Así fue la segunda velada del Jardín de las Delicias 2022

/ septiembre 27, 2022/ Crónicas, Destacados

La magia y la música se unen para despedir el verano en el Jardín de las Delicias 2022

Después de dos años de parón debido a la crisis sociosanitaria provocada por el covid-19, el 23 y el 24 de septiembre se celebró la tercera edición del festival más mágico de Madrid, el Jardín de las Delicias, en el complejo deportivo Cantarranas de la Universidad Complutense de Madrid.

Desde Nuevas Frecuencias hemos tenido el placer de acudir a la segunda jornada del festival, que se desarrolló este sábado 24, abriendo la tarde a las 15:45 de la mano de los toledanos Veintiuno, quienes consiguieron poner a saltar a todo el mundo, incluso teniendo en cuenta la tempranísima hora de inicio. Diego, Pepe, Yago y Rafa, acompañados de su equipo, se pusieron a la altura de nombres más consolidados de la industria, como Rozalén, Dani Fernández o los indomables Miss Caffeina.

No cabe duda de que, desde hace un par de años, están consagrándose en las listas de reproducción de los españoles, a pesar de que, en palabras del cantante y frontman, y desdibujando uno de los versos de ‘Caramelo’, hayan sido «dos años de mierda» para muchos de los oyentes y, quién sabe, quizás también para los músicos.

La primera de las sorpresas de la segunda jornada del Jardín de las Delicias tuvo lugar cuando, en ‘Desvelo’, invitaron a subirse al escenario a Yoly Saa, regalándonos una versión dulce e íntima de una de las canciones de su último disco, «Corazonada» (2021), a pesar de la luz del sol. Esperamos tener la oportunidad de disfrutar de ellos en una franja más acogedora en los próximos festivales.

Seguidamente, un poco pasadas las 16:40, tomó el relevo de la fiesta el sevillano Álvaro de Luna, excantante de Sinsinati, enfundado en una más que adecuada camiseta de ‘God Save the Queen’ de los Sex Pistols. El público estaba impaciente por cantar a todo pulmón los temas del andaluz, y así lo demostraron, coreando sus grandes éxitos, desde ‘Levantaremos al sol’ hasta ‘Juramento eterno de sal’.

Álvaro de Luna fue una gran sorpresa para nosotros, quienes no lo habíamos escuchado en directo antes, no solo por la calidad de su directo, sino también por cómo logra conectar con su público, con su característica sonrisa burlona y sus constantes interacciones con sus seguidores, de los más entregados de la segunda jornada del festival.

Un poco después, en el Escenario Bosque, Ainoa Buitrago nos regalaría una de las mejores actuaciones: acogedora, entrañable y llena de potencia a la vez. El grupo, formado completamente por mujeres, demostró lo mucho que tienen que decir, y que están diciendo al ritmo de sus canciones llenas de fuerza y de mensajes. Sin lugar a dudas, la voz de Buitrago se consagró como la verdadera magia de aquel bosque encantado.

Nos quedamos con las ganas, no obstante, de escuchar una colaboración con los chicos de Veintiuno: ese ‘Parasiempre’ frustrado que, probablemente, por falta de tiempo para cumplir con ambos repertorios, se quedó guardado para un futuro (esperamos que cercano).

Entre las actuaciones de Nil Moliner (que puso a brincar y bailar a todo el recinto, como es característico en él) y de Dani Fernández, en el mismo escenario que Buitrago, se alzaría la bilbaína Maren, una jovencísima artista de tan solo diecinueve años, con una de las voces más potentes que hemos escuchado en lo que llevamos de año. Si tenemos que recomendaros una de sus canciones, ‘Fotosíntesis’ nos dejó con la boca abierta, y la hizo coronarse como nuestra nueva frecuencia.

De vuelta al escenario principal, Dani Fernández entró pisando fuerte, demostrando a todos los escépticos por qué se ha ganado el puesto número 1 en Los 40 Principales, y por qué lleva sonando tanto en las mejores emisoras del país.

Dani Fernández es pasión, es compromiso y es talento. Aprovechó sus minutos de concierto no solo para cantar sus propias canciones (conectando con el público a un nivel más que profesional, que demuestra sus años de trayectoria), sino también para versionar las canciones de otros artistas, como ‘Tiroteo’ de Rauw Alejandro, Marc Seguí y Paul Granch o ‘Supersubmarina’, del grupo homónimo (a quienes echamos de menos a rabiar); además de invitar al escenario a Alberto Jiménez de Miss Caffeina para cantar su sonadísima ‘Grace’.

