Hay que saber llenar un estadio y Arde Bogotá lo ha conseguido
No cualquiera llena un estadio, y es que hay que saber llenarlo.
Anoche, Arde Bogotá cumplieron ante 25.000 personas que llenaron el Estadio Ciutat de València. Fue el primer estadio, y los cartageneros lo colmaron con la misma pasión e ímpetu, como lo hicieron ante unas 10 personas hace 5 años en la ya desaparecida sala Wah Wah.
Esta es la recompensa de estos años de trabajo, esfuerzo y dedicación, y de canciones que consiguen que no te muevas en dos horas de tu asiento, sin poder dejar de bailar y sentir las canciones.
El público conectó con todas sus letras, un público de todos los estilos y todas las edades. Por eso, siento que esto es lo que les hace grandes, porque existe una conexión intergeneracional que consigue una comunión única.
La gente se mostraba impaciente, y eso que antes habíamos tenido la oportunidad de disfrutar de la banda Michael Foster, una banda que debemos seguirles el rastro, y este verano tenemos la oportunidad, porque tienen una gira que recorre distintas ciudades.
El particular Centauro presidía el escenario; las imágenes de un viaje llenaban las pantallas mientras Pepe, Antonio, Dani y Jota llenaban un escenario que terminaba en una pasarela que aún conseguía que estuvieran más cerca del público.
Con “Veneno” comenzaron, y así, dos horas de canciones recorriendo su discografía, con un poderío que conseguía enlazar con ese estadio lleno como si estuvieran en una sala.
Uno de los momentos de la noche llegó con uno de sus himnos: Exoplaneta consiguió enmudecer a la banda. Todo el mundo coreaba la letra mientras las linternas iluminaban el escenario.
La emoción se reflejaba en los asistentes, pero también en el conjunto, que sentían ese abrazo del público. Antonio es un frontman que consigue que todas esas masas vibren con la banda, pero llenan el escenario al completo, y lo hace hasta Jota Mercader transmitiendo esa fuerza y potencia con su batería.
A la banda le acompaño un pequeño grupo de cuerdas, para como ellos dijeron una canción que hicimos grande. “Virtud y Castigo” llegó en uno de los momentos más conmovedores, cuándo los cuatro estuvieron al final de la pasarela, sin cantar, tan solo disfrutando de su público.
El concierto terminó con “Cariño”, un tema de su primer disco, que hace que entendamos mejor la dimensión que ha tomado la banda desde que salieron sus primeras canciones. Mi recomendación es que viváis esta gira en directo, porque aunque no es la intimidad de una sala, consiguen acercar al público hasta en un estadio, con la magia de la música y sus canciones.