MEGALØPOLIS – Vampire Orgies | Reseña

/ octubre 22, 2021/ Reseñas

La nueva banda de Berlín ofrece su oscura visión del amor en un álbum debut plagado de detalles a nivel de producción y con una interesante mezcla de géneros

Discográfica: Autopublicado

Lanzamiento: 22/10/2021

Género: Post-Punk, Indie Rock, Stoner, Dream Pop

 

 

 

 

Hablar del amor es fácil, ¿verdad? Describir cómo tu cuerpo se comporta de manera extraña cuando piensas en esa persona, recordar esos momentos en la playa, con el sol rozando el horizonte y la brisa acariciando la piel de ambos. Bueno, quizá no todo el amor sea así. Quizás hay cosas que no se cuentan o quizás hay gente que vive este espejismo de manera distinta. Desde Berlín nos ha llegado un mensaje más caótico, siniestro y perturbador de todas estas emociones y quizá sea interesante pararse a escucharlo.

MEGALØPOLIS, una banda procedente de distintas partes del mundo que se ha unido en esta urbe alemana, se estrena de forma oficial con ‘Vampire Orgies’, su primer disco. Sus pasados singles, que comenzaron a salir hace casi un año, nos dieron pistas sobre qué podíamos esperar en su trabajo completo, pero la realidad es que la sorpresa ha sido mucho mayor. Con una fuerte alma post-punk pero con dejes de indie rock, de stoner e, incluso de dream pop, esta banda ha reunido todos los recursos disponibles para crear un auténtico viaje por el lado más oscuro del amor. 

El disco comienza con la melodía reconocible de ‘Slither’, el tercer tema compartido por la banda lanzado como un single. El grupo decide alejarse de la idea de intro tradicional para sumergir al oyente directamente en su sonido envolvente. Manteniendo estos tintes de post-punk e indie rock que apreciaremos a lo largo de todo el disco, así como la sonoridad tan pegadiza, el tema destaca por ser mucho más brillante que el resto de temas. La voz femenina del grupo se encarga de llevar el compás rodeándose de los instrumentos, que la apoyan y le dan fuerza. Las guitarras y la batería mantienen un ritmo constante mientras que el bajo, sobresaliente e híper inteligente en casi todo el álbum, comienza a hacer sus propias cábalas que concuerdan a la perfección. La letra de la canción, preparándonos para los continuos viajes líricos que el oyente vivirá durante el disco, moldea una ligera idea de la fascinación de los espectadores ante las series, los shows y las películas, que no se preocupan por lo que hay detrás. Solo queremos entretenernos, no preocuparnos.

 

Con ‘Sundown’ bajamos levemente el ritmo, así como la presencia de los instrumentos, que pasan a tener un papel más secundario. Aquí parece que comienza la verdadera historia de amor, que, como no podía ser de otra manera, roza la tragedia. Cargada de nostalgia y melancolía, una voz masculina despunta por encima de cualquier sonido. Seguimos manteniendo un ritmo pegadizo, ahora más oscuro y misterioso, pero que nos incita a seguir escuchando. Comenzamos a apreciar el uso de más efectos en las guitarras, además de algún sample y notas de sintetizador. La voz, que se mantiene protagonista, hjace uso de un reverb que llena la sala para después mezclarse consigo misma y llegar hasta la segunda mitad de la canción , donde ahora, más desnuda y con un registro distinto, nos introduce hacia un solo sencillo pero llamativo. El resto de instrumentos mantiene una posición monótona pero segura, recreando una canción que choca con la anterior pero que encaja. La parte final se convierte en una orgía de sonidos distorsionas y voces de todas las procedencias que callan de pronto para dar paso al tercer corte.

La tercera parada del disco no hace otra cosa que volver a sorprendernos. Cuando pensábamos que el álbum podría enfocarse en un tono concreto, el grupo se cambia de vestuario y se presenta como alguien distinto en ‘Black Bikini’. Una percusión y una melodía que se mueve entre un sonido caribeño y la intro de un programa infantil -con ese bajo tan presente- se tornan poco a poco en una canción dream pop plagada de detalles. Es en este punto del disco donde nos paramos a pensar en qué sólo llevamos 3 canciones y que el camino puede ser increíblemente sorprendente. La dos voces se complementan en una historia de amor moderno que complementa la tragedia que describía la canción anterior. Un bikini negro, una tarde en la playa y dos enamorados. A veces no se necesita más.

 

Volvemos a retomar el sol del atardecer y el post-punk más clásico con ‘Drugdealer’. Un tema lleno de matices, donde los ritmos de la batería y el bajo vuelven a crear un ambiente idóneo para que las dos voces hasta ahora reconocidas se junten y compartan la letra del tema. Como en cortes anteriores, vemos como el tema progresa y cambia completamente: las melodías se vuelven súbitamente más angustiosas para, de nuevo, brindar paz al oyente. Un juego constante de cambio de melodía que consigue crear un tema que te mantiene alerta. Para mí, uno de los temas más fuertes en cuanto a composición, pues su calidad se mantiene constante a pesar de los continuos giros de guion que encontramos a lo largo de los minutos.

