Morgan – Hotel Morgan | Reseña

/ enero 31, 2025/ Reseñas

Morgan presenta nuevo disco: Hotel Morgan. Un hotel de lujo con habitaciones de ventanas y puertas abiertas.

Género: Folk, Soul, Rock
Sello: North Records
Fecha de publicación: 31/01/2025

31 de enero, nos reciben en el Hotel Morgan, la invitación decía:

«Es un disco para venir a visitarnos un rato. La próxima parada del viaje. Hemos querido crear un lugar para estas canciones, en el que cada una tenga su sitio, cuente su historia y sea libre en su propio espacio, pero cerca de las demás. Es el hotel desde el que saldremos a tocar. El lugar en el que viviremos, trasnocharemos, descansaremos y soñaremos con lo siguiente. Esperamos que os sintáis cómodos en alguna de nuestras habitaciones y que disfrutéis de la estancia. Bienvenidos.»

El hotel, a la dirección de Morgan (Carolina de Juan, Paco López, Ekain Elorza y David “Chuches” Schultess) fue construido en los estudios noruegos Ocean Sound Studios, a la producción de Martín García Duque (Aurora & The Betrayers, Speak Low).

En primer lugar, uno podría decir que el tercer álbum de una banda es su punto de caramelo, donde existe una consolidación del sonido que se busca, donde las canciones primeras están totalmente asentadas y no se sienten tan lejanas de los nuevos lanzamientos. Uno diría que Morgan estaba en este punto con su último disco, The River And The Stone (North Records, 2021), pero siendo Morgan «una banda que hace canciones y les gusta tocar», uno tampoco debería sorprenderse cuando el conjunto madrileño continúa encontrando sonidos que se incorporan a su identidad de un modo impecable y conforman un disco que está lejos de envidiar a cualquier trabajo anterior. Más bien al revés, se sitúa varios metros por encima, donde el viento sopla veloz y fresco, te absorbe, y no es posible escuchar otra cosa, donde no es posible ver otra cosa que no sea Hotel Morgan.

Este hotel cuenta con 11 canciones, diez habitaciones únicas y un vestíbulo; algunas en español, otras en inglés, un formato que parece totalmente dominado. Un disco lleno de soul, de funk, de rock, de canciones desnudas y otras elegantemente vestidas. Es un hotel al que entrar solo, así que recomendamos escucharlo con auriculares porque sería un desperdicio perderse todos los detalles y arreglos de este lanzamiento.

Llegamos al hotel cansados del ritmo frenético del día a día, y nada más entrar se nos recibe con Intro: Delta, una acogida suave, aunque sobrecogedora, entre los algodones de unos coros y un piano que transmiten la misma sensación que el primer día de las vacaciones tras el último día del último curso, como el primer día después de abandonar un mal trabajo, como la puerta abierta que necesitábamos cruzar.

Seguidamente, Cruel y Error 406 son nuestra llegada oficial a la suite y las canciones que nos hacen entender el tipo de hotel en el que nos encontramos: dos canciones que continúan la tradición americana de la banda, dos piezas que se entienden juntas. La primera una canción que busca la redención y la segunda una canción que acepta las contradicciones dentro de uno, la emoción por el inicio del descanso y el darse cuenta de todo el cansancio acumulado en el pasado, una en castellano y la siguiente en inglés, porque eso es lo que Morgan ha llevado siempre por bandera, hacer canciones con mucho sentimiento.

Continuamos con El Jimador, que devuelve en un renuncio la energía al disco, evolucionando de manera progresiva y llegando al final a veces uno termina por no saber a qué prestar atención por lo increíblemente abrumador del sonido y simplemente cierra los ojos y se deja abrumar. Sin embargo, agotados como estábamos del mundo exterior, nos damos cuenta de que necesitamos parar, y ahí es donde entra la canción más larga del trabajo.

Radio, de casi 6 minutos, merece ser comentada aparte. Comienza con la inercia de su predecesora y la corta de golpe: «No me queda nada más / una imagen un lugar / y ya no importa, ¿qué más da? / aunque no esperaba verlo terminar. / Y en el momento no lo ves / te dejas ir, lo dejas ser / pero cayó la oscuridad / y ya no hay nada que decir o dar». Esta canción, que nos da tiempo para respirar y se presenta como el punto álgido del trabajo, prácticamente a la mitad, es quizá la canción menos convencional con el sonido al que nos suele acostumbrar la banda, pero también es la muestra de que ni Nina ni el resto de la banda se achantan a nada, un tema lleno de dinámicas, que te agarra y se niega a soltarte, que construye repetidas veces un renacimiento, como si la propia canción necesitase volver a intentarlo. Una canción que se va a colocar entre las mejores para presenciar en directo.

Seguimos con 1838, otra canción que se aleja de nuevo de la tradicionalidad e incluye más sonidos electrónicos, muy pegadiza, que encaja bien como pieza sólida, que no sobrecarga ni cansa después de la anterior y que se agradece en este lugar, puesto que luego, Arena, nos devuelve al sonido blues, (mucho más en línea con lo que uno esperaba de Morgan), pero en un formato acústico que funciona brillantemente por sí mismo, y se ve potenciado por la anterior. Dos canciones sinérgicas.

Pyra es la siguiente, una canción muy autosuficiente, muy Morgan, sonido americana, excelente trabajo de la guitarra solista y un broche muy bueno en los coros del final, volvemos a ver el mismo fenómeno, de encajar constantemente sonidos a los que nos tienen acostumbrados, con, de repente, Jon & Julia, otra de las sorpresas del álbum, donde Nina no lleva la voz cantante, sino que se queda en un segundo plano en un tema muy atmosférico, diferente y muy solvente, de voz masculina.

La penúltima canción es Altar, única colaboración del disco, en este caso con el guitarrista estadounidense Steve Hunter, quien ha colaborado en el pasado con artistas de la talla de Lou Reed o Alice Cooper y que realza y termina de rematar el sonido y la identidad del álbum: una casa de habitaciones únicas que se siente novedosa en su construcción, pero hogareña en su fondo.

Al final, llegó el final. Ese es el nombre del último tema, Final, que sirve como canción hermana de la primera, después de haber recargado la energía en este hotel, después de habernos enfrentado a nosotros en unas vacaciones solitarias, nos despedimos más en paz con nosotros mismos con los versos «[…] ahora soy feliz / ciérrame la herida / haz que sólo quede una bonita cicatriz.»

Morgan tiene ya en su página web las entradas a la venta para su gira, que durará, de momento, de marzo hasta junio. Estamos ansiosos por verles en directo con Hotel Morgan, un trabajo, sin duda, sobresaliente.

Foto de portada: Alain Martínez Iribarren

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Siempre miro lo que escucha el del asiento de al lado.

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