Aiko el grupo y Pipiolas: crónica de un futuro anunciado

/ febrero 8, 2023/ Crónicas, Destacados

El pasado 5 de febrero, Aiko el grupo y Pipiolas me demostraron que se puede hacer un concierto un domingo por la noche, y que se puede hacer bien. Unieron sus repertorios en el Lula Club y pusieron así un contundente punto y final al Inverfest. Las jóvenes revelaciones de Elefant Records transformaron la víspera del lunes en un cúmulo de talento. Comencemos por Pipiolas, que abrieron el concierto.

La sala estaba un poco entumecida; entre las charlas distraídas se mezclaban grandes artistas como las Ginebras. La banda bajó, preparó sus instrumentos y apareció, al fin, Paula Reyes seguida de Adriana Ubani. Y empezó la magia. Porque la formación de estas músicas en arte dramático no cayó en saco roto, me sorprende que no hayan sido contratadas aún para ningún musical. Unieron las melodías, el baile y el carisma para ofrecer un espectáculo que no se quedó corto de energía.

Con las primeras notas de ‘Club de los 27’ el público terminó de despertar y se hizo con la pista. Esta canción y sus dos minutos escasos fueron todo un viaje: corear con ilusión las primeras líneas, gritar con rabia «estás muerto y resucitado / El dolor te hace mucho daño» y acabar con los brazos en alto y las letras «¿y ahora qué hacemos? ¿Qué se puede hacer? / ¿Y ahora qué vamos a hacer?». Y sentimos la satisfacción del clímax final de un concierto. Pero esto solo acababa de empezar. Una hora pasó sin darnos cuenta. Las canciones se intercalaban con bromas y consejos amorosos. Mostraban una seguridad impresionante, teniendo en cuenta su corta carrera musical (de apenas un año). Se divertían como dos niñas que muestran a su familia el espectáculo que han preparado y la ternura entre ambas era palpable. Dieron una definición perfecta de su dueto: «amigas que hacen cosas juntas» y ya está, sin más pretensiones. Tampoco faltaba complicidad con la banda, con la que intercambiaban bromas y risas.

No faltaron las canciones nuevas. Entre ellas, ‘Romancero propio’, que podremos escuchar en plataformas este mes de febrero. Su estribillo puede convertirse en un himno para muchos oyentes: «¡solo quiero diazepam!». Removieron la pista con ‘No soy un chocho’. Junto a ellas, bajamos todos hasta el suelo y saltamos con el estribillo explosivo. También cantaron ‘Perdón por ser tan sexy’ junto a su autor Grande Amore, una actuación fresca, pícara y muy divertida.

Y llegó el final del concierto. Adriana preguntó al público quién tenía ansiedad, una gran parte levantó la mano; quién tenía pareja, pocos brazos se alzaron. Ella rió y dijo «chicas, qué mal estamos». Con el estribillo descorazonador de ‘Narciso’ rompieron una piñata que esparció confeti y pañuelos por el escenario. Los últimos, para todo menos para llorar por desamor, dejaron claro: «¡que nadie vuelva a llorar por su ex!». Y cerraron el concierto junto a la actriz Begoña Vargas –amiga del dúo– con ‘Domingo raro’. Todo un final de liberación. Un concierto fruto, como dice Elefant Records, de «unos diamantes aprendiendo a brillar». Aprendiendo bien rápido.

 

La noche fría de domingo se había transformado en un viernes de verano. Y entonces llegaron Tere (guitarra y voces), Lara (guitarra y voces), Bárbara (teclado y voces) y Jaime (batería y voces), integrantes de Aiko el grupo. La gente se agrupó y con Mozart de fondo realizaron su bajada celestial al escenario. Vimos cuatro personalidades muy distintas: desde la camisa desenfadada, hasta el vestido de cuento de hadas, pasando por el negro gótico. Pero, de alguna forma, se complementaban muy bien. Hubo un silencio y unos segundos después comenzó un pogo que no dejó de crecer. El carisma de este grupo es hipnótico. Cada una de sus canciones emanaba energía. El público no paró de bailar, saltar y cantar. Pero no podían alcanzar el nivel de Tere, que recorría el escenario entero con una explosión de emociones. Tras solo dos canciones, su pelo despeinado ya se pegaba al sudor de su frente. En la pista, un chico navegaba sobre el mar de manos al ritmo de ‘Romantinski’; y los asistentes utilizaban el escenario como oficina de prendas perdidas.

También hubo momentos para respirar. Entre canción y canción, las integrantes de Aiko el grupo explicaron lo especial que era para ellos tocar en Madrid, su ciudad de acogida. Hicieron alguna parada emotiva con ‘Nacimiento, Guerra, Paz y Amor’, una cover de Steven Universe, y con la que consideran su única balada hasta el momento: ‘Por qué no dices la verdad’. El grito catártico del público con la línea «estoy genial» debió de llegar a Callao.

Tocaron su nueva canción, ‘Peñacastillo’, para la que Tere pidió que le subieran un poco la guitarra –un buen tráiler de la energía que venía–. Y no faltaron sus himnos, como ‘Sexo Fender’, ‘Toro’, ‘Amigos para nunca (confía y te la lían)’ o ‘Me parece muy fuerte’. Todos ellos con letras pegadizas como la de ‘Truchita (nunca volveré!!!!)’: «Y cuando te vayas / yo ya no estaré / y cuando me vaya / nunca volveré». Tampoco faltó ‘Niños furbito y niñas lo que sea’, una canción divertida que trata, para ellos, una época fundamental de nuestra vida. La terapia siguió al baile en ‘Si me conoces tanto (¿por qué me haces sufrir?)’: «Y aunque tú me hagas feliz / aunque no quiera soltarte / he aprendido que estoy mejor así, sin tí». ‘A mí ya me iba mal de antes’ cerró el concierto. Nuestras voces se unieron y, por un momento, nos rodeó una burbuja insonorizada. Terminamos todos mezclados, coreando «prefiero tener suerte a tener buen corazón». Tengo la certeza de que pronto veremos a estas jóvenes de Pipiolas y Aiko el grupo en los grandes festivales, cerrando sus conciertos con ‘Narciso’ y ‘A mí ya me iba mal de antes’. Solo que, esta vez, la burbuja insonorizada la formarán cientos de personas.

Vídeos de Franco Higa (@franco_higa) y foto de portada de Raquel Calvo (@dondeestamipollo)
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