Entramos en terreno conocido con ‘Insomnia’ y ‘Surfer Boy’. Los dos primer temas que la banda lanzó hace casi un año resumen a la perfección todo lo que este grupo quiere crear. El primer tema, bajo un suave balanceo de 6/8, sirve de relajación para todas las emociones vividas hasta este punto. A pesar de subir de intensidad en el estribillo, el tema se mantiene coherente, con detalles como los cambios de voz y, de nuevo, los sintetizadores y la ristra de instrumentos que acompañan. Una buena canción de presentación del grupo que también funciona bien en esta mitad del disco. En cuanto a letra, una nueva carta de amor, donde las eternas noches acompañan al desolado protagonista que envidia al viento por acariciar la piel de su amante.

En segundo lugar tenemos a ‘Surfer Boy’, otro de los temas con más calidad de todo el proyecto. Los desvaríos de la voz masculina casi ronzando el spoken word se contrarresta con un estribillo ultra pegadizo a la par que siniestro. Un tema corto, de menos de 2 minutos de duración, donde el grupo hace un auténtico despliegue de recursos, manteniendo el tema central del disco en cuanto a la lírica y los sonidos propios del resto de canciones.

 

Encaramos la recta final del disco con la canción que da nombre a este trabajo. ‘Vampire Orgies’ sigue la estela de los anteriores cortes, excepto que aquí el bajo tiene mucho menos protagonismo, la guitarra juega entre punteos y la voz se divierte por detrás. Sin embargo donde, reside la verdadera calidad de este tema es en los pequeños puentes entre las partes de la canción. El tema se vuelve mucho más atmosférico y denso y te atrapa con una red de guitarras llenas de distorsión y una percusión mucho más angustiosa. La letra de este tema describe un curioso momento que todos hemos vivido: querer besar a alguien sin saber si es lo correcto, sin saber si ese beso es deseado. Otra cara de las historias de amor que no siempre se tratan como deberían.

‘Stand In Line’ vuelve a dar protagonismo a la voz femenina, que comenzando con una guitarra acústica, encara una canción rápida y entretenida. Sin duda lo más destacable de todo el tema es el estribillo, que amplifica todo lo que aparentemente estaba dormido durante la canción. A pesar de encontrarnos con una buena canción, da la sensación de que baja demasiado la emoción de los pasados temas, y parece que no termina de encajar en esta parte del disco. Es un buen corte, pero sin momentos realmente destacables que difuminan un poco la calidad de esta segunda parte del álbum. 

Ahora sí, nos paramos delante de ‘Black Bikini II’. Este final tan brillante en cuanto a idea y oscuro en cuanto a sonido es posiblemente el tema más interesante de todo el disco. Tratando de dar origen a ese personaje tan misterioso que salta entre las letras de las canciones, el grupo saca a relucir todo su arsenal de medios para hacer una cover de sí mismos en una versión alternativa de su tercer tema. Toda la atmósfera se vuelve oscura y a todo lo explorado ahora le añadimos más sintetizadores, riffs de música stoner, mucho más reverb y hasta sonidos de campanas de iglesia. La batería se apodera de un sonido más electrónico, con continuos fills y una caja que recuerda a la electrónica de varias décadas atrás. El tema, todavía tenebroso, comienza a subir de intensidad a la par que aumenta la oscuridad alrededor. El contraste con la primera versión es impresionante. Seguimos encontrando los rasgos característicos del grupo, pero se van transformando y radicalizando. De pronto, como si de un grupo black metal/dark synth se tratara, el blast beat y la voz casi gutural cierran un tema inquietante y sublime. 

MEGALØPOLIS ha conseguido hacer algo realmente complicado. Lanzar un primer disco con tanta calidad a nivel de composición y producción y que mantenga un sentido y una coherencia en cuanto a la letra no siempre puede salir bien. Para nuestra suerte, el resultado es más que notable.  A pesar de encontrar cierta inestabilidad o ausencia de grandes momentos en algunas canciones, la sensación general es que el grupo sabe muy bien qué es lo que buscan con su música. A veces, pecar de variedad puede convertir el trabajo en una amalgama extraña de sonidos inconexos, pero es de admirar cuando se sabe hacer de la manera correcta. El estilo general del disco, muy en auge en los últimos años en la música más undergound, puede ser muy favorable para un grupo de la calidad de MEGALØPOLIS. ‘Vampire Orgies’ es un poemario de nueve piezas llenas de ilusión, confusión desesperanza, deseo, nostalgia y oscuridad que recrean una auténtica experiencia que trata de dar voz a todas las caras del prisma del amor. 

Puedes escuchar ‘Vampire Orgies’ aquí
https://megalpolis.bandcamp.com/album/vampire-orgies

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Perdido entre las melodías del post-rock, pero aquí hemos venido a hablar de todo.
Batería, redactor y obsesionado de la música.

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