Radar Joven 2023: Teo Planell en la Sala Cadavra

/ noviembre 7, 2023/ Crónicas

O cómo aguantarse las lágrimas para que no te vean llorar mogollón de desconocidos

Del 17 al 31 de octubre, la Comunidad de Madrid ha relanzado este año la iniciativa de Radar Joven. Un ciclo de conciertos, muy baratos si eres convencionalmente joven, en el que actúan multitud de artistas y bandas emergentes de una  nueva generación. 60 conciertos en toda la capital en tan solo 14 días, una locura. Y este 25 de octubre, aunque fuera miércoles, actuaba Teo Planell. Imperativo acudir.

El  evento lo acogía la Sala Cadavra, ubicada en pleno Gran Vía, y lo teloneaba Laura Katze, Bueno, como dijo ella, Laura Katze y los gatitos. A los teclados estaba Lidia, en el bajo Joan Vallbona y en la batería Joan Torné, importante señalar los apellidos. Todos venidos desde Barcelona. La verdad que dieron un espectáculo genial, cargado de nostalgia y ternura. Según la canción, la banda se turnaba para darle protagonismo a un instrumento concreto. A veces, Laura y su voz, pero en otros momentos se desplegaban sonidos electrónicos envolventes, osciladores de sábana, bajos saltarines, y lo que a mí mas me capturó: el sonido, o casi ruido, que emitían los platos de Joan.

Era un brillo apagado, casi viejo, pero que le aportaba un gris al conjunto que lo convertían en una mezcla de bedroom pop y shoegaze. Clairo, Judeline o Phoebe Bridgers eran algunos de los nombres que me venían a la cabeza. La unión de las letras con este clímax de sonidos caseros dejaban entrever destellos de amargura en una ternura en calma que inundaba la sala. A veces no se entendía la letra por desgracia, y me dio la sensación de que estaban un poco nerviosos, pero disfruté a solas todas las canciones.

Hay un detalle que no quiero dejar pasar. Algo que no es importante pero quiero compartir. Podríamos denominarlo “fenómeno Joan”. En una de las canciones del setlist, Laura nos explicó que durante toda su vida se había encontrado multitud de veces enredada en situaciones con un Joan. No uno concreto, sino varios, en diferentes momentos. Por supuesto, sin buscarlo, y aun tratando de evitarlo. Es algo comprensible cuando vives en Barcelona, como explicaba ella. Pero es que al venir a Madrid le sucedió lo mismo.

Jamás, y digo jamás, he conocido a un Joan en Madrid. Y el hecho de que ambos el batería y el bajista tuvieran ese mismo nombre me pareció desternillante. La guinda del pastel. Casi parecía estar atrapada en un aleph de Joans, destinada siempre a encontrarse con los Juanes catalanes en donde quiera que vaya. La canción, por supuesto, se llamaba ‘Joan’, y tuve que aguantarme la risa para no molestar a los demás. Me pareció superdivertido.

Por ahora tiene solo dos canciones en Spotify, pero os recomiendo que le echéis un vistazo si os gusta mirar al techo por la noche.

 

Tras un descanso, comenzaba Teo, el joven artista que congregaba a la mayoría del público ahí, en ese sold out. Teo Planell es un alma experimental. Lleva toda la vida conectado al arte y a la música, y desde que ha decidido lanzarse al mundo como músico en solitario solo ha estrenado canciones en el límite. RyB experimental, folk, pop futurista o liminal new wave aerie pop de mi abuela. Tampoco sirve de mucho ponerse a nombrar géneros, porque nos quedamos hasta mañana con todos los palos que toca. La realidad es que su sonido es similar a Bon Iver, Rusowsky y Frank Ocean. Con eso en mente, imaginaos lo que queráis. Y aun así no va a ser suficiente.

