Las Lucy contra Los Miticos en la Wurlitzer

/ noviembre 15, 2023/ Crónicas

Amor e Ira, las dos caras del punk enfrentadas

La Wurlitzer, para quien no la conozca, es una de las salas más míticas de la capital. Aunque acoge todo tipo de proyectos musicales, en sus paredes se han dado algunos de los conciertos mas locos y marginales que hayan pasado por Madrid. Este 25 de octubre se dio uno que bien podría optar a ese ranking: Lucy + Los Míticos. Lo abrían Los Míticos Hijos de Puta, que en todas las redes lo abrevian a Los Míticos, por razones meramente creativas. Su inicio de concierto me hizo olvidar el frío que había empezado a hacer por el otoño, y pronto los gritos de Jota, el frontman, me dejaron anonadado. Como os digo, pocas salas podrían soportar esa potencia. No era un punk costroso, cargado de consignas y repetitivo. Los Míticos sonaban a un Green Day muy joven, y también eran un power trio. El cantante y guitarrista, Jota, demostraba tener una actitud muy versátil en el escenario. Aporreaba su guitarra, se contoneaba de un lado al otro mientras le decía al micro cosas, miraba a todas partes y controlaba la dinámica del concierto. El centro neurálgico de los pogos, un mullet amarillo que desprendía pasotismo. David, en la otra esquina de la tarima, era un tío más calmado, pero también mas violento. Aunque no saltaba con sus melodías, parecía que su bajo le tuviera miedo. Le hacía los coros a Jota, y animaba al público a volverse loco, pero siempre centrado en sus asuntos, dejándose llevar por el sonido. Impregnaba mucha potencia, tanto con el bajo como con su presencia. Como os decía, Brent en el bajo, un sonido muy similar a ‘Welcome to Paradise‘. Aunque parecía venir del pub rock y del Oi!, con grupos como Ignotus o Decibelios en su sangre, sus líneas estaban llenas de arreglos y quintas, activas. Hacía notarse la púa.

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Y detrás, aunque no mucho, se encontraba Aurelio. Enigmático y refinado en apariencia, el baterista sabía llevar el envite conjunto de Jota y David hacia un derrotero menos intranquilo. Aurelio era ligereza, poseía un repertorio de influencias y conocimientos muy amplio que le permitía fusionar con cabeza y elegir atentamente que detalles conforman al diablo.

Las letras de Los Míticos son sugerentes y divertidas, pero también sus mensajes. Después de ‘Tinder en Urgencias‘, que en Spotify suena a Non Servium casi, Jota quiso dar un discurso muy honesto sobre el amor, el mensaje principal de la banda. Pero el amor tiene muchas formas, así que en otras canciones hablan de guarradas y líos juveniles. La banda trata de hacer llegar positividad en un mundo donde, a mi juicio, hay exceso de negatividad. Supongo que a la gente le gusta encerrarse en su inseguridad y ser borde y negativa.

Para contárnoslo mejor, en una de las canciones se subió El Gavira a cantar su colaboración, ‘Los bordes nunca ganan‘. Aunque hubo algunos fallos a la hora de coordinarse, el mensaje de esa canción es clave y yo siempre la disfruto muchísimo. ‘Juanjo‘, uno de sus temas estrella, fue tan épico que ni Bea Pogos podía aguantar el pogo. Pero me llamó mucho la atención ‘Le reí la gracia a un imbécil‘, una canción del nuevo disco que también viene a hablar del amor, pero del propio, y de respetarse a uno mismo frente a los demás. Todo acompañado de buen rollo y una guitarra de surf rock genial.

El final del concierto se me quedó un poco vacío, pero mantendré que el mensaje de Los Míticos Hijos de Puta es el mejor que pueda haber en la escena underground madrileña. Amor y aceptación frente a un mundo ansioso que drena y compite. Podeís escucharlos en Spotify ya mismo, seguirles en sus redes sociales y echarle un vistazo a su nuevo merch, que lo vi en directo y era francamente genial. Como recomendación, llevaos un ventolín para los pogos. Aunque no seáis asmáticos.

