Autoescuela: “Antes lo apostábamos todo a lo cutre”
Si grabar una entrevista en la mesa empapada del Ovni en hora punta es peligroso, más es no haber escuchado todavía el nuevo disco de Autoescuela
Charlamos con Autoescuela antes de su concierto en la Wurlitzer (Madrid), acompañados de Los Yolos y Sofía. Todos de la familia de Humo Internacional. Sí, la famosa discográfica. Sobre música y amigos, en la salud y en la enfermedad. Con todos ustedes: “MAL”, un disco de Autoescuela.
“MAL” son: “14 canciones sobre caminar por la calle y caerte en una alcantarilla y encontrar otro mundo donde nunca ha llegado la luz” o así lo describen en su Bandcamp. Los asturianos inundan internet desde 2016 con innumerables epés y elepés de pop lo-fi. Canciones brevísimas. Directas. Son herederos de grupos como Ween, con toques más de “barrida pa’ casa” que les hacen hablar de Vicky Martín Berrocal o de Celia.
“Antes lo apostábamos todo a lo cutre. El primer disco de Autoescuela lo subimos a Spotify sin mezclar”, me cuentan. Y es que en el proceso de “MAL”, que ha durado dos años entre 2020 y 2022, les han pasado muchas cosas. Si bien antes subían a internet las canciones según las componían, su método de producción ha vivido una transición con este disco. Algo cansados del cutrismo tal vez, del lo-fi negligente, del DIY más puro. En “MAL”, su forma de componer y trabajar las canciones ha tenido algunos cambios, sin descuidar el carácter original de la banda ni su regustillo raruno de confianza. Autoescuela sigue siendo el primo raro de la familia.
Hay un poco de todo en el disco. Me cuentan que no sabían hacia dónde encauzar el proceso de producción. Algunas canciones las compusieron con su método antiguo, grabándolas en directo, en la habitación, en el local… De todo el álbum, solo dos bases están grabadas en estudio. “Es el primer disco hecho mientras el grupo ensaya”, cuenta Autoescuela. Antes funcionaban a base de ideas esporádicas surgidas al salir de la ducha, o grabando algo espontáneo que se les había ocurrido. “MAL” tiene detrás de sí un trabajo de local, aunque me dicen que es muy optimista llamar así al sitio en el que ensayan: “es un local barra sitio de fumar porros venido a más que tiene una mesa. Todo un espacio de coworking”.
Me hablan sobre sus referencias para este disco. Dicen que han vuelto al post-punk. Pero, ojo, no al gótico. Se ríen mucho, pero van todos de negro. Wire les ha inspirado, igual que Guided By Voices. Ante todo me dicen que les gusta la música y les gusta compartirla entre ellos, que la escuchan y hablan de ella compulsivamente. En “MAL” han colaborado con artistas como Pablo Prisma y las Pirámides y Adios Adios.
El directo de Autoescuela no te pilla prevenido. No estás preparado. Tienen fuerza, son rápidos, letales. No se repiten. Adoptan una personalidad escénica casi esquizofrénica. Son hipnóticos y divertidos. Su propuesta es raruna pero sólida.
Si bien a muchos grupos se les ve venir: enérgicos, sosos, divertidos, radicales… a Autoescuela no. “El directo es un acto físico. Es enfrentarse físicamente a la música”, que dice Santi. Al directo no llevan muchas de sus canciones, olvídate de oír una caja de ritmos o un sinte en un concierto suyo. Olvídate de oír su canción homónima. No la tocan. Está en su top de canciones odiadas. De hecho, como nos cuenta Santi, “Autoescuela ha aprendido a dar conciertos, pero no era una prioridad al arrancar con el proyecto, cuando dimos el primer concierto llevábamos 4 discos”.
Les pregunto por su última obsesión pop y me dicen que el Zelda que va a salir les tiene expectantes. Se frotan las manos. De un artista emergente que admiren me dicen Adios Adios, con quien han colaborado en el álbum y que estrenaba su nuevo disco, “And I’m Done”, en marzo.
Ante todo, si algo hemos comprobado con este disco, es que en Autoescuela no son de estancarse. Tiran para delante. Tienen muchas cosas que decir, buenas ideas y originalidad a la hora de ejecutarlas. No es buena idea perderles la pista ni dejar de escuchar su nuevo disco.