Wolf Alice se estrena con ímpetu en La Riviera

/ noviembre 4, 2022/ Crónicas, Destacados, Galería

La banda británica sacudió Madrid este 2 de noviembre en un concierto conmovedor

Desde las ocho de la mañana, los primeros fans impacientes esperaban en La Riviera la llegada del grupo británico con la esperanza de poder hacerse alguna foto con los integrantes y conseguir sus firmas. Algo que lograron a lo largo de la mañana gente procedente de todo el país que había viajado para ver al grupo, junto algún que otro británico e incluso un joven italiano con el llamativo plan de seguir a la banda durante su gira europea. Muchos veían a Wolf Alice por primera vez, otros ya habían podido disfrutarles en el festival MadCool o como teloneros de Harry Styles este verano. El pistoletazo de salida de la mano de los teloneros Shanghai Baby empezó a calentar el ánimo y los oídos del público. Ade Martín, cabeza del grupo, mostró la particularidad de un sonido duro y marcado que tanto la voz como las guitarras reflejaban a través de canciones como ‘Congratulations‘ o ‘10 minutes‘  influenciadas por bandas como The Strokes.

Tras este calentamiento era el turno de Wolf Alice, compuesto por Ellie Rowsell (voz y guitarra), Theo Ellis (bajista), Joff Oddie (guitarra) y Joel Amey (batería). Decidieron abrir el escenario con ‘Smile‘, canción de su último disco «Blue Weekend», logrando atrapar al público desde las primeras notas envolventes en la intro del bajo de Theo. Las guitarras duras seguirían acompañando la canción posterior, ‘You’re a Germ’, volviendo a los sonidos agresivos de su primer disco «My Love is Cool». Tanto el guitarrista como el bajista buscaron animar el ambiente con una energía arrolladora, y tras unos minutos ya tenían a toda la sala cantando cada una de sus canciones a pleno pulmón. En su conjunto, lograron crear una atmósfera digna de un grupo de rock alternativo con personalidad. Ellie cantaba y se movía por todo el escenario con una mirada imponente mientras que el bajista no paró de transmitir la potencia de los riffs de las melodías a base de patadas en el aire.

La mejor descripción de su puesta en escena es la gran destreza que tiene la banda para moldearse continuamente en un constante ritmo de altos y bajos. Prueba de ello fue su canción ‘Play The Greatest Hits‘, con una velocidad frenética en la que el público no paró de saltar entre la voz aguda desgarrada de la cantante y el sonido potente de la guitarra y batería. Un caos controlado en el que también hubo lugar para algunas risas cuando al final de una canción el bajista sacó una botella de vodka dándole un sorbo para luego pasársela a Ellie, quien se unió a la causa. Entre varios «Gracias Madrid» y múltiples sonrisas con guiños, la banda fue poco a poco relajándose, y pudo observar que su obsesión por el perfeccionismo había dado fruto ante una sala entregada. Con un sonido muy trabajado y difícil de describir, cada uno de sus temas representan diversas influencias que van desde el funk rock de ‘Visions Of  A Life‘ hasta el noise pop-rock con sus guitarras distorsionadas. Todo sin olvidar el manejo de registros más melódicos con los que varias canciones del último disco como ‘Delicious Things’ han ganado el corazón de sus fans.

Ellie prosiguió este viaje lleno de emociones con baladas como ‘Hard Feelings‘. Sentada al borde del escenario e iluminada por un foco mientras toda la sala estaba a oscuras, dejó hipnotizada a toda una sala en la que retumbaba la suavidad de la guitarra que le acompañaba. Quedaban ya las últimas canciones y la gente no dudó en abrir un gran círculo central para hacer un pogo que veía su máximo esplendor cuando los riffs grouges de las guitarras rompían con la voz salvaje en el gran tema ‘Giant Peach‘.  El público no quería que la pausa del encore fuera silenciosa y aclamaba más canciones. La respuesta de Wolf Alice estuvo a la altura en un cierre que recuperó la calma con ‘The last Man on Earth’  con la ayuda de un magnífico piano que llenaba de intimidad el contacto artista-público junto a una suave y dulce voz que ponía los pelos de punta por su profundidad. Los últimos gritos de emoción se los llevó su gran éxito ‘Don’t Delete The Kisses’ creando una atmósfera llena de fulgor en la que las voces de la sala se juntaban al unísono para cantar sobre el amor, las dudas y los besos.

Si de algo no hay duda es del alcance de esta banda que va creciendo a medida que pasan los años, ganando admiradores con un directo que supera la perfección de los discos grabados en estudio. Solo queda desear que esta actuación en La Riviera sea la primera de muchas y que la próxima vez sea, tal vez, con un nuevo álbum bajo la manga.

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Intento de filósofo apasionado por la música

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