Los Zigarros van volando en su paso por el Inverfest 2024

/ enero 13, 2024/ Crónicas

Enero de 2024. Adrián Ribes, Natxo Tamarit y los hermanos Ovidi y Álvaro Tormo, Los Zigarros, convocan a todos sus seguidores en Madrid, en The Music Station Principe Pío, con motivo de la décima edición del festival Inverfest 2024. Una larga fila llega hasta la carretera y dobla la esquina, todos tiritamos y aguantamos el frío con gusto, porque tenemos algo que celebrar, Los Zigarros han vuelto a Madrid en su gira Acantilados, celebrando el lanzamiento de su último álbum, homónimo con el nombre de la gira. Con motivo de su lanzamiento, en Nuevas Frecuencias hicimos una reseña de «Acantilados» que cerrábamos con un «[…] estamos seguros de que tanta velocidad los va a mandar muy, muy alto […]», y es que, precisamente, si hay algo que celebrar con la entrada del año, en pleno invierno, es que la gira Acantilados esté cosechando sold outs a lo largo del panorama nacional, y Madrid no iba a ser menos, con un jueves 11 prácticamente al completo a falta de pocas decenas de entradas y un viernes 12 agotado con solvencia afianzan, una vez más, a la capital como una parada obligada en cualquier gira de estos muchachos.

Ya dentro, rápidamente se hacen las ocho y media de la tarde y se hace el silencio cuando las luces se apagan. Y al levantarse de nuevo cuatro músicos aparecen en el escenario, cuatro diablos —con un Ovidi vestido enteramente de ardiente rojo, incluso— que saben lo que queremos, y nos lo dan: Rock rápido. Esta canción es el salto al vacío durante un set que no da ni un solo respiro, No Pain no Gain sigue y Aullando en el Desierto completa el tridente inicial con tres temas de «Acantilados», y para la cuarta canción, antes de darnos cuenta estamos Cayendo por el agujero, recuperando el primer álbum y recordando que Los Zigarros jamás nos dieron tregua. Fuera nos estábamos congelando, pero pronto nos hemos olvidado ya del frío a fuerza de saltar y bailar.

Natxo Tamarit, animando al público

El público acompaña —acompañamos— durante toda la velada, y no sólo acompaña, sino que la velocidad es tal que a veces se adelanta y alguien se olvida de que en la canción viene un silencio y sigue cantando, despertando risas y sonrisas entre los asistentes y la propia banda. Pero qué decir, todos estábamos hambrientos, y después de saciar las bocas de los amantes de los primeros álbumes continuando con Resaca y Voy a Bailar Encima de Ti, aparece la primera canción de «Apaga la Radio»: Con solo un movimiento, que reza —rezamos—: «Con solo un movimiento / has vuelto a conseguir / que mis pies ya no toquen el suelo […]».

Y no terminamos de flotar porque Ovidi, se sienta en el teclado y con luces más tenues la atmósfera se detiene en Barcelona, porque si alguna canción era capaz de detener dulcemente la inercia que todos llevábamos, era esa. El frontman no se separa del teclado cuando la banda vuelve y continúan con Por Fin’; el teclado nunca ha sido un elemento ajeno en la música de Los Zigarros, pero es un gustazo ver a Ovidi pasándoselo como un niño pequeño apretando teclas, la energía que transmite es tan altamente contagiosa que es normal olvidar que, a falta de tres canciones, casi estamos a mitad de concierto.

Ovidi Tormo, al piano

Hablando de energía contagiosa, Natxo Tamarit (bajista), se queda con la sala con la siguiente canción, ‘100.000 bolas de cristal’, una novedad disco en el álbum «Acantilados» con la que todos se quedan encandilados, y es que el bajista fue impecable a lo largo de todo el directo, llegando el público incluso a corear su nombre en varias ocasiones. Además, no es nuevo decir que las baterías de Adrián Ribes son el otro pilar que aguanta el ritmo frenético de Los Zigarros, unos cimientos que dan una extraordinaria solidez al conjunto y que impiden que nadie en el público se quede atrás, siempre con una sonrisa. Mientras Adrián toca, todos sabemos que hay partido —y Zigarros— para largo. Seguidamente, No sé lo que me pasa continúa con el set y se convierte en un festival de la improvisación por parte de todos que se alarga, y se alarga sin que nadie quiera que termine.

