Marlena llena su segunda Riviera consecutiva
Ana Legazpi y Carolina Moyano ponen a bailar a más de 2500 personas en Madrid
El pasado sábado, 20 de abril del 2024, el dúo más icónico del panorama pop del momento, Marlena, llenó al completo su segunda Riviera. Y lo hicieron, ni más ni menos, que sacando a bailar las penas de sus fieles seguidores, que no hicieron más que celebrar la vida (con sus subidas y bajadas) durante casi dos horas.
Acudimos al concierto habiendo escuchado alguna canción por redes sociales o en la radio, sin demasiada expectativa, pero con ganas de pasarlo bien. Pero aquella noche de abril, en la que no dejamos de bailar y de cantar a pleno pulmón, volvimos a casa con el corazón lleno, con ilusión y con la energía por los aires. Y es que, Ana Legazpi y Carolina Moyano saben perfectamente cómo conectar con sus oyentes: un público variopinto, inclasificable, en el que había desde niñas pequeñas hasta adultos, solos o acompañando a sus adolescentes. Qué bonito fue, sin duda, mirar desde arriba a ese mar de personas y encontrarlos a todos cantando ‘Me sabe mal‘, ‘Red Flags‘ o ‘Amor de verano‘ al unísono.
La fiesta empezó con ‘Bailamorena‘ (que ya acumula más de doce millones de reproducciones en Spotify), a la que siguió ‘Fecha de curiosidad‘. Hicieron falta tan solo dos canciones cantadas a voz en grito para que las dos mejores amigas dejaran salir todas sus emociones desde sus corazones en forma de lágrimas. ¿Cómo no hacerlo, mirando hacia atrás todo ese camino recorrido, y encontrándose de frente con el tremendo regalo que es tener un público leal? Un público que, en gran parte, las acompañaba por segunda vez en la sala madrileña.
Es imposible no conectar con ellas. No solo por la buena vibra que transmiten hagan lo que hagan, sino por su capacidad de narrar sus canciones, abrazándolas con sus propias vivencias, con las anécdotas que las acompañan. De esta manera, Legazpi se dirige a su público preguntándonos si alguno de los allí presentes habíamos cogido alguna vez un Alsa por amor. Inmediatamente, los recuerdos de aquellos amores pasados, que naufragaron por la distancia y que, en alguna ocasión, nos siguen acompañando con los eternos qué hubiera pasado si… aparecen como flashes ante nosotros, y se diluyen en los versos de ‘Muñeca de cristal‘.
Sabiendo que acaban de atacarnos directas a ese cora de quinceañeras que, de una forma más o menos profunda, sigue habitándonos, Marlena deciden alegrar la noche anunciando que este octubre lanzarán disco. Aprovechan este momentazo para dar intro a ‘Estaré millor demà’, tema compartido con los mataronenses The Tyets (en nuestra opinión, uno de sus grandes hits), con el que evidencian sus ganas rotundas de cantar en catalán. Y qué gusto da oírlas, a ellas y a todas las voces que las acompañan, cantando en una de las lenguas de nuestro país.
Tras una estupenda cover de ‘Como si fueras a morir mañana‘ de Leiva, Ana vuelve a empatizar con todos aquellos ojos que la miran echando chiribitas, embobados, contando cómo su mejor amiga y compañera, Carolina, la salvó de cometer aquel error garrafal en el que todos hemos patinado alguna vez: escribir a esa expareja, que sabes en el fondo que está requetebién siendo ex, en un momento de bajón y calentón, botella de vino en mano. No lo duda ni una vez al afirmar que lo mejor que le ha pasado en la vida fue no volver a marcar ese número de teléfono. Sin duda, eso no quita que, en ese punto de pena máxima, escribiera el gran tema que es ‘Un último baile‘, el cual primero empieza cantando en acústico para, después, llorarlo mientras lo bailamos hasta poner abajo la Riviera. Cómo duelen y cómo sanan esos versos.
Después de ‘Niñata‘, toma su lugar un nuevo tema que Marlena sacará en junio, y que ya cantaron en su primer concierto en esta sala: ‘Te vas a inventar‘. Como bien comentan, el próximo disco cuenta con una cronología que iremos comprendiendo conforme escuchemos sus temas en orden. Y es por eso mismo que esta canción sigue un poco la historia del último baile que se perdió en su imaginación, pues narra lo sucedido cuando, meses o años después, te encuentras con esa persona. Qué ganitas de escucharla a todo volumen en cuanto salga en todas las plataformas.
Las dos canciones que siguen a este momento tan frágil no tienen desperdicio alguno: ‘Allá donde voy’, patrocinada por Endesa y dedicada a las deportistas de nuestro país; y ‘Dame tres días‘, cantada a dúo con un Álvaro Benito desafinado pero que, aún así, nos hizo regresar a esa preadolescencia en la que las bandas de pop-rock estaban por todas partes, incluidos los pósteres de nuestras habitaciones.
Las menciones y agradecimientos no terminan allí, ya que Marlena no dudan en nombrar a Nil Moliner, quien esa misma noche llenaba el Palau Sant Jordi, y con quien comparten ‘Nada que decir‘. Así es como nos quedamos sin palabras al escuchar la voz desgarrada y tan personal de Ana, los acordes de Carolina y los coros, cantados hasta lo más hondo, por parte de los asistentes.
Con la piel chinita y los ojos acuosos, acordándonos de lo difícil que es salir de un vínculo que no termina de romperse, pero que tanto daño nos provoca, la vocalista se decanta por hacernos llorar todavía más, y no solo a nosotros, sino a la musa de ‘Gitana‘, que la acompaña desde el palco.
Y, a un par de temas de concluir la noche, llega el que todos los allí presentes estábamos esperando. Una canción que se viralizó al estar dedicada a una exnovia que tuvo, más que reconocida en nuestro país que, por lo que evidencia, no se portó nada, pero nada bien ni con ella ni con los que la rodean. Aprovecha para pedir a sus seguidores que nunca oculten a la persona con la que están. Que nunca hieran a quienes dicen querer. Y, junto a Carolina, nos desean a los allí presentes que todas las ‘Red flags‘ que alguna vez pasamos por alto a alguien, se conviertan en futuras «green flags» con una persona mejor.
La fiesta concluye con ese aire festivalero, de cañas al sol, música, amigos y playa, que acompañan al dúo. Suena ‘Amor de verano’, canción con la que Marlena se presentó al pasado Benidorm Fest 2024, y la que todos, absolutamente todos los allí presentes, vivimos con ellas.
Como comentaba un poco más arriba, desde Nuevas Frecuencias fuimos sin ningún tipo de idea preconcebida, solo con las ganas de conocer a un grupo que no habíamos escuchado en profundidad y de pasarlo bien. Qué gusto da cuando vuelves a casa, te tiras al sofá y sonríes bien grande al darte cuenta de que te acabas de enganchar a unas artistas que te van a acompañar un buen tiempo. Estamos ansiosas por volver a verlas sobre el escenario y, por supuesto, por escuchar ese disco que ya está a la vuelta del verano.
Mientras tanto, seguiremos bailando esas penas compartidas con Marlena, sin perder la ilusión, siendo conscientes de que las heridas que dejamos atrás pronto cicatrizarán y nos guiarán a un lugar mejor.
En palabras de Ana Legazpi: «Siempre de blanco, nunca de luto». Amén.