Time‘, desde la grada de Felipe II se escuchaban más los coros del público que al propio intérprete. Quizás se debió a un problema técnico (hubo algún que otro fallo puntual también con las pantallas laterales) pero, sin duda, provocó que el inicio se sintiera todavía más emotivo.

Tras ‘Mysterious Girl‘ y en un casi perfecto español, Damiano introdujo ‘Cinnamon‘ como «un poquito de rock» del que, aquellos que le seguimos desde sus tiempos en la banda, estamos tan sedientos. Entre gritos, cantos y aplausos para una banda indescriptible, el italiano se deshace de su top marrón, con esa picardía mediterránea y ese saber-qué-hacer que tanto le caracteriza. Se escuchan suspiros. Se sienten las hormonas. Hay quien se remueve en los asientos. Y él lo disfruta. Le gusta gustar, y a su público le parece mejor que bien.
En la misma línea, y con una sonrisa traviesa, comparte con nosotros su sabida pasión por hacer covers. Gracias a Dios no recae en la ya tan quemada ‘Beggin’, sino que nos regala una satisfactoria versión de ‘Sex on Fire’ de Kings of Leon, a la que le sigue su tema ‘Talk to Me’ y una perfecta interpretación de ‘Nothing Breaks Like a Heart’. La facilidad que tiene el intérprete de mejorar aquellas canciones que ya de por sí son temazos es indiscutible.
El comienzo del camino hacia su propia perfección
Tras una breve pausa y con un cambio de luces que pasan de la fuerza del rojo a la calma del gris, Damiano regresa al escenario y nos comparte en nuestro idioma que
«lo que hemos visto ahora en mi mente representa los diez años pasados de mi vida. Todo fue muy divertido, veloz, rock & roll. […] Pero un día, algo se rompió en mí y me volví triste, muy triste. Y, entonces, aprendí que tenía que emprender una pausa y volver a lo que yo sé que amo: escribir música. Entonces escribí este álbum, que me ha ayudado mucho a entender lo que estaba roto. Lo que estaba roto es que mi vida era perfecta, pero no era mi idea de perfección. Era la idea de alguien que estaba muy lejos de mí. Entonces he entendido que tengo que elegir mi vida, y vivir mi vida con mi idea de perfección. Y espero que vosotros hagáis lo mismo porque está muy bonito».
Tras esas palabras llenas de sensibilidad, que responden, de alguna manera, a las críticas que recibió por salirse de la banda que capitaneaba en su momento más álgido, empieza a sonar ‘Perfect Life‘ tras enfocar a su compañera de vida en estos momentos, Dove Cameron. Con esta canción queda más que demostrada su capacidad vocal y su inherente habilidad para conectar con los sentimientos de sus oyentes, algo que se mantuvo vivo, sobre todo, durante esta segunda mitad de la noche.
En esta línea más romanticona, pop y cargada de corazones blanditos (que no por ello apagan el calor que emana el estadio), continúa con ‘Sick of Myself’. Pero lo grande llegó después. El público madrileño no se hace ni una idea de lo increíble que suena ‘Guantanamera‘ de Guitarricadelafuente en su voz. Y, mucho menos, se espera que haga una cover de ‘Si no estás’ de Íñigo Quintero, que pone a llorar a lágrima viva a una gran parte de los asistentes. Qué bonito que habría sido si alguno de los dos le hubiera acompañado aquella noche en el escenario.
‘The Bruise’ y ‘Tangerine‘ nos hacen soñar con ver en vivo a Suki Waterhouse y a D4vid cantándolas con él, pero su maravilloso coro, formado por Tatiana y George, hace que les echemos un poquito menos en falta.


La unión del pop y del rock encarnada en un artista
El show se aproxima a su final con la tan esperada ‘Zombie Lady’, en la que Tatiana brilla como la estrella que es, y sus músicos demuestran, una vez más, que son esenciales en aquella actuación. Con las palmas de un público entregado como abrigo en aquella noche otoñal, comienza a sonar ‘Tango‘, y todo el mundo se pone a bailar. Le siguen ‘Angel‘ y ‘Over‘ para dar paso a la falsa última canción de la velada: ‘Mars‘, no sin aprovechar para enviarle un mensaje a Elon Musk. El italiano, tras mostrar su desacuerdo con Musk, nos comparte cómo surgió la canción: Si todo el mundo abandonase la Tierra y se fuese a Marte, él sueña con quedarse en nuestro planeta y disfrutar de su belleza junto a su novia, a quien no deja de mencionar cada vez que puede durante la hora y media de concierto.
Damiano se despide de Madrid con un bis de ‘The First Time‘ y cierra la noche con ‘Naked‘, canción con la que se abre una vez más a nosotros y nos afirma que la única forma que tuvo de encontrarse a sí mismo, fue atreviéndose a disfrutar todas las partes que lo forman como persona, y que quedan demostradas en la versatilidad de su música.
Tras bajar al foso para agradecer al público, se monta en una furgoneta, firma la cámara que lo graba, se marcha del recinto como la estrella del rock que es, quiera o no; y, una vez más, deja al público español con las ganas de escuchar ‘Next Summer’ en vivo.
Ya poco queda del Damiano que muchos de nosotros conocimos en Eurovisión 2021, pero esto no es algo malo. El italiano ha demostrado que tiene mucho que compartir y que hacernos experimentar a su lado, y las 15.000 personas que llenaron hasta arriba el Movistar Arena parecen estar más que encantadas de que así sea.

Vivo por y para la cultura. De pronto me ves en medio de una lluvia de pogos que cantándote las canciones de Nino Bravo. Siempre nos quedará la música.




