Explosión de energía y ritmos: Crystal Fighters arrasa en el WiZink Center
Ayer, 22 de octubre, Crystal Fighters conquistó el WiZink Center con una noche llena de energía, ritmos vibrantes y una conexión indescriptible con el público. La banda británica, famosa por su fusión única de indie, electrónica y sonidos étnicos, demostró una vez más por qué sus seguidores en España los consideran una familia. Desde el primer acorde hasta el último, el concierto fue una celebración colectiva que dejó una huella imborrable en todos los asistentes.
La velada comenzó con un aperitivo de lujo: Siloé, la banda vallisoletana, fue la encargada de abrir la noche. Durante aproximadamente 30 minutos, ofrecieron un set lleno de energía, interpretando cinco temas: ‘Sangre en las venas‘, ‘La niebla‘, ‘Reza por mí‘, ‘Que merezca la pena‘ y ‘Si me necesitas llámame‘. La respuesta del público fue impresionante, pero el momento cumbre llegó con ‘Todos los besos‘, donde el WiZink entero se unió para cantar a coro, creando una atmósfera mágica y emotiva.
Para mí, y probablemente para muchos de los que estábamos allí, Siloé fue un descubrimiento esa noche. No conocía a la banda antes de verlos, pero tras su actuación quedé completamente enamorada. Su humildad y carisma, sumados a la fuerza de su música, hicieron que el público conectara instantáneamente con ellos. Antes del concierto, compartieron unas palabras de agradecimiento y admiración hacia Crystal Fighters por la oportunidad de abrir el show. Aunque no quisieron acercarse al camerino para pedir fotos y molestar, fue la banda británica la que se acercó a ellos con mucha cercanía y naturalidad, demostrando el respeto y la camaradería que se tienen entre artistas que comparten la pasión por la música.
Crystal Fighters tomó el relevo y convirtió el WiZink en una auténtica fiesta desde el primer tema. La banda, que se formó en Londres en 2007, ha construido su identidad a partir de una fusión de géneros que combina el indie y la electrónica con sonidos tradicionales del folk vasco. De hecho, abrieron el concierto con la txalaparta, un instrumento de percusión similar al xilófono, construido con madera y tocado por dos personas situadas una frente a la otra. Ese sonido único marcó el inicio de un viaje musical que fusionó culturas y estilos, mostrando la esencia de la banda.
Para mí, Crystal Fighters es mucho más que una banda. Entraron en mi vida y en mi corazón en 2012, y desde entonces siempre que he podido he ido a verlos en directo. Hay algo en su música que va más allá de las palabras: logran crear un ambiente de buena energía que envuelve a todos, y cada concierto es una experiencia única. Sus canciones llegan al corazón porque nacen del corazón, y eso se nota. Fusionan desde el amor y el respeto músicas étnicas, y cada vez traen nuevas vibraciones y sonidos, incluso con remixes de sus propios temas que dan un aire fresco a sus grandes éxitos.
La vocalista femenina de la noche fue Queen Kaltoum, quien dejó al público sin palabras con su poderosa voz y carisma arrollador. Su linda energía contagiosa y presencia escénica hicieron que cada canción se sintiera aún más vibrante y emotiva, destacando especialmente en temas como ‘Love Is All I Got’ y ‘You & I’.
La banda hizo un recorrido por sus grandes éxitos y temas nuevos, incluyendo canciones de su último álbum, «Light + Space», lanzado en 2023. Con este disco, Crystal Fighters ha demostrado que su esencia sigue evolucionando, pero sin perder sus raíces sonoras: ritmos tribales, sintetizadores envolventes y una energía que trasciende géneros. A lo largo de la noche, sorprendieron al público con remixes de sus temas clásicos, que aportaron frescura y dieron una nueva vida a hits como ‘Follow‘, ‘Love Natural‘ y ‘I Love London‘. Esta combinación de lo familiar con lo nuevo mantuvo al público en constante movimiento, bailando y cantando de principio a fin.
La versatilidad de los músicos fue otro de los puntos fuertes del espectáculo. Ninguno se limitó a un solo instrumento, y esa flexibilidad y movimiento continuo se reflejaron en la energía del show. Jason Condison, el baterista, mostró una increíble destreza y fue clave para mantener la intensidad de la noche, especialmente durante las canciones más movidas. Drew Wynen, el guitarrista, aportó riffs electrizantes que añadieron una capa extra de energía a cada tema, demostrando su talento y conexión con el resto del grupo. Especialmente destacable fue el momento en el que tras hacer que el concierto “se terminaba” y volver a entrar a tocar los últimos temas, Gilbert Vierich, uno de los fundadores de la banda, se sentó a tocar la batería mientras Jason se convertía en el animador de la noche, dirigiendo al público con una energía contagiosa. Esta dinámica sorpresa dejó claro que, para Crystal Fighters, el escenario es un lugar de libertad y expresión, donde todo puede suceder.
El concierto estuvo lleno de momentos memorables. Con ‘Love Natural‘ y ‘I Love London‘, el WiZink se convirtió en una pista de baile desenfrenada, mientras que temas como ‘Bridge of Bones‘ y ‘You & I‘ ofrecieron momentos más íntimos, donde las luces de los móviles iluminaban la sala creando una atmósfera mágica. El carismático vocalista, Sebastian Pringle, no dejó de interactuar con el público, hablando en un español con un fuerte acento inglés pero muy encantador. «Siempre digo que es un milagro estar aquí, y este momento solo va a pasar una vez. Los amo tanto,» confesó en uno de los momentos más emotivos de la noche, arrancando gritos y aplausos del público.
Lo que nace del corazón se siente y se transmite, y eso es algo que Crystal Fighters logra de manera única. La música traspasa todas esas barreras y nos conecta los unos a los otros, y anoche, en el WiZink, esa conexión fue más palpable que nunca.
Cuando parecía que la fiesta llegaba a su fin, la banda hizo el amago de despedirse, pero rápidamente regresó para interpretar dos temas más que desataron la locura. Primero, ‘Be Alone,’ un tema cargado de intensidad que mantuvo al público cantando y bailando. Y finalmente, el cierre fue con la icónica ‘Plage‘, la canción que muchos esperaban y que se convirtió en el broche perfecto para una noche inolvidable. Todos los músicos regresaron al escenario para una última celebración, y la alegría era palpable. «Madrid, ¿vamos a la playita o qué?«, bromeó Sebastian al despedirse, dejando claro que su conexión con el público español es algo muy especial.
Crystal Fighters ofreció una experiencia espectacular que superó todas las expectativas. Mostraron una vez más que no solo son músicos, sino creadores de momentos únicos. Con una esencia que sigue evolucionando sin perder sus raíces, la banda sigue fiel a sus sonidos característicos, mezclando percusiones que van directo al alma con ritmos eléctricos que te invitan a bailar. Anoche, el WiZink fue testigo de esa magia, y el público salió con la promesa de repetir cada vez que la banda regrese. Porque si hay algo que quedó claro ayer, es que Crystal Fighters tiene un hogar en el corazón de sus fans españoles, y en el mío también.