Hayley Williams – Ego Death at a Bachelorette Party | Reseña

/ noviembre 11, 2025/ Reseñas

Género: Pop alternativo
Sello: Post Atlantic
Fecha de publicación: 28/08/2025

Hay algo genuinamente sincero en «Ego Death at a Bachelorette Party», el tercer álbum en solitario de Hayley Williams. Después de dos décadas con Atlantic Records, con quien firmó siendo una adolescente al frente de Paramore, Williams ha conseguido, finalmente, su independencia total. Ahora, bajo su propio sello, Post Atlantic, publica su trabajo más sincero y arriesgado hasta la fecha.

La forma en que decidió lanzar el disco ya era toda una declaración de intenciones. Publicó las diecisiete canciones de forma aleatoria en su web, invitando a los fans a crear sus propias versiones del álbum. Una forma de recuperar la música como experiencia personal. Como ella misma explicó, quería «quitarse esa responsabilidad» de decidir el orden y ver qué hacían los demás con su caos creativo.

El resultado es una mezcla pop-rock que fluye entre géneros. ‘Ice In My OJ’ abre el álbum disipa cualquier duda (de nuevo) sobre el futuro de Paramore: «Estoy en una banda, estoy en una banda», canta al final con ese espíritu punk que nunca ha perdido. Poco después llega ‘Mirtazapine’, una carta de amor a los antidepresivos que, con riffs de guitarra y una melancolía que, debido al tema en cuestión, y los gritos distorsionados de fondo, recuerda al estilo de bandas como Radiohead.

‘Glum’ personifica la depresión con una honestidad brutal, mientras que ‘Love Me Different‘ crea una atmósfera nostálgica de synth-pop. ‘Discovery Channel’, donde Williams reinterpreta el estribillo de ‘The Bad Touch’ de Bloodhound Gang y lo transforma en algo mucho más visceral y sincero.

Pero es en ‘True Believer’ donde las letras de Williams alcanza su punto más álgido. Sobre una base electrónica mezclado con un humor seco, incluso carente de emoción, la canción funciona como una crítica a Nashville en cuanto a temas como la hipocresía del cristianismo sureño. Es un cometario social sonoro, incómodo y necesario a partes iguales.

La voz de Williams actúa como un instrumento camaleónico: dulce e inocente en un momento, visceral al siguiente. En ‘Brotherly Hate’ demuestra su rango vocal completo mientras reflexiona sobre relaciones rotas. Su habilidad para moverse entre la vulnerabilidad más delicada y la ferocidad absoluta es el verdadero hilo conductor de un disco que, si bien a veces puede sentirse algo fragmentado, consecuencia de haber sido lanzado en una colección de singles, nunca pierde autenticidad.

‘Parachute’ cierra el álbum con una metáfora perfecta: la idea de caer esperando que alguien te atrape, solo para darte cuenta demasiado tarde de que deberías haber llevado tu propio paracaídas. Es un final agridulce para un viaje que transita sin complejos por la rabia, el amor, el empoderamiento y la depresión.

«Ego Death at a Bachelorette Party» es el sonido de una artista que finalmente solo responde ante sí misma. Imperfecto, ecléctico, a veces desconcertante, pero siempre genuino. Williams ha cambiado la seguridad de una gran discográfica por la libertad creativa absoluta, y el resultado es un disco que suena exactamente como debería: libre, caótico, vivo. En una industria obsesionada con los algoritmos y las métricas de reproducción, este álbum es un recordatorio de que la mejor música todavía nace desde un lugar más visceral. Y eso, francamente, se agradece.

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1995. Escucho música y traduzco cosas. También colecciono vinilos y beanies.

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