 

Después de un merecido descanso volví a internarme en la Wurli para presenciar a las Lucy. Crecidas en Tiktok, su proyecto ha pasado a cobrar sentido en una dimensión mucho más real. Y tanto que son reales. El punk corre por sus principios, por las letras casi dadaístas, inconformes y provocadoras que escupen, y por sus sonidos agresivos y por sus referencias.

En la esquina derecha, casi como un ring de combate, se encontraba Laura, la guitarrista. Cultivada en el punk tradicional, como Kaos Urbano y Non Servium, sabía muy bien como hacer vociferar a su guitarra. Cargando los rasgueos con indiferencia hacia el mundo, y pisando fuerte la tarima, hacía avanzar a las canciones con violencia. Claudia, en el lado contrario, aportaba el absurdismo a la quintaesencia de las Lucy. Aunque no dudo que es otra punki como Laura, o incluso más, su expresión y su manejo del bajo nos hacían ver referencias mas allá del underground guitarrero. Ella nos contó que a nivel personal se inspiraba mucho en Brody Dall o en LynZ, manteniendo ese toque oscuro, pero desde luego nada simple. Aportaba la coherencia al sonido de la banda, rellenando los huecos y controlando los picos casi sanguinolentos de Laura con riffs consistentes, y sonidos diversos que conseguía sacar a su instrumento a través de sus combinaciones de pedales. Es una pena que el bajo siempre se oiga poco, habría estado muy agradecido de poder haberlo escuchado más en primera plana.

Detrás se sentaba Mencia, a la batería. La más callada de la banda, pero cuando la veías tocar entendías porque era la batería de un grupo de punk. una imagen vale mas que mil palabras, o en este caso, un golpe. Sudando, sin parar, Mencia marcaba el ritmo de las canciones y alternaba patrones variando los temas. Pelo al viento, y que conste que estábamos en la Wurlitzer, por lo que os podéis hacer una idea de su actitud explosiva. Ella nos contaba que prefería componer al libre albedrío, sin fijarse en otros artistas, aunque su predilección hacia Alice in Chain o al hardcore de Gorilla Biscuit y Minor Threat explicaban muy bien su actitud.

Y en el centro se encontraba Neli, la frontwoman. Aunque no iba armada como el resto, la rabia que albergaba dentro y su presencia solventaban con creces el problema. Neli era un catalizador de energía, recogiendo las ascuas del público para encenderlos a todos y ponerles a bailar.

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Sus mensajes, sin embargo, fueron lo que más me llamó a mí la atención. Las letras de la banda están a cargo de ella, y aunque parezca que carecen de sentido, el absurdismo que rozan las Lucy esconde a veces metáforas e ideas muy bien hiladas. La cantante nos contaba que se inspira en artistas como Hole, Colision o Ruinosa y las Strippers de Raholaa a la hora de escribir y componer. Pero posee un background más emo que infunde en la estética de la banda y en algunas de sus lyrics un aire delicado, entre muchas comillas, con referencias como Anna Tsuchiya o Paramore. De hecho, la banda contaba en uno de sus Tiktok que se conocieron a raíz del popular anime «NANA», y el resto es historia.

La realidad es que en directo de emo tenían poco. La potencia de Neli eclipsaba toda posible melancolía que pudiera esconder en su interior, y sus mensajes eran claros. Entre divertidas interacciones, que se asemejan casi más a Tu Madre es Puta o una performance en Callao, como con juegos de disfraces o debates abiertos sobre la tortilla con cebolla, colaban bombas significativas de ideas.

Querría destacar el momento cuando fueron a tocar ‘The Rent‘ de GRLwood, seguida de ‘Desokupa‘, canción propia, y de una adaptación de la oración cristiana del Padre Nuestro, pero colocando el alquiler de antónimo como si de Satanás se tratase. Todo ello precedido por un speech bastante serio y muy poco dadaísta sobre la renta, su efecto abrasivo en las vidas humildes y la injusticia que deriva de su explotación. Ese mensaje venía desde dentro.

