Jorge Drexler: calma y poesía en las Noches del Botánico

/ agosto 1, 2021/ Crónicas

Jorge Drexler trajo calma a Madrid por segunda noche consecutiva. Lo hizo ante un público que llevaba tiempo esperando su regreso.  Dos colores: blanco y negro’ sonaba en las Noches del Botánico. El pistoletazo de salida para un concierto de dos horas en el que nos habríamos quedado para siempre. «Te hemos echado de menos, Jorge»., le gritaban desde los asientos. «Y yo a vos también», respondió el cantante. 

“Es una alegría tocar en mi casa», dijo antes de seguir con ‘La milonga del moro judío’ y ‘Pongamos que hablo de Martínez’. Al acabar, sin menospreciar la «vocación percutiva» de los allí presentes, nos propuso un acuerdo: “cambiar las palmas por las castañuelas”. Así, podía escuchar mejor a Borja Barrueta, que le acompañó a la percusión y nos marcó el ritmo a seguir para acompañar, y no entorpecer, la música de Drexler.

Llegó ‘Inoportuna’ para recordarnos que la vida no para, ni espera, ni avisa; y que no somos más que una gota de luz o una estrella fugaz en ‘La edad de hielo’, donde todo estaba en calma, como no podría se de otra manera, con Jorge Drexler haciendo música. 

Vimos a un Jorge cercano, que hablaba con nosotros y escuchaba y respondía a intervenciones anónimas, que se preocupaba por saber cómo estábamos y por si escuchábamos bien desde todas partes en un espectáculo en el que el productor de sus últimos discos llevaba las riendas en la mesa de sonido. Se oía de maravilla.

En las dos horas de concierto, dejamos al mundo fuera y Drexler nos dio una noche de ‘Asilo’ en el regazo de sus canciones. «Es una noche muy especial». dijo justo antes de continuar con ‘Guitarra y vos’; demostrando que, con ese poema hecho música ,y en ese momento, no precisábamos más que a él y a su guitarra acústica. 

Llegó ‘Toque de queda’, aunque todavía nos quedaba un rato para volver a casa. Pese a haber sido compuesta en honor a un pueblo de Segovia, Sepúlveda, ha tomado otro significado en los tiempos que vivimos. Le acompañó Leonor Watling, la segoviana que le llevó por primera vez al lugar protagonista de la historia. «Lo bueno de que Jorge sea Uruguayo es que no sabía eso de que de Segovia, ni la mula ni la novia; y esta noche puedo darle un beso de parte de vosotras y vosotros y vosotres», nos dijo Leonor antes de comenzar a cantar con su pareja.

A continuación, ‘codo con codo’, planeada para ser tocada en un concierto que nunca fue, antes del confinamiento. Entre medias, la indispensable ‘Al otro lado del río’ y después ‘Sanar’, un tema que dedicó a los sanitarios y a todos aquellos que estuvieron en primera línea; y también a un médico que había estado entre el público la noche anterior, y había sido invitado de nuevo esa noche, por haber tenido que ausentarse para atender una urgencia de otro de los asistentes de ese primer concierto en Madrid. 

Le acompañó más tarde su hijo Pablo, que antes había sido telonero a disfrute de los más puntuales. Con él interpretó ‘High and Dry’ de Radiohead. Luego ‘Los transeuntes’, ‘Bolivia’ y ‘La trama y el destino’, dedicada esta última a Leonor Watling, que estaba ya entre bambalinas. «Amar la trama más que el desenlace», cantaba Drexler mientras anunciaba que el final estaba por llegar. Antes de despedirse, cantó ‘telefonía’ y ‘silencio’. Después se fue y el público se fundió en un aplauso.

Pero no, aún no había acabado. El broche de oro llegó cuando Drexler volvió y presentó a Gospel Factory con quienes cantó por primera vez sobre un escenario su último tema ‘La guerrilla de la concordia’, una canción que habría levantado al público de su sitio, de no haber habido medidas Covid. Al acabar, el cantante pidió repetirla otra vez. «La cagué como unas cuatro veces. ¿La podemos hacer una vez más?». Por supuesto, nadie le dijo que no. 

«Gracias por la paciencia», dijo al acabar esa improvisada segunda oportunidad. Y nos regaló dos más. Primero ‘Sea’ y después, sin duda, la más esperada, ‘Todo se transforma’, que nos recordó que algo bueno habríamos dado nosotros a cambio para recibir a Jorge Drexler en la noche de viernes a la que ponía fin esa última canción.

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