Esta aplaudida colaboración se repetiría a la inversa cuando tomaron el mando del timón Miss Caffeina, regresando al escenario al ciudadrealeño para cantar ‘Capitán’, emocionando a un público muy propio, muy característico y muy conectado con los creadores de «El año del tigre» (2022). El concierto fue puro sentimiento y emoción. Alberto Jiménez, Sergio Sastre, Antonio Poza y el resto de su equipo siempre demuestran lo impecable que es su trabajo. Desde su puesta en escena, pasando por el vestuario hasta la elección de su setlist y sus colaboraciones, consiguieron que su público se emocionara hasta las lágrimas con ‘Reina’ (la cual cantaron con Rozalén) o con ‘Me voy’, pero también que bailara y cantara a todo pulmón con ‘Merlí’, ‘Mira cómo vuelo’ o con ‘Cola de pez’.

Este concierto fue, probablemente, el más emotivo de la noche. Cantamos a todo pulmón, lloramos hasta sanar las heridas y nos sentimos arropados entre desconocidos. Miss Caffeina crea unión, es un salvavidas, es el abrazo de quien más quieres al volver a casa después de un día de mierda. Es reparación, amor y desahogo.

Pasadas las 22:30 subiría al escenario otra castellano-manchega, la queridísima Rozalén, con su penúltimo concierto antes de su próximo hiatus, y con su humildad, presencia y consciencia social que tanto nos gusta y conmueve. Desde nuestro lado del público sentimos que no todo el mundo se sentía conectado con sus potentes mensajes (quizás por el alcohol, quizás por el frío), que viajaron desde el antibelicismo hasta la situación de los refugiados sin, por supuesto, dejar de lado el feminismo que impregna sus letras y ritmos.

Rozalén dividió su actuación en dos partes claramente diferenciadas: la primera, más sobria, más potente, más consciente, con citas a Cristina Peri Rossi o Miguel Hernández, hablando del exilio, del dolor de tener que dejar todo atrás para sobrevivir, de las heridas abiertas y la falta de amor en un mundo que lo necesita cada vez más. La segunda parte, si bien contó con letras igual de profundas, que gritan libertad y velan siempre por la salud mental, al estar bañada en ritmos más bailables, pareció calar más en un público que gritaba por todos los poros: queremos fiesta.

Como no podía ser de otra manera (y te lo agradecemos desde aquí en nombre de todos los oyentes), terminó su actuación con ‘Agarrarte a la vida’, ‘La puerta violeta’ y con ‘El paso del tiempo’, en un aplaudido canto a la vida.

El festival lo cerraron los esperados IZAL, que se despiden de los escenarios con un repaso a sus doce años de carrera, y con el lanzamiento de su último álbum, «Hogar» (2021). Los madrileños guiaron a sus fans en un viaje por sus grandes temas, como ‘Copacabana’, ‘Pequeña gran revolución’ o ‘La mujer de verde’, acompañándolos de algunos más recientes como el homónimo a su disco de despedida.

Si bien no tuvimos la oportunidad de acudir a todos los conciertos programados por horarios, cabe señalar la presencia de artistas como Paul Alone, Paula Becker, Erre, Adrián Lozano, Rabioc, Juan Valiente e Ivan MG en el Escenario Bosque.

En tanto a la organización del evento, sin duda cumplió con su propósito: sumergir a su público en un bosque mágico, lleno de seres maravillosos gracias a la perfomance del equipo de Pablo Méndez, y con actuaciones del mago Jorge Blass.

En definitiva: desde el equipo de Nuevas Frecuencias salimos encantados de esta segunda jornada del último festival del verano en Madrid, el Jardín de las Delicias, con las pilas cargadas para seguir yendo allá donde nos guíe la música, y sintiéndonos más conectados que nunca gracias a todos los grandes artistas que nos regalaron una tarde inolvidable.

AQUÍ puedes disfrutar de la galería completa de la jornada del Jardín de las Delicias.

+ posts

Vivo por y para la cultura. De pronto me ves en medio de una lluvia de pogos que cantándote las canciones de Nino Bravo. Siempre nos quedará la música.

Compartir esta entrada