Liarse un jueves, a codazos en la Trashcan

/ septiembre 21, 2023/ Crónicas

Concierto de Seymo, Hate Moss y Dear Joanne en la sala Thrashcan, 14 de septiembre

Prevenidos para el pogo, y aun así nadie estuvo preparado. El pasado jueves 14 atendí a una importante cita en el centro de Madrid, por Bilbao. Dos grupos de la escena madrileña y un tercero girando se encontraban esa tarde en una de mis salas favoritas, la Trashcan. El espectáculo daba la talla, y había muchas ganas. Con septiembre siempre retorna la rutina y la gente, los planes y el agobio, el metro y las responsabilidades. Con septiembre retorna el agobio del día a día. Y nada como un buen concierto para liberar tensión. Vaya que si liberé. Abrieron Seymo, una banda compuesta por Celia, Javs y Pablo, ayudados en algunas canciones por un tremendo guitarrista cuya identidad no pude averiguar. Tampoco podría haberla oído, la potencia de esta banda no dejaba espacio para estar pendiente de nada más. Un rock juvenil y enérgico tomo el control del escenario, y la voz de Javs, aparte de su carismática presencia, lograron llamar mi atención con creces. También hicieron sonar un violín, un detalle que no me habría creído hasta el mismo momento en que lo vi, y que ayuda a explicar su buena mano para manejar la dinámica de su show. La banda cuenta ahora mismo con dos singles en Spotify, ‘Vértigo‘ y ‘White Dress‘, aunque a mi gusto no le hacen justicia a su energía en directo. Rompieron el hielo de una manera espectacular.

 

Sin embargo, nada ni nadie podría prepararnos para lo que, en mi opinión, fue el momento mas memorable (y extraño) del concierto. La entrada de Hate Moss. Son un dúo italobrasileño (ya pinta bien) formado por Tina e Ian. Ella, al mando de diversos aparatos del futuro e ideas rompedoras, y él, agarrando con rabia la madera de un par de baquetas dispuesto a descomponer la música en la batería. Sin toms. Y cantando a la vez.

Nada más subirse al escenario pusieron en frecuencia a todo el público, y como guiados por una única onda de radio, todos agitábamos nuestros cuerpos al unísono con los sonidos que disparaban desde ahí arriba Hate Moss. Más de una boca cayó al suelo, acostumbrados a la música orgánica y de guitarras y a la escena moderadamente repetitiva del underground madrileño. Tina controlaba pistas y sintetizadores con un sound design excelente, patrones rítmicos hipnotizantes y entremeses armónicos que acababan por hacer que te perdieras en tu propia nuca. Aunque el protagonista en realidad era Ian. Atrás en el sillín de la batería, cambiaba el 4/4 tradicional que podemos escuchar en estas salas como si fuera coser y cantar. Y tanto que cantaba, mientras marcaba un 5/4 bailable, acompañaba a Tina con armonías preciosas, o incluso tocaba una flauta tradicional que nos contó que era originaria de la región mediterránea. Hablando con ellos después, nos revelaron que se conocieron en Londres, acabaron siendo pareja, y la amplia experiencia del treinteañero Ian empujó a la inexperta pero genia Tina a meterse en la música electrónica. La mezcla del Ableton bien usado, tablas y tablas como baterista y el post-punk y electroclash han empujado a Hate Moss a realizar una gira por Europa que pronto culminarán. Agradecidos con su paso por aquí, os recomiendo su album «NaN» de 2022, y si tenéis la oportunidad, de verles en directo. Nadie pudo escapar de su control remoto sonoro.

Por último, el broche de oro y la razón por la que conocí este concierto, la banda Dear Joanne. Con Ale al bajo, Yeray en las baquetas y Eva al frente del micro armada con una guitarra, esta banda cerraba la velada. Dear Joanne le dan nombre a este artículo. Si en las anteriores bandas todo el mundo estaba dispuesto a saltar y empujarse, con el sonido que trajeron al escenario este conjunto saltar y empujarse pasó a ser una necesidad.

Para que os hagáis una idea, Dear Joanne coloca en el Madrid de 2023 un sonido de punk británico mezclado con una estética del mismo genero en su variación neoyorquina de los años 70. Eva Summers es la definición de una frontwoman, una Joan Jett de los Runaways, o Debbie Harry de Blondie. Su brazo manda y el público obedece, así que si ella le mete un porrazo a la guitarra, tocaba meternos porrazos entre nosotros. Y su voz es exactamente el punto que te obliga a no desobedecer, quebrada pero consistente, gira mucho y mantiene la dinámica en alto, siempre al punto de saturar, pero nunca fallando. Ale y Yeray parecen mas callados, pero ya hablan sus instrumentos por ellos. Sostienen y crean la calidad y mantienen el ritmo garajero explosivo, impregnando cada rincón de la Trashcan con rock.

La banda tiene influencias en The Chats (a gusto personal una de mis bandas preferidas), Destroy Boys o Molotovs, grupos que lideran una nueva ola de punk afilado mas comercial y menos político, pero igual de enérgico que el de antaño. Además, en su setlist incluyeron una cover de The Chats que obviamente tuve que bailar hasta morir. Tenía mis dudas si podría escribir esta crónica, igual no salía vivo.

Lo único malo: no tienen nada en Spotify. Y llevan ya un año llenando salas en Madrid. Cualquier otra cosa que queráis saber, os toca ir a verles en directo.

Fotos de @serxu.jpg

 

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