El Kanka presenta con emoción su nuevo álbum
La sala, espaciosa y con luz, está totalmente llena. Las personas charlan y miran de reojo al frente. Allí, en el escenario, algunas plantas, hojas marrones sobre el suelo y una butaca rodean al micrófono y el espacio vacío tras él. Alumbrado por casi todos los focos, acentúa la ausencia y la espera. Al final, a la segunda cerveza de muchos de los presentes, aparece El Kanka entre el público y se hace el silencio al escuchar un largo «bueeeeeeno» desde el micrófono.
Así comenzó el pasado jueves la presentación de «Cosas de los vivientes», el nuevo disco del malagueño Juan Gómez Canca, más conocido como El Kanka. Publicó en 2018 el que era hasta ahora su último disco, «El arte de saltar». En estos cinco años ha realizado numerosas giras, un EP – el «CanEPé»– y tres temas sueltos, de la mano de una pandemia y situaciones difíciles. Hace casi un año decidió parar. Pero su espíritu inquieto le llevó durante la pausa a grabar un disco. El jueves lo presentó con la emoción del padre que reúne a la familia alrededor de su recién nacido.
En el showcase cantó seis canciones del nuevo disco, con la comedia de quien charla con sus amigos e improvisa alguna que otra canción. Recorrió desde su ‘Autorretrato’ con tintes de blues hasta su primer tema de desamor, ‘Canción de adiós’, que interpreta en el disco junto al grupo de música folclórica Fetén Fetén. No es la única colaboración del disco: también destaca la voz de Silvana Estrada. Tampoco olvidó tocar ‘No se dice suerte’, una canción de tonos andinos que dedicó a todos los músicos; ‘Youtuber’, un “bachodoble” (como él llama al cruce de bachata y pasodoble) lleno de ternura; ‘Vente a vivir conmigo’, una de esas canciones de El Kanka con «más letras de la cuenta» (según él mismo); y, por supuesto, el tema que da nombre al disco, ‘Cosas de los vivientes’. Entre risas explicaba cómo lo escribió en un piso 40 como vía de escape a su miedo a las alturas: «me voy a poner a componer porque siento que voy a morir en cualquier momento«. La canción es una oda a la vida: «habla de que, pese a las muchas cosas desagradables que tiene la vida, que son muchísimas y variopintas, yo, aun así, no me moriría«. Musicalmente, se trata de un homenaje a Extremoduro, una banda a la que el cantautor siempre ha admirado. Según sus palabras, «es como si el Rober fuera más optimista«. Y no faltó la pausa reglamentaria para afinar su guitarra, su única compañera en este escenario.
Cerró el showcase con tres de sus canciones míticas, que, como decía él, «ninguna es antigua, porque soy extremadamente joven». A petición del público, tocó ‘Volar’ y ‘Querría’, y puso el lazo final con ‘Qué Bello Es Vivir’, haciendo corear al público como lo hizo en su día Freddie Mercury. Su conexión con los oyentes era excepcional. Con naturalidad y ternura disfrutaba del grupo de «canarios» que se unió a sus silbidos, y de los versos a coro que llenaban aquella sala íntima, con una fuerza que tomaba por sorpresa a veces al malagueño. A ratos, el público callaba y permitía que Juan cantase sus letras más íntimas.
Con la risa traviesa de un niño y los consejos de un anciano, El Kanka parece tener palabras para todos. Y la taquilla lo nota: ya se han agotado las entradas de su tour en cinco ciudades y se ha añadido une nueva fecha en Murcia. ¡Date prisa para conseguir tu entrada! Y si la espera se hace muy larga, puedes escuchar y desgastar «Cosas de los vivientes», disponible en plataformas desde el pasado viernes. Ponte los cascos y déjate abrazar.
Foto de portada de Alan Nartikoev