Neli estaba exhausta de ser trabajadora, de tener miedo y soportar peso, «cuando no se tiene dinero te quieren echar«. Su grito inmediatamente posterior y estas tres canciones calaron más hondo después de escucharla, de entender la situación precaria, cada vez mas endémica en los jóvenes, y común en los no tan jóvenes, de entender lo que de verdad significa que suban los precios de los alquileres, que los suban, porque no suben solos por ciencia infusa. Que se quiera exprimir a las personas con la necesidad básica de dormir y estar seguro.

Y al parecer no solo Neli lo pensaba, el público contestó esa contundencia con una energía encomiable. Sin embargo, a pesar de que la crítica a la explotación laboral es un mensaje completamente verídico con el que las Lucy se enmarcan, me contaron que su canción ‘Desokupa‘ surgió de manera casi aleatoria en un viaje de gira a Barcelona cuando vieron en la carretera una casa abandonada. Un origen muy propio de “las lucías”. Por cierto, podéis escucharla en Spotify y ver el video en Youtube, es su último single.

Por otro lado, también había canciones como ‘Twitter macarrones‘ o ‘Radiotaxi‘, que o bien son un compendio inexorable de genialidades alegóricas, o un generador aleatorio de palabras. En cualquier caso, desempeñaron su función bien, manteniendo la dinámica del concierto alta. No entendía qué pasaba pero te capturaba, subiendo la velocidad. Al final, de eso va la música.

En otra repetían “con pelos de etarra no se puede vivir, te para todo el día la guarda civil” mientras despertaban carcajadas por la sala. En mi opinión, más que una frase era una confesión personal de algún miembro de la banda, una confesión muy acertada. También tocaron ‘Ya no hay paz‘, una colaboración con Apaxas, cuyo título ejemplifica bastante bien la idea principal de la canción, en línea con la ira que mantuvieron durante el toque. Y desde luego no me puedo olvidar de ‘Desde el Váter‘, un mensaje punk hasta la muerte, mezclado con un tinte escatológico que mejora la combinación de conceptos para llevar la esencia del tema a un plano elevado de la subversión y la marginalidad. Nunca habrá nada mas punki que cagar.

Y cuando parecía que la rapidez y la violencia acababan, Lucy se marcó un encore para cantar ‘Bomba en Malasaña‘, junto a Los Míticos. Ambos grupos se subieron al escenario y se pusieron a tocar, todos. Todos.

@lysxrgide

Claudia enfrentada con David, Aurelio y Mencia compartiendo la batería, Jota y Neli cada uno con su micro y Laura, que es extremadamente punki, con su guitarra preparada para dar caña a las Lucy y Los Míticos por igual.

La contraposición entre el mensaje positivo y la divertida actitud de Los Míticos contra la rabia interna y la esencia reacia de las Lucy. Dos ideas en lucha, odio y amor, que casaban tremendamente bien ahí arriba. Una batalla entre bandas, todo mezclado con música y un último tema explosivo para que la gente liberase la poca energía que les quedaba.

Mas allá del concierto, las Lucy son un grupo emergente que poco a poco se abren paso en la escena local punk, y no tan local. Su actitud graciosa y su estética dark las diferencia bastante de otros grupos, y su amistad interna las mantiene muy cohesionadas a pesar de sus diferentes influencias. Producto de una época líquida y poco fija, las Lucy son un punk absurdista y violento que irá encontrando su sonido y mejorando su performance. Llevan muy poco tiempo y ya han logrado bastante como conjunto, llenando todos sus conciertos y haciendo sudar a todos los que pasan a verlas.

Por ahora, os dejo su Spotify y os invito que las investiguéis un poco en redes. Con ellas nunca se sabe, siempre se viene algo gordo.

@lysxrgide

 

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