Foto de @candid_pht

Su estilo tiene un factor común: es sensible. Parece ser un personaje escrito por una mujer, y sus letras acaban sintiéndose más personales de lo que a uno le gustaría admitir, escondiendo detalles cotidianos en mensajes que a priori son más comunes y aburridos. Sus producciones tampoco se quedan atrás, a cargo generalmente de Roy Borland, se llenan de detalles propios de artistas como JPEGMafia, Glaive, Steve Lacy o Underscores. Una vez más, es un poco ridículo enumerar porque cada canción casi parece de su padre y de su madre. Aunque claramente pertenece a una corriente concreta cada vez mas en auge aquí en España. Caracterizada por ser un pop experimental suave y limpio, y encabezada por artistas como Ralphie Choo, que recién ha estrenado un álbum, o Rusowsky.

Para darle un poco de contexto al concierto, el propio Teo nos explicó a lo largo del evento que estaba preparando un álbum. Durante este último año casi no ha sacado música, aparte de su single ‘JULIA!’. Muchas de las canciones de esta velada fueron inéditas, y pertenecían a este nuevo proyecto que más pronto que tarde verá la luz.

Volviendo a la experiencia en sí, el inicio mismo ya era representativo de su creatividad. Los altavoces dispararon un colchón de armonías que recordaban a los Beatles, mientras Roy se encargaba de las pistas y los efectos, y Tristán se sentaba a los teclados. Teo comenzó a cantar letras que parecían escritas a sí mismo mientras bailaba con carisma en la tarima.

Pero pronto hubo fallos técnicos. La sala no había brillado por su calidad con Laura, pero parece que con Teo había decidido joderle. Tampoco hay que olvidar que sonorizar kilos de reverb en directo nunca es fácil, pero el trabajo conjunto de la banda con el técnico salvaron rápidamente la situación. El propio Teo hizo gala en multitud de ocasiones de una pericia excelente para atajar y distraer al público siempre que había condiciones técnicas “desfavorables”. Me hizo mucha gracia cuando se limitó a decir “Haz caso a Roy”.

 

El ritmo se reactivó. En la segunda canción, un bajo chirriante y muerto se abrió paso, mientras el productor cantaba desde atrás armonías que parecían disparadas por pista. Un efecto vocal que se sentía como si la voz se estallase contra una nave industrial llena de andamios desmontados. Esa canción fue un viaje espacial, aunque como deduciréis, había que volver a bajar el reverb. Después vino ‘JULIA!’, el single que antes mencionamos. Sacó la guitarra, buscó su cejilla un poco nervioso, y de repente todo el mundo se puso a cantar. Para ser la única canción del nuevo disco, tenía buena pinta.

Justo después, comenzó un soliloquio suyo mientras pedía que se cambiasen las luces y se arreglaran algunas cuestiones técnicas. Como os digo, la Cadavra no quería que Teo estuviera a gusto. El humor del artista lo hizo más ameno, y aunque nos sacó de la experiencia de concierto, aprovechó para contarnos sobre su nuevo álbum y sacarnos unas risas junto a sus compañeros. Un trío muy gracioso, con mucha naturalidad. Explicó que las canciones, que estaban aún en proceso de producción y exploración, dependían todavía un poco de las reacciones del público. La que vino justo después me dejó tan hipnotizado que no escribí nada. Creo que eso explica por sí solo mi reacción.

Después, comenzó con ‘sirocco’, una de mis favoritas. El registro agudo a Teo le quedaba mucho mejor, y en esta versión sonaba un sintetizador espacial que encajaba muy bien, aunque se le olvidó la letra. Otra vez, todo un cómico con sus gestos. Y todo el mundo se la sabía. En lo personal, es una de mis favoritas.

Madrugada’, una colaboración con Roy, se abrió paso mezclando la guitarra clásica con el autotune de una manera muy delicada. Me habría gustado que Roy hubiera tenido algo mas de protagonismo en esta, pero aun así fue muy linda.

Luego quiso seguir con ‘Me vas a matar’, un tema que tampoco había salido pero que sorprendentemente se sabía mucha gente. Parecía todo un single, muy estilo The 1975. Pude oir entre el público que “no se podía ser feliz en el concierto de este hombre”. Totalmente de acuerdo, una vez mas las letras rajavenas de Teo nos llegaban a todos. En la siguiente canción, en cambio, el estilo varió un poco. También era nueva, y presentaba elementos de métrica que recordaban al cante o a Ben Yart incluso, rompiendo con tresillos, frases repetidas y preguntas y respuestas, elementos poco comunes en el sonido que venía trayendo.

