Diamante Negro y Bernarda la sala Copérnico de Madrid

/ mayo 20, 2024/ Crónicas, Destacados

El grupo barcelonés se une a Bernarda para presentar su último trabajo «La náusea» en la capital el pasado 18 de mayo

El sábado pasado pudimos asistir a un concierto muy esperado en la capital, que sirve de homenaje en cierto modo a un concierto de los mismos grupos que sucedió en marzo del año pasado en la sala El Sol. Hoy tanto Diamante Negro como Bernarda han dado el salto a una sala algo más grande. 

El concierto forma parte del ciclo de salas Sound Isidro patrocinado por Vibra Mahou, que se celebra en Madrid entre el 4 de abril y el 22 de junio en diversas salas de la capital.

Aunque a juzgar por el orden del cartel la inmensa mayoría de los asistentes pensaron que Diamante Negro actuarían en segundo lugar, se repitió el orden de actuaciones de su concierto conjunto el año pasado y avisaron sólo un poquito antes de que iban a tocar primeros.

Diamante Negro lo conforman Benoît (voz y bajo), Lucas (guitarra) y Pol (batería), y llevan componiendo desde antes de 2019, año en el que sale a la luz su primer EP «Mercurio Retrógrado». A este trabajo le sigue «Cortes», su segundo EP de 2020 y su primer gran LP «Deseo querer» (2021). Tras tres años de singles, finalmente nos presentan su último larga duración. El sonido sigue en la línea de lo que siempre han brindado, un estilo pop-punk en el que las guitarras y los gritos tienen un papel esencial detrás de letras con las que es fácil identificarse.

Abrieron el concierto con ‘KEXP’, tema clásico de su primer EP. De las cuatro canciones que componen su primer trabajo contamos también con ‘Si tú te vas’, más avanzado el concierto. La noche continuó con una mezcla muy bien ejecutada de temas de su primer álbum y del más reciente, sonando de manera alterna canciones como ‘Mes pagat’ o ‘Mira, sí’ (2024) y otras como ‘Viernes’ o ‘Poliamor’. Para esta última, contamos con el primer invitado al escenario de la noche: Beto, bajista de Niña Polaca e Hipergéminis en su proyecto personal. 

Escuchamos también ‘All I really want is you’, de su último álbum, que mezcla inglés, español y catalán. Se echaron en falta, eso sí, algún que otro tema íntegro en catalán como ‘És cert’, que no sonó. Sí que pudimos disfrutar en esta primera recta del concierto de ‘Vista desde la ventana en Le Gras’, otra de sus canciones que podríamos considerar ya como un himno y en la que Benoît animó al público a cantar varias veces la icónica frase “no puedo ser fan de ningún grupo, ya solo escucho la mierda que escupo; me da vergüenza reconocerlo, solo mis temas me ponen cerdo”.

Para la segunda parte del concierto se subió Xiri, guitarrista de Alavedra, otro grupo barcelonés con quienes comparten varios temas. Benoît abandonó su instrumento para terminar lanzándose al público en los hombros de un colega mientras toda la sala coreaba la canción. Fue evidentemente para tocar ‘Sale mal’, uno de sus temas conjuntos. Xiri no repitió en ‘Olvídate de mí’, su otro tema en común que sonó más adelante.

Fue tal la emoción en ‘Sale mal’ que se rompió una cuerda de guitarra, truncando un poco la escaleta del concierto. Y es que Benoît intentó aprovechar el intervalo para hacer un hueco a esas canciones que no habían podido entrar en la setlist, intentando tocar un poco de ‘Lo entiendo’ mientras Lucas le cambiaba una cuerda a su guitarra. No consiguieron hacer ambas cosas a la vez, pero al menos así pudo cantar una versión acapella de ‘Luz de gas’.

Una vez solucionado el problema con la cuerda, retomaron con temas como ‘Centro’, ‘Futuro incierto’ o ‘Club Caribe’, un tema casi instrumental con un riff más que reconocible. Contamos también con su cover de la artista Amaia Romero, una versión punk y marronera de su ‘Quedará en nuestra mente’ que han incluído en «La náusea». Terminaron suave con ‘Si estás aquí’, para la que una persona del público se subió al escenario.

Tras Diamante Negro fue el turno de Bernarda, que traen un estilo bastante distinto al del primer grupo pero que combina muy bien. Bernarda es el nombre artístico de ​​Bernat Cuyàs, que presenta un proyecto personal acompañado de una banda conformada por instrumentos desde batería, bajo y guitarras hasta piano y un saxofón. Sacó su primer single en 2021, ‘Plastic’, al que le han seguido gran cantidad de singles, incluyendo una colaboración con Yung Prado en ‘Ya no me importa nada’. Hasta 2023 no ha publicado un larga duración, ‘Mi amor por ti’, compuesto por trece canciones entre las que encontramos todos los singles publicados previamente y algún tema adicional. Podríamos definir su sonido como ‘jazz indie’, mezclando influencias de estilos muy distintos donde podríamos encontrar pop, punk, funk o incluso rumba.

Abrieron con ‘Llumí’, uno de los primeros temas del artista, que está íntegramente en catalán. Le siguieron otras canciones como ‘Tq’ o ‘Antoniet’. Pero la noche se animó especialmente con ‘Figaflor’, una canción que no encontramos en su Spotify pero que fue coreada por todo el público; aunque pareció ser que no todos sabían lo que decía la canción, que con ritmos de rumba repetía su título una y otra vez. Resulta que figaflor significa breva en catalán, y es la flor de la primera cosecha de una higuera. Lo típico de corear en una sala de Moncloa a las diez de la noche un sábado.

Pero desde ‘Figaflor’ el concierto sólo fue hacia arriba. Para la próxima canción, ‘Mi chica’, se subió una gran parte del público al escenario a darlo todo con su melodía pegadiza.

Después del subidón hubo intervalo con una flauta travesera, seguido por temas como ‘Amor de verano’ o ‘Baby’. Uno de los últimos temas de la noche fue ‘Corazón roto’, su colaboración con Carlotta Cosials (Hinds), que, a diferencia del año pasado, esta vez no pudo subirse al escenario con Bernarda. ‘Corazón roto’ puede ser de las canciones que más ganen en directo; de las que más cambian, pasando de esa versión casi acústica que está en las plataformas a un hit multi-instrumental que gana una fuerza inmensa. Tras ello, cerraron la noche con el tema que da título a su LP, ‘Mi amor por ti’.

Ambos grupos demostraron tener un sonido impecable, que no abandona la línea de lo que nos demostraron el año pasado en la sala El Sol, pero que mejora siempre aún más.

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