Sum 41 y Simple Plan incendian el WiZink Center
Los dos grupos canadienses, Simple Plan y Sum 41, se complementaron a la perfección este 27 de septiembre con un único objetivo: hacer arder el WiZink Center en una vuelta a sus tiempos de juventud rebelde. Mientras que Simple Plan como invitado especial puso la mecha, Sum 41 la prendió con una actuación llena de energía.
Tras la actuación de Cassyette como teloneros, la pista y los asientos se llenaban casi por completo para ver en primer lugar a Simple Plan. Durante una hora la banda aprovechó cada segundo para deleitar al público con sus canciones más reconocidas. Empezando con ‘I’do Anything, Shut Up!‘ y ‘Jump‘ consiguieron los primeros saltos y brazos al aire. El cantante Pierre Bouvier desde un principio fue muy comunicativo expresando numerosas veces su amor por España. Un amor que quedaba claro con una perfecta ejecución de sus temas ‘Jet Lag‘ y ‘Welcome to my Life‘. No obstante, fueron algo tímidos con sus últimas composiciones tocando solo una canción (‘Iconic‘) de su último álbum en la actuación. Esto no pareció disgustar a una audiencia nostálgica que quedó satisfecha con ‘Summer Paradise‘ entre numerosos grandes globos que sobrebolaban la pista. Tras una triada de canciones recuperadas de otros grupos (‘All Star‘ de Smash Mouth, ‘Sk8er Boi‘ de Avril Lavigne y ‘Mr. Brightside‘ de The Killers), finalizaron su paso por el escenario volviendo a la calma con ‘Perfect‘.
Llegaba el turno de Sum 41, quienes en cuestión de minutos convirtieron el WiZink en un infierno entre columnas de fuego y humo junto a guitarras más pesadas. Con un público ya animado con la anterior actuación, Sum 41 abrió su setlist con ‘Motivation‘ dejando entrever desde un primer momento la calidad de sus riffs y la frenética fuerza del batería. La celebración de los veinte años de sus dos discos “All Killer, No Filler” y “Does This Look Infected?” prosiguió con sus clásicos ‘The Hell Song‘ y ‘Over my Head‘, los cuales incitaron a los asistentes a llenar la pista de diferentes pogos. Ahora bien, también hubo cabida para temas de otros discos como fue el caso de ‘We’re All to Blame‘, una balada con tintes de metal que tuvo un gran recibimiento por parte del público. Por otra lado, más allá del frenético pop-punk, el cantante Deryck Whibley ponía en primer plano su voz con suaves y melancólicas melodias como ‘Pieces’ o ‘With Me‘. Sin duda, estas canciones contrastaron al completo con la vitalidad de ‘Makes No Difference‘ y ‘Summer‘, temas de la más vieja escuela que hacían retroceder el tiempo hasta el año 2000. Este rápido recorrido histórico discográfico llegó a la cúspide con sonidos algo menos antiguos de 2011 y 2016 con ‘Screaming Bloody Murder‘ o ‘War‘ en la que guitarra y teclado se fusionaban para encontrar sonidos más maduros y limpios.
El espíritu libre y joven de la banda estuvo presente en el escenario con un juego veloz sin pausa de la mezcla entre ‘My Direction‘, ‘No Brains‘, ‘Rhythms‘ y ‘All Messed Up’. Todo ello sin dejar de lado sus grandes éxitos como ‘In Too Deep‘, ‘Fat Lip‘ y ‘Walking Disaster‘, que hacían saltar al público poco antes de acabar la gran noche con el acústico de ‘Best of Me‘. Definitivamente, los dos grupos lograron estar a la altura de las expectativas demostrando que el paso de los años no son un límite, sino una oportunidad para seguir brillando.
Intento de filósofo apasionado por la música