Foto de @candid_pht

Mi momento favorito del concierto fue con ‘Todo sobra menos tú’. Cuando un artista centra su obra en música triste y suave, definir cuál es la balada resulta bastante difícil. Pero creo, y todo el público coincidía conmigo, que esta podría serlo para Teo Planell. Se volvió a armar con su guitarra, y arrancó todo el dolor que pudo de ella. Fue la más íntima, y tampoco pude escribir mucho.

Aunque hubo mas problemas técnicos y de luces, Teo planteó la recta final del espectáculo para “animar”, entre muchas comillas, la dinámica y el mood de la gente. Entre comillas porque ya sabemos cómo es él. ‘April’ y ‘BB‘ fueron seguidas, dos singles que efectivamente no incurrían en las simas del abismo de la tristeza moderna. Sobre todo ‘BB‘, que es casi hyperpop. Una colaboración con TRISTAN!, que ya estaba arriba en el piano, y solo tuvo que erguirse y ponerse a saltar un poco para que la gente se pusiera a bailar. Yo estoy acostumbrado a conciertos más movidos, así que me sentí un poco más cerca de mi zona de confort. Aun así, puede que le pillase de improvisto y Teo no se lo hubiera dicho, porque no parecía estar muy seguro de las lyrics. En cualquier caso, el público estaba a tope, y el infinito abanico de samples y sonidos de la canción no te dejaban quitar la atención del tema. Entre vítores y aplausos le pidieron otra, porque se acercaba el final.

 

Todos pensábamos que vendría ‘(The Place)’, pero antes nos mostró otra inédita del disco, ‘Como pensarte mal’. Por último, su single mas famoso y también el primero, ahora sí ‘(The Place)’ comenzó a sonar. El sonido folk de este tema, sencillo y honesto, le había llegado a toda la gente, que cantaba con nostalgia la letra. Todos estábamos pensando en algo, algo que no era el concierto ni el aquí y ahora, como si la canción nos invitase a pensar en ese rincón o esa persona que guardamos arriba en la nuca cuando las cosas se ponen feas.

Un broche de oro.

A pesar de ser un formato diferente al que estoy acostumbrado, este trío supo aprovecharlo y hacerme disfrutar. Para mi gusto, todavía queda pulir detalles para adaptar ese tipo de música al directo, ya sea reinterpretando sonidos, o cambiando la disposición y aumentando la formación de la banda. Teo reveló que prefería tocar algunas de las canciones con banda, idea que yo siempre reivindico independientemente del género que se esté interpretando. Pero me di cuenta de algo muy extraño. Durante todo el concierto, y sobre todo en los parones, como os venía diciendo Tristan, Roy y Teo parecían relajados, en confianza. Como si nos hubieran puesto una ventana para ver en secreto sus ratos en privado en el estudio.

Teo les incluía constantemente, parecían tener una misma dinámica. Habían crecido juntos con ese álbum, y con todo el trabajo que llevaban detrás. El artista nos contó que este último año había sido un período de cambio espiritual, de descubrimiento y exploración, no solo a nivel musical. Y no solo para él, sino para los tres. Ahí encontré ese sentimiento de vínculo y honestidad que existe cuando creas arte con otras personas, como en las bandas. Teo Planell no es solo Teo, y los lazos que ha construido con Tristan y Roy desde 2021, cuando se inició en su carrera, suponen los detalles ineludibles que explican su identidad como artista, muy definida a pesar de su constante experimentación. Y, por supuesto, su conexión también fue lo que más me cautivó a mí, como siempre me sucede cuando veo bandas unidas que evolucionan juntas.

La habilidad de Teo Planell, y los excelentes resultados de su creatividad no deberían existir como dibujos vagos en tu cabeza. Corre ahora a su Spotify para escucharle, y saber mejor de lo que estamos hablando. Y hazlo rápido, no vaya a ser que nos sorprenda con el disco antes de lo esperado.

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