Adrián Ribes
Adrián Ribes (batería) y Natxo Tamarit (bajo)

Entre pitos y flautas —no es broma, hubo una flauta— al terminar la canción presentan de improvisto a la artista Maika Makovski, guitarra en mano, para tocar Si tú me quieres’, junto a Ovidi y compañía. Lejos de bajar el listón, la cantante se apoderó del espectáculo con su canción, cuyo sorprendente, enérgico y divertido solo de flauta dulce entre brincos fue celebrado y aplaudido por todos los presentes; incluso se quedó para Habla, hablar junto a Los Zigarros, a los teclados esta vez, integrándose a la perfección en el show, con una química impresionante entre ella y el resto de músicos, aportando su radiante energía personal a la mezcla que, en suma, gana muchísimos puntos cuando vemos todo el conjunto en directo.

Maika Makovski

Tras la despedida de Maika, con el concierto ya pasado el ecuador, nadie está cansado todavía. A todo que sí, —una de las más celebradas en la noche— golpea y junto a Como quisiera nos brinda un ambiente más sosegado, con una energía más candente que da paso al amargor de Desde que ya no eres mía y después la caña vuelve, primero con Tenía que probar y se eleva hasta su punto máximo con Acantilados —otra de las más celebrada del concierto— antes de la pausa antes del final del espectáculo, dejando a todo el mundo con ganas de más —y más, más, más…—.

En este punto, sería pecado no comentar el excelente trabajo de Álvaro Tormo (guitarra) durante todo el concierto, es de admirar la manera en que defiende su lado del escenario y se mete absolutamente a toda la sala en el bolsillo con momentos brillantes en los que se desvía momentáneamente del sonido que los fans ya traen estudiado de casa y se dedica, igual que su hermano, a pasárselo bien tocando. Es bien sabido que, en lo que respecta a la música en directo, los hay que prefieren cuando el sonido se acerca más a lo que escuchan en casa, pero cada celebración de un solo es indicativo que Álvaro puede ganarse incluso a esos.

Álvaro Tormo

Tras la pausa, es Ovidi quien aparece primero, de nuevo al teclado, para interpretar El monstruo en la que será la recta final del concierto, siendo esta la última canción que escucharíamos de Acantilados. Si algo hay que decir de él, es que es más que solvente en hacerse con toda la atención del público. A lo largo de la velada pudimos ver al frontman tocar su guitarra arrodillado, de pie y en cuclillas, y el teclado tanto sentado como dando brincos; en el concierto no hubo discursos, no sobraron palabras, más allá de las letras, de presentaciones y agradecimientos —valiosos y merecidísimos — al equipo técnico y al resto de la banda, y de alguna provocación animando y jaleando al público madrileño, Ovidi no derrochó palabras, llegó con un objetivo: dar el máximo show posible, y fue disparado hacia él, quemando rueda en línea recta.

Las cuatro canciones que Los Zigarros eligieron para cerrar el espectáculo fueron Apaga la Radio y Malas decisiones, de su tercer álbum, con las que la energía de la sala se restableció por completo, seguidas de Dentro de la Ley y Qué demonios hago yo aquí, del segundo, con las que The Music Station se vino completamente arriba entre saltos manos en alto, llegando por fin al fondo del acantilado en la caída libre que ha sido el paso de Los Zigarros por el Inverfest 2024.

Con un listón tan alto como lo han dejado, avisamos a todos los seguidores que ya han comprado entradas para su gira de la tremenda experiencia que les espera; y a quienes no, apresuramos a que compren, porque Los Zigarros van volando, y no esperan.

Ovidi Tormo
Los Zigarros

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Siempre miro lo que escucha el del asiento